03 -hydra

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La pelirroja se acomodó en su asiento. Miró por el espejo y decidió hablar.

–¿Dónde aprendió a robar autos el Capitán América?

–El la Alemania nazi. —Contestó Steve con la vista fija en el camino.

El cartel de "Bienvenidos a Nueva Jersey" apareció frente a sus ojos.

–Y es un préstamo. Baja los pies del panel. —Natasha miró a Steve y bajo su pierna derecha lentamente.

–Muy bien, te tengo una pregunta que no tienes que responder. Aunque, si no la respondes, responderías igual.

–¿Qué? —Steve respondió cansado.

–¿Ese fue tu primer beso desde 1945? —Una sonrisa pícara apareció en el rostro de ella.

–¿Fue tan malo? —Steve trató de reprimir cada sentimiento pero su voz salió, igualmente, algo extraña.

–No dije eso.

–Suena como eso. —La interrumpió.

–No es verdad. Me preguntaba cuánto habías practicado.

–No hace falta.

–Claro que sí.

–No fue mi primer beso desde 1945. —Natasha sonrió y volvió su mirada al camino.— Tengo 95 años, no estoy muerto.

–¿No encontraste a nadie especial? —Bromeó ella. Steve soltó una risa seca.

–Lo creas o no, es difícil encontrar a alguien con una historia similar.

–Está bien. Puedes inventar algo.

–¿Cómo tú? —Los ojos azules se posaron sobre Natasha unos segundos.

–No lo sé. La verdad depende de la situación. No es lo mismo para todo el tiempo. —Relamió sus labios con su lengua— Y yo tampoco.

–Es un modo difícil de vivir.

–También es un buen modo de no morir. —Justificó.

–Es difícil confiar en alguien que no sabes quién es realmente.

–Si. —Dijo con la mirada perdida.— ¿Quién quieres que sea?

–¿Qué tal una amiga? —Natasha negó divertida.

Un auto negro de vidrios blindados los adelanto rápidamente, a una velocidad excesiva. Natasha entrecerró los ojos y sonrió.

–Puede que estés en el rubro equivocado, Rogers. —Steve miró a los ojos de la chica y suspiró.

. . .

Steve estacionó la camioneta frente a una reja. Un auto negro se encontraba a unos metros y una chica de cabellos rubios se encontraba sentada en el. El rubio frunció el ceño, aún más cuando Natasha se acercó a ella.

–Te extrañé. —Ambas se abrazaron.

–Es aquí. —Amber afirmó mirando a Steve.— Capitán America, es un honor.

–Gracias. —Steve se acercó para estrechar su mano.— Steve Rogers.

–Lo sé. —Una sonrisa preciosa adornaba el rostro de la agente K.— Lo he estado siguiendo últimamente.

–¿Qué?

–Por razones totalmente profesionales y algo personales también. —Natasha rodó los ojos y negó con su cabeza.

STARK; avengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora