final

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Extendí mi mano que sostenía una maleta llena de ese dinero que tanto me costó conseguir.

—Un millón de euros en efectivo. Ahora dame a mi hijo— demandé.

Drew sonrió complacido. Tomó la maleta y se la dió a un hombre vestido de negro que estaba a su lado— Tengo la dirección de tu casa, lo digo por si el dinero no está completo— avisó.

Rodé los ojos— Entregame a mi hijo— repetí.

—Está bien— sonrió simple.

Los nervios me carcomían por dentro. Solo pensar que habían lastimado a mi hijo me dolía con fuerza.

Los nervios se concentraban en mi barriga logrando que temblara y sintiera ganas de salir corriendo, pero no lo iba a hacer, no estando​ tan cerca de Andrew.

De la camioneta negra que estaba a sus espaldas salió un hombre que jalo con fuerza un pequeño brazo.

No deje que la furia al ver que trataban a mi hijo como si se un animal se tratara me cegara, ya que el alivio que sentí al ver a mi hijo sano y salvo fue más fuerte que cualquier otra cosa.

Claro, sano y salvo ignorando los múltiples moretones y su ojos vacíos.

Solo ver aquellos ojos tan tristes, que solían estar llenos de felicidad, logró hacerme sentir mucho peor de lo que me sentía antes.

Todos las noches sin dormir, preguntándome dónde estaría, todos los hombres que me follaron, todas las lágrimas que salieron de mis ojos... Tuvieron sentido al sentir ese alivio.

Coloque una​ rodilla sobre el piso, y en el momento en que me vió corrió a abrazarme.

Lo rodee con toda la fuerza que mis brazos me permitieron, probablemente haciéndole daño.

Nunca más iba a dejarlo ir, nunca más dejaría que nadie le hiciera daño.

Le habían quitado las alas, pero yo le enseñaría a volar sin ellas.

Sentí mi hombro mojarse por las lágrimas de Andrew, y solo entonces me di cuenta de que yo también estaba llorando.

A mi alrededor pude escuchar a los policías que contacté confrontandose con Drew — que no sabía que estaban ahí —, pero ni siquiera me moleste en prestarle atención.

Me separé un poco para mirarle a la cara, con mis pulgares secando sus lágrimas— ¿Estás bien?

Negó con la cabeza, aún llorando— ¿Por qué dejaste que me dañaran?— me cuestionó con la voz rota.

Oh, su voz. Antes era un sonido tan familiar pero en ese momento me brindaba una tranquilidad extraordinaria.

Me mordi el labio inferior— No, mi amor, luché mucho para que duraras el menor tiempo posible ahí— aseguré.

Miró a sus espaldas. Drew estaba siendo esposado por un policía.

—Vamos a casa— pidió.

—Claro, pequeño. Todo lo que tú quieras— le sonreí.

∆∆∆

Andrew se encontraba llorando en mis brazos.

Apenas nos montamos en el carro de Zayn — el cual solo manejo en emergencias — me dirigí al doctor, con la mirada cuestionable de Andrew al notar que no nos dirigíamos a la casa sobre mí.

Había pasado siete días en un lugar desconocido donde le pudieron hacer cualquier cantidad de monstrocidades y ahora lo iba a llevar al docto. Es algo que él odia, pero tenía que estar seguro de que se encontraba sano. En esa semana le pudieron hacer tantas cosas para perjudicar su salud...

rockabye »ziamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora