|| HADES || RM & TÚ || [Segunda Temporada] || TERMINADA ||

Capítulo 10

Parte 1/2.

*Narra (tn)_____*

- ¿Dónde estabas?- Yoongi estaba comiendo su salmón y me miró con desagrado.

- ¿Importa?- dijo.

- Soy tu esposa, claro que importa.- crucé mis brazos.

- Como sea.- siguió comiendo.

Yoongi había estado extraño desde que se encontró conmigo en el restaurante. Ni si quiera me saludó, llegó directo a la mesa y pidió la carta del menú. Me ha estado hablando de una manera grosera y estoy a punto de explotar.

- Sabes qué.- dije mientras me levantaba.- Me largo de aquí.

Yoongi tomó brazo en cuanto pasé a su lado, deteniéndome.- ¿A dónde vas?

- ¿Importa?- lo imité.

- Soy tu esposo, claro que importa.- imitó mis palabras.- ¿A dónde vas?

- A la habitación.

- ¿A dónde más?- insistió.

- Saldré a conocer la ciudad.- mentí. Me había propuesto que el día de hoy iría a ver a Namjoon, o al menos intentaría verlo.

- Le diré a Damian que te acompañe.

- No necesito de perros falderos.- hablé molesta.- Puedo cuidarme sola.

Yoongi bufó y apretó más mi brazo.- Obedece.

- No.- dije.- Siempre te obedezco, es hora de que también me obedezcas.- Yoongi enarcó una ceja y me jaló hasta que caí a su regazo.- ¿Qué haces?

Los comensales nos observaban y susurraban.

- ¿No puedo hacer esto con mi esposa?- susurró en mi oído haciendo que mi piel se erizara.

- Yoongi, por favor...- tragué en seco.

Yoongi acarició mis muslos delicadamente, subiendo sus dedos hasta mi abdomen.- Sé que te gusta- me sonrió maliciosamente.

- A veces tus cambios de humor me joden.- agregué molesta y levantándome.

- Voy a confiar en ti.- dijo.- Pero cualquier cosa sospechosa, no dudes en llamarme o llamar a Viktor o  Damian.

Sonreí y brinqué como una niña de cinco años. Besé a Yoongi.- Gracias.

- Aún no termino.- habló ronco.- Más tarde me las cobraré en la cama.- volvió a besarme y me dejó ir.

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Había cambiado totalmente mi atuendo. Tomé una falda negra, una camisa blanca, un abrigo del mismo color que la falda y unas botas cortas de tacón alto. Tomé mi pistolera y la puse en mi muslo derecho. Escondí mi arma ahí, tomé mi bolso y bajé a recepción. Yoongi estaba con el gerente, hablando de yo no sé qué y en cuanto me vio, me escaneó de pies a cabeza.

- ¿Saldrás a conocer la ciudad con eso?- más que pregunta parecía reproche.

- ¿Qué tiene de malo?- me crucé de brazos.

- Sabes que no me gusta que vistas con falda.

- No seas exagerado Yoongi.- dije.- No pasa nada.

- Te pedí un taxi.- cambió de tema.- Vendrá en cinco minutos.

- Gracias amor.- sonreí falsamente y le di un beso en los labios.

El chofer hizo su aparición en recepción buscando a la persona que solicitó sus servicios. Yoongi hizo una seña y el chofer se acercó.

- ¿Solicitaron mi servicio?

- Sí.- habló Yoongi.- Llévela a donde ella quiera y mantenga su distancia de mi esposa.- esto último lo recalcó.

El hombre asintió y nos dedicó una sonrisa. Me despedí de Yoongi y salí junto al chofer. Me abrió la puerta trasera del auto y subí. Arrancó.

- ¿Cuál es su primera parada señorita?- el hombre me miraba por el espejo retrovisor.

- Nordstan.- dije.

- ¿Quiere conocer la ciudad y quiere ir a un centro comercial?- preguntó irónico.

Lo más irónico en este momento, era que Yoongi se había tomado la molestia de mandar a hablar a uno de sus compradores de cocaína en Gotemburgo para hacerse pasar por un taxista. Si creían que estaba cayendo redondito en su estúpido plan, estaban muy equivocados.

Benjamin, como se hace llamar el sujeto, es uno de nuestros clientes más frecuentes en compra de cocaína y por supuesto, Yoongi trata a cierta parte de nuestros compradores, mientras que yo administro la otra. Me di la tarea de investigar a nuestros clientes por si se llegara a ofrecer la oportunidad de conocerlos en persona y no me equivoqué.

El hombre se estacionó en la entrada principal del gran centro comercial. Salió y abrió mi puerta, ayudándome a bajar.

- La esperaré en el estacionamiento que está en el sótano.

- Gracias.- dije.- Espero no tardar en las tiendas de ropa.- sonreí y él asintió, llevándose el auto al estacionamiento.

Entré al centro comercial con mucha tranquilidad hasta llegar al corazón de este y ponerme a correr con demasiada dificultad por culpa de las botas. Llegué a una salida alterna, miré si no se encontraba Benjamin o alguna persona sospechosa y salí corriendo de ahí. Crucé la calle con un grupo de turistas que admiraban la arquitectura antigua de los edificios. Después de caminar un rato con ellos, me separé y caminé por una calle no muy transitada por peatones. Un taxi venía hacia mi dirección y levanté mi mano para pedir la parada, este se estacionó cerca de la acera y entré.