XVI

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Capítulo 16:
El banquete

Caminé entre la gente sin saber bien hacia dónde dirigirme. Theo me seguía el paso. Miré al azar algunas caras alrededor y todas me veían como si tuviera tres cabezas con cabellos de diamante o algo por el estilo.

Qué lástima si querían ver algo especial, porque lo más especial que tenía era el vestido prestado.

A medida que avanzaba, observé el lugar. Un salón rústico, pero muy elegante. Piso de roca oscura y paredes de una fina madera clara. Un techo tan alto podría alcanzar tres pisos. Había mesas redondas con mantel verde repartidas por todo el salón y mucha vajilla con toques plateados encima.

Todos vestían increíblemente elegantes. Las mujeres de Séltora llevaban unos vestidos hasta los pies que las hacían ver aún más altas y esbeltas. En su mayoría eran morenas preciosas, al igual que los hombres.

Me posicioné en la periferia del salón, escondiéndome, intentando que las personas dejaran de mirarme y rogando por pasar más desapercibida.

La imagen de mi familia hizo que me removiera. Los necesitaba, sería más fácil esconderme detrás de ellos como un patito tímido.

Theo se posicionó a mi lado con una postura que desbordaba seguridad y superioridad. Levanté mi vista hacia la suya y me regaló una sonrisa torcida tranquilizadora, o eso creo que pretendía, pero no tenía nada de tranquilizadora. Matadora era más preciso.

A continuación, dos cabezas rubias se abrieron paso entre la multitud. El rey y la reina se acercaron con sonrisas protocolares y amables. El rey Jack abrió los brazos no sé para qué.

—Nuestra importante princesa llegó —anunció Jack—. Niña, no te sientas tímida, este banquete es por ti —aclaró cuando estaba a un metro de nosotros y luego me dio un abrazo fugaz y raro.

—Gracias...

—Por favor, Claire, acompáñanos —pidió amablemente la reina Rachele—. Te sentarás con nosotros, junto con tus guardianes, incluyendo a mi hijo —indicó con cierto brillo en los ojos al pronunciar la última palabra, y después me invitó con su brazo a seguirla.

La gente se dispersó para abrirnos camino hacia la única mesa rectangular de todo el salón, con seis puestos en ella. Finn y Mike esperaban a un costado. Me sentí mejor al ver caras conocidas. Saludé a ambos y todo el mundo comenzó a tomar asiento.

A Finn y Mike los conocía hace menos tiempo que Theo, pero cuando pasas por situaciones intensas con las personas, como cuando los lumbianos nos volcaron y atacaron, y sobrevivimos juntos, se crean lazos fuertes, así lo pretendas o no.

Todos se sentaron, excepto el rey. Yo me senté a su izquierda, la reina a su derecha y al otro lado de ella estaba Finn y luego Mike. Theo estaba a mi otro lado, en silencio, observándome de reojo.

—Compatriotas míos —comenzó el rey Jack con su discurso—, como saben, esta noche hemos realizado el banquete por el honor que confiere tener a la princesa Claire Moore Relish en nuestro reino, la nieta de nuestro rey supremo, Archibald Relish, y la fuente de poder clave que nos tiene en camino a derrocar al reino Lumba —habló con un tono fuerte y de autoridad—. Esperemos que esta noche sea del total agrado para ella y, a la vez... —Cerró la boca por dos segundos y escrutó todo el salón—. Espero que esta noche la princesa pueda dormir en calma y fuera de peligro. Como un reino de guerreros, es nuestro trabajo protegerla. —Se produjo un silencio de tres segundos— ¡Proteger a la princesa! —gritó muy fuerte de la nada.

Y ese grito provocó que volcara la copa que tenía al frente y el agua se derramara por el mantén, sumándole que mi cara se puso color tomate.

—¡Proteger a la princesa! —aulló la multitud al unísono.

Heredera doradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora