A un paso de...

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Paso al rededor de media hora desde que Yuuri había llegado, ya era tarde y el tan sólo intentaba dormir, pero con todas las emociones pasadas de aquella noche se le hacía imposible.

Habían pasado más de dos semanas en las cuales Yuuri se comenzó a frecuentarse con Viktor  en la superficie, dos semanas en las cuales el se preguntaba constantemente si es que el era su pareja destinada. Le era difícil negarlo pues todo parecía indicar que si lo era.

Las emociones que sentía estando junto a el, nunca las había sentido con alguien mas, bueno aun que también estaba el hecho de que nunca se había enamorado y que desde pequeño estaba detrás de Viktor pensando todo el tiempo en el, desde la primera vez que lo vio.

Hasta el momento Yuuri no se atrevía a preguntarle a Viktor si es que tenía alguna marca de nacimiento o algo por el estilo, por temor de saber la verdad de que si era su pareja o no.

Todas las noches era lo mismo, al llegar a su habitación comenzaba a preguntarse constantemente el hecho de que si el realmente seria su pareja destinada, y de que si lo era, el simple hecho de serlo le traería muchos problemas, pues el no estaría dispuesto a renunciar a su pareja destinada, aún que el era el futuro rey de la Atlántida, estaba seguro de que no lo haría.

Estaba consiente de todo y aun que prefería no pensar en ello simplemente no podía evitarlo, simplemente no podía dejarlo pasar. Todo era tan complejo y tan difícil, el momento de tomar una decisión llegaría tarde o temprano.

Estaba tan sumido en sus múltiples pensamientos hasta que fue interrumpido por el estruendoso sonido de la puesta de su habitación cerrándose de golpe. Era Pichit quien había entrado rápidamente a su habitación, con una cara de espanto y angustia a la misma vez.

Yuuri alzó la mirada y lo observó confundido.

—¿Ha sucedido algo?— Preguntó. A lo que Pichit negó con la cabeza varias veces acompañado de una sonrisa nerviosa en sus labios.

Yuuri se dedicó a observarlo más, con un semblante completamente serio, su amigo evidentemente le ocultaba algo, se conocían de toda la vida y Pichit no era bueno mintiendo

—Dilo—Dijo con un semblante serio.

—¡La princesa Mila se encuentra en el Palacio! — Grito Pichit con cierta desesperación y Yuuri se enderezo de la cama de inmediato. ¿De que se trataba esto? No debía ser cierto.

— ¿Que has dicho? ¿Como es posible?

— ¡Lo que escuchaste Yuuri! La princesa Mila y su madre se encuentran en Atlántida, y justo ahora están en el Palacio.

— ¡Pero es que esto simplemente no puede ser! Mi padre.. ¡El no me informo sobre esto! — Dijo con enojo.

— ¡Puedes ir a comprobarlo tu mismo las acabo de ver entrando aquí!

Tan rápido como Pichit dijo aquello, Yuuri salió de la habitación de inmediato, Mientras que su amigo  trataba de seguirle el ritmo. Nado por los pasillos del Castillo, pensando en que esto debía ser un simple error de su amigo y que realmente no eran ellas, que simplemente se había confundió y listo. Aun que sabia que Pichit rara vez se equivocaba con este tipo de informaciones.

Al llegar al salón principal se encontró con la princesa, de cabello corto hasta los hombros, pelirroja y de ojos azules. El la miro de reojo con cierta sorpresa en sus ojos. Yurio apareció de inmediato a su lado mirando aquella escena.

— Lo siento Yuuri. Iba a avisarte de su llegada desde hace algunas semanas—Mencionó el rubio con cierta culpabilidad, es cierto que el se había enterado de su llegada desde hace semanas atrás  gracias a su madre quien le comento sin querer en unas de sus pláticas la llegada de ambas.

I'll never forget youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora