Romance/Carta

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Para actividad: #HazTuyaLaHistoria

Ella lo miraba desde lejos como todos los días, pero aquél día en especial, su mirada estaba llena de una ansiedad que la carcomía por dentro.

—Ármate de valor, Lily —se dijo a sí misma.

Suspiró frustrada. El papel en su mano había sido doblado y desdoblado varias veces en las últimas horas.

—Si no vas, juro que quemaré tu Kero de peluche —exclamó su amiga Karen, irritada.

—Es fácil para ti decirlo, no eres la que va a exponer su corazón... Por milésima vez —masculló Lily con molestia.

Karen hizo girar sus ojos y observó a Natalia, su otra amiga. Las tres se encontraban observado a cierto chico desde el barandal de las escaleras.

—Puedes meterla en su mochila —comentó esta última, pensativa.

—¿Y arriesgar que alguien más la vea? No gracias —dijo Lily sacudiendo su cabeza.

Llevaba semanas planeando ese momento, cerrar un ciclo había sido su pretexto. Dos años que culminarían con una declaración en un pedazo de papel.

—Me frustra que seas tan... —Karen comenzó a decir irritada.

—Tú —terminaron Lily y Natalia al mismo tiempo.

Las tres rieron y una de ellas dejó escapar un poco de su miedo en el acto antes de regresar la mirada al patio donde estaba él. Su cabello cobrizo destellaba cuando se acomodaba en cierto ángulo al sol y sus ojos ambarinos brillaban de la emoción cada que lograba robarle el balón al equipo contrario.

—¡Gol! —gritaron todos cuando por fin anotó en la portería.

Lily aplaudió emocionada a pesar de que el papel en sus manos estaba siendo siendo aun más maltratado.

Y entonces levantó la vista y la miró directamente a los ojos; el mundo pareció detenerse y le dio una gran sonrisa antes de correr a festejar con su equipo.

—Huh —murmuró Karen con ironía.

Sí, llevaba meses actuando así. Razón por la que Lily se animó a confesarle todo, sin en realidad esperar algo a cambio.

No buscaba una relación con él, no con todo lo que pasó durante ese año.

Lily lo miró una última vez antes de tomar la decisión. Bajó las escaleras y se encaminó a su salón sabiendo que Karen y Natalia le darían su espacio para hacer lo que tanto había planeado.

Lo que no esperó fue encontrarlo. Damián subió por su botella de agua aprovechando que era el medio tiempo del partido.

Algo que arruinó su plan original, había pensado en esconder la declaración en su libreta de tareas pero al verlo solo se quedó pasmada en la puerta.

Y el chico la miró de la misma manera por unos segundos.

—Buen gol —alabó ella tratando de mantenerse impasible.

Damián se encogió de hombros fingiendo desinterés.

—Gracias —susurró.

Lily apretó con fuerza el papel en su mano.

—Te quería dar algo pero... —Damián la observó con interés—. Sólo, no lo enseñes a tus amigos —le pidió y le extendió la ya muy maltratada hoja.

El chico la observó por unos segundos antes de tomar el recado y asentir. Lily se dio la vuelta y casi salió corriendo del salón para alcanzar a Natalia y Karen en la cafetería.

Habían observado el partido para que Lily se armara de valor pero en realidad no les importaba el marcador.

—Hecho —musitó la chica sentándose con sus amigas.

Natalia y Karen la abrazaron tratando de darle ánimos. Era algo que tenía que hacer, cerrar el ciclo con el chico que había amado y odiado en los últimos veinticuatro meses.

****

Damián no tenía ganas de celebrar a pesar de que su equipo había ganado. En el segundo tiempo ya no la volvió a ver y eso le quitó los ánimos.

Y el papel en su bolsillo se sentía como una tonelada de ladrillos amenazando con aplastarlo.

Aunque si era sincero, se lo merecía, pues ella le había soportado lo que nadie más.

¿Cuántas veces se le podía romperle el corazón a alguien antes de despertarle odio?

Esperó a que todos sus amigos salieran del vestidor y una vez solo, sacó la nota de su bolsillo y comenzó a leer, no sabiendo qué esperar.

"¿Te has enamorado?

Alguna vez me dijiste que sí, sin embargo, nunca te vi en una relación estable con dicha persona, eso me hace pensar que jamás has sentido esa emoción.

Yo lo hice, para mi desgracia fue de ti, y ha sido el viaje más tormentoso y doloroso de mi vida, porque nunca te fijaste en mí.

Pero, ¿sabes? Si algo he aprendido en estos años, es que cuando uno ama, no debe esperar algo a cambio, pues no se debe ser egoísta. Y me conformé con verte feliz.

Para mí, de eso se trata, de ver feliz a la persona que amas; mientras esa persona esté bien y lleve una sonrisa en su rostro, todo lo demás no importa.

Así que solo puedo darte las gracias, porque me enseñaste el verdadero significado de estar enamorada,

Y aunque no lo creas, soy feliz. Me costó verte con Arlene pero aprendí a aceptarlo porque te veías contento.

Ahora es el momento de dejarte ir, de desearte lo mejor y esperar que algún día alguien te pueda amar como mereces ser amado.

Te deseo todo lo bueno de la vida y te agradezco por todo lo que hemos vivido.

Lily.

P.D. Siempre serás el primero."

Damián arrugó la carta. ¿Eso era un adiós? Justo en ese momento, karma.

Salió corriendo del vestidor y subió a gran velocidad al salón, pero ya no la encontró.

El último día de clases finalmente se animó a confesarle todo. Era su castigo por haber hecho lo mismo: esperar y callar.

Pateó su mochila y se dejó caer en la banca sintiendo el rápido latido de su corazón.

La próxima vez en la que se verían sería hasta la graduación, y de ahí en adelante... Ella se iba a estudiar música del otro lado de la ciudad y él se quedaba cerca de su hogar.

Tal vez era mejor así...

Damián sacudió la cabeza y levantó con rapidez su mochila para correr hasta el estacionamiento y llegar hasta su auto donde aventó sus cosas al asiento del conductor y sacó su celular para marcar ese número que se sabía de memoria a pesar de jamás haber llamado.

—Contesta —murmuró desesperado.

Sin embargo, la llamada se desvió a buzón.

Recargó la cabeza en el volante con frustración y suspiró con pesadez a la par que cerraba los ojos.

Estaba siendo castigado por todos los terribles actos que hizo en contra de la chica que llegó a amar en silencio. Levantó los párpados y la encontró a unos metros caminando por los jardines de la escuela mirando a su alrededor con ese gesto de inocencia y distracción que adoraba ver en ella.

No dudó, bajo a gran velocidad de su vehículo.

—¡Lily! —gritó.

Cruzaron la mirada y el mundo de nuevo de detuvo.

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