#18

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— ¿Ocurre algo? — me preguntó preocupado, apoyándose sobre su codo para mirarme.

— ¿Qué son todos esos moretones?

— Ah... — apartó su mirada— ¿Realmente importa?

— Claro que sí. ¿Peleaste?

— Si.

— ¿Por qué lo haces?

— Por dinero.

— ¿No puedes conseguir un trabajo como todos?

— Tengo un trabajo, pero no me alcanza para lo que necesito.

— ¿Qué necesitas?

— ¿Por qué haces tantas preguntas?

— Necesito saberlo, me duele verte así, no quiero que esto siga.

— No puedes cambiarme ______, esto es lo que soy.

— ¿Te gusta esa vida? — pregunto al borde de las lágrimas.

— No, pero no tengo opción.

— Siempre hay otra opción.

— ¿Acaso no me estás escuchando? — me gritó haciendo que me alejara de él, me asustó su tono de voz.

— ¿Y acaso tu no entiendes que me importas? — él no apartaba su mirada de mis ojos— Te quiero.

El se levantó hecho una furia, y se fue dejándome sola en la habitación por unos segundos hasta que corrí tras él, no lo entiendo ¿se enoja porque me preocupo por él? Es un cabeza dura, no quiere que la gente se preocupe por él. Apoyó su frente en la pared de la sala como si intentara deshacerse de alguna clase de pensamientos que estaba teniendo, yo me acerqué a él y lo abracé por la espalda, sorpresivamente no quitó mis brazos, mis manos masajeaban su bien formado abdomen, haciéndole saber que estaba ahí para él.

— Todo estará bien. — le susurré y él rió amargamente.

— ¿Todo estará bien? ¡Nada está bien! ¿no entiendes?

— No podré entenderlo nunca si no me lo dices.

— No quiero decírtelo, deja de entrometerte.

— ¿Entrometerme? Somos amigos, eres un idiota. — le grité sin soltarlo, él se removió entre mis brazos, dándose vuelta para mirarme a la cara por unos segundos, se había enojado aun mas.

— Cuida tus palabras. — me amenazó.

— ¿Por qué? — lo desafié— ¿Vas a pelear conmigo también? — él abrió la boca con asombro y después me lanzó la mirada más fría que me habían dado en toda mi vida.

— No soy esa clase de idiota. — espetó más calmado.

— Sé que no lo eres, pero eres un estúpido por cerrarte en ti mismo todo el tiempo.

— Lo hago para protegerte.

— ¿Protegerme de qué?

— De mí.

— No necesito que me protejas.

— Créeme que sí.

— ¿Y si no quiero que lo hagas?

— Quiero hacerlo. — cerró los ojos con fuerza— Deja de preguntar, no tienes que saberlo todo, me estresas, lo lamento por gritarte pero de verdad me haces enojar.

— ¿Es mi culpa todo lo que pasa? — pregunté enojada.

— No lo es. — me mira— Pero es tu culpa que yo sienta cosas que no debo.

Nada Es Lo Que Parece (Wonho & Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora