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Este capítulo es muy corto, no me di cuenta de que estaba sin terminar y seguí escribiendo, ¡llevo escritos un montón de capítulos! Así que en compensación les dejo dos capítulos. Besos.

— ¿Qué estas buscando? — preguntó Cathy, sacándome de mis pensamientos.

— Hoseok no vino hoy a clases.

— ¿Y? No me digas que ahora te preocupas por él.

— ¿Qué? No, no, sólo me da curiosidad. — mentí.

— Soy tu amiga y no puedes mentirme.

— No sé de qué hablas.

— Te gusta, ¿verdad?

— ¿Estás loca? ¿Cómo podría gustarme alguien que no conozco?

— Está bueno, esa es una razón suficiente para mí.

— Para mí no lo es.

— Como digas. ¿Dónde está Sophia?

— Dijo que estudiaría en la biblioteca con Marcus.

— ¿Quién es Marcus?

— Nuestro compañero de clases, tonta.

— ¿Por qué soy la última en enterarme de todo?

— Será porque siempre estás en las nubes.

— Tal vez. — ambas reímos.

Las clases se pasaron rápidamente, en el camino a casa pensé en que debería pasarle las tareas que quedaron pendientes a Hoseok, pero no tenía su número, así que decidí que esa era una buena excusa para pedírselo. No es como Cathy piensa, no estoy enamorada de él, ni siquiera me gusta, pero algo dentro de mi me dice que debo ayudarlo, que no tengo que dejarlo solo. Tal vez esté pasando por un momento difícil de su vida, y todos necesitamos a alguien a nuestro lado en esos momentos, ¿no?

Pero él no volvió a clases por toda una semana, la semana más eterna de toda mi existencia. Miles de cosas pasaron por mi cabeza. ¿Y si esos tipos lo habían encontrado? ¿Serían capaces de matarlo como él mismo me dijo? ¿Lo habrían lastimado más?

Todas mis dudas se esfumaron cuando lo vi atravesar la puerta del aula, había llegado temprano, así que solo éramos nosotros dos. Me paré al instante y me acerqué a él casi corriendo, él me miró con una expresión extraña, sin darme cuenta mis brazos rodeaban su cintura fuertemente.

— ¿Qué te pasa? — me preguntó con la voz ronca, y eso me pareció demasiado sensual.

— Estaba preocupada por ti. ¿Por qué no venias?

— Estaba enfermo.

— Creí que...Esos orangutanes te habían lastimado de nuevo. — él rió.

— ¿Orangutanes?

— ¿De qué te ríes? Hasta creí que estabas muerto.

— Sólo fue una semana.

— Una semana muy larga.

— Te dije que no te preocuparas por mí, además sé cuidarme solo.

— No puedo evitarlo. Además, ¿si sabes cuidarte solo por qué te escondiste el otro día?

— ¿Querías que dejara que te vieran? ¿Estás idiota o qué?

— ¿Qué tengo que ver yo?

— Eras la única persona caminando por las calles en ese momento, ¿crees que no hubieran querido divertirse contigo?

— Si lo pienso de esa manera tal vez tengas razón.

— La tengo. ¿Podrías soltarme?

— Oh, lo siento.

— Deberías dejar estas demostraciones de afecto, no me gustan para nada.

— Sólo fue un abrazo, somos amigos.

— ¿Amigos? No creo que seamos amigos.

— ¿Entonces que somos?

— Compañeros, sólo eso. Y no te metas en mis cosas.

— Parece que alguien está de mal humor esta mañana.

Mis amigas entraron y abrieron enormemente sus ojos al vernos en el salón, fue ahí cuando me di cuenta de que aún no había soltado a Hoseok y si, visto desde afuera podría malinterpretarse. Lo solté rápidamente y me dirigí hacia ellas, él tomó asiento en su lugar. Ellas me llenaron de preguntas entre susurros y yo les conté lo que había pasado, ellas saben que soy bastante impulsiva pero me advirtieron que me alejara de él o saldría lastimada.


Nada Es Lo Que Parece (Wonho & Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora