Capítulo XVIII ☾

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Después de una pequeña guerra amistosa, con armas de plástico claro está, todos terminamos agotados por lo que entre risas y bromas decidimos sentarnos en la cabaña mientras tomamos una limonada que Allan se había encargado de buscar. La conversación no faltó al igual que las risas y bromas mientras la tarde empezaba a caer sobre nosotros.

No pude evitar quedar con la mirada fija en el bosque alejado a todo, a lo lejos puedo ver a Eclipse corretear detrás de la pelota que el abuelo Ángel le lanza cada vez que el can lo trae de vuelta.

— ¿Ves aquellas vallas? — cuestiona en voz baja, miro con atención las vallas que señala se encuentran repartidas a lo largo de la frontera con el bosque verdosos y asiento con la cabeza —. Ellas hacen que los demonios no puedan pasar hacia acá.

Suspiro porque conozco la razón por la cual me aclara eso, está claro que he desarrollado cierto temor a los bosques y aunque lo intente ocultar él parece de igual forma lograr notarlo.

Él puede ver a través de mí.

— ¿Ellos lo saben? — interrogo tocando por inercia la herida cubierta por las vendas debajo de mi vestido, lo miro de nuevo en espera de su respuesta.

— SÍ — contesta sin dejar de mirarme a los ojos, asiento con la cabeza lentamente.

— Está bien — musito con una sonrisa pequeña que el cubre con sus labios en un corto beso —. Me agradan — admito dando una mirada rápida a los chicos que se encuentran conversando no muy lejos de nosotros, supongo que quieren dejarnos privacidad, aunque igual sé que nos escuchan.

— Y tú a ellos — dice con una sonrisa que hace que mi corazón tiemble.

Miro hacia el cielo donde las nubes cubren la luz del sol, aun así no parece que vaya a llover. El viento sopla en pequeñas ráfagas moviendo las hojas de los árboles. Se puede escuchar en la lejanía el canto de algunas aves mientras baten sus alas en vuelo.

Sin duda éste es un hermoso paisaje.

Luego de un rato todos decidimos adentrarnos en la mansión, nos detenemos en la sala de estar que es tan hermosa como todo en este lugar.

Muebles floreados, paredes pintadas de un color crema, cuadros que reposan en la paredes con imágenes de paisajes e incluso hay un cuadro en donde aparece un Zachary más joven juntos a sus padres. También hay algunos jarrones con flores coloridas, un televisor plasma sobre una mesa de cristal, varios estantes de maderas llenos de objetos y libros, y una mesita de madera situada en el centro de tres sofás, el más grande enfrente y los dos pequeños a los lados.

Cada uno toma asiento; en el sofá grande están Bill, en una esquina, junto a Kyra y Warrick, este último tiene recostada su cabeza en el regazo de la chica castaña y sus pies cuelgan hacia afuera; en el sofá de la derecha está Lira sentada en forma de indio acompañada de Allan quien se encuentra sentado en la alfombra frente a ella, tiene su cabeza hacia atrás de manera que ella juega con sus cabellos, la verdad el aparece a punto de dormirse; y bueno, en el otro sofá, el de la izquierda, nos encontramos Zach y yo, cabe resaltar que me encuentro sobre su regazo mientras me rodea con sus brazos, por lo que uno nuestras manos frente a mí.

— Tengo una duda — digo captando llamando así la atención de todos en la cálida habitación.

— ¿Cuál será? — pregunta distraídamente la rubia mientras empieza a jugar con el cabello de Warrick. Parece que alguien más se quedará dormido.

— ¿Por qué nunca oí hablar sobre los custos lux? Es decir, he escuchado de los vampiros y los hombres lobos y todos esos seres mágicos, pero nunca de ustedes.

Custos Lux [#1 Saga Fantastic Creaturae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora