Capítulo V ☾

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— No seas asqueroso, Alex — le reprendo sin poder evitar que una risa se escape de mis labios porque sin duda es muy graciosa la situación —. Abuela, mira a Alex — acuso mirando al susodicho que solo sigue remedándome con la boca llena de comida.

— Detente Alex que te puedes ahogar con la comida — le advierte mi abuela sin poder ocultar su sonrisa, y él solo niega con la cabeza.

— Traga — ordeno con una sonrisa para después beber de mi jugo.

Él parece querer decir algo pero la comida lo traiciona y se ahoga con ella. Me acerco y le doy palmaditas en su espalda.

— Te lo dije — dice mi abuela sin inmutarse y seguir comiendo.

Rio para luego, como buena amiga, pasarle el jugo a mi amigo cuando ya puede respirar con normalidad.

— Eres cruel — hace puchero y es obvio que eso se lo dijo a mi abuela. Ésta solamente le regalo una pequeña sonrisa y sigue comiendo.

— Ya, ya. Ahora come — indico con una sonrisa en mis labios.

Veo como me saca la lengua haciendo que ruede los ojos por su inmadurez.

Así son nuestras cenas. Aunque pensándolo bien también lo son los desayunos y los almuerzos. Somos una pequeña familia unida que se divierte bromeando entre ellos. Bromeamos, reímos y charlamos mientras disfrutamos de las delicias de Marie.

Después de la cena cada quien va a su dormitorio, lo que significa que Alex volvió a su casa. Su familia y él se llevan bien sólo que sus padres tienen que trabajar mucho por lo que suele pasar más tiempo aquí. Aunque hay días donde yo voy a su casa, o invitábamos a sus padres a una cena en nuestra casa y viceversa.

Los Harris también son mi familia.

— ¡Rayos! — exclamo al sentir el dolor en mi hombro.

Había calculado mal y me golpee con el marco de la puerta. A veces puedo ser muy torpe.

Entro a mi habitación sobándome el hombro. Enciendo la luz y prosigo a buscar mi pijama para ponérmela. Ya lista apago la luz y me dirijo al cuarto de baño para cepillarme los dientes.

Cuando termino vuelvo a la habitación atando mi cabello pero una sensación extraña hace que me detenga en seco. No sé que es pero lo puedo sentir bien. Esa sensación no estaba antes.

Miro con lentitud a todos lados pero no encuentro nada. Lo que sí noto es que la ventana, que antes estaba cerrada, se encuentra abierta. Frunzo el ceño mientras me acerco a la ventana y la cierro no sin antes mirar hacia afuera en busca del algo sospechoso pero no hay nada fuera de lo comen.

Giro de vuelta con la idea de que sólo es una mala jugada de mi mente y que en realidad nunca cerré la ventana, pero me doy cuenta de que no es así.

Hay alguien aquí. Lo sé. Lo siento.

— ¿Quién está ahí­? — logro decir sin que me tiemble la voz.

¡Genial! Había hecho justo lo que criticaba en las películas de terror.

Mierda.

Mi cuerpo tiembla por el miedo ¿o es por el frío? No lo sé. Tal vez ambas.

Pude ver como la sombra que antes no había notado se acerca hacia mí con una lentitud tortuosa. Había estado oculto en un pequeño rincón que hay entre la pared y el armario.

— ¿Quién eres? — pregunto alzando más la voz; y espero de verdad que sea un quién y no un qué.

Un largo shhh me hace saber que no quiere que haga ruido.

Custos Lux [#1 Saga Fantastic Creaturae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora