Capítulo XXIII (Parte 1) ☾

44 9 0
                                    

Hoy es el día.

No puedo dejar de moverme de un lado a otro en mi habitación, evitando deliberadamente ver mi cama pues sé cuál es el recuerdo que surcara mi mente si lo hago y no es momento de pensar en ello.

Me detengo frente al espejo mientras tomo varias respiraciones en un intento fallido por calmarme. La incomodidad de la herida no ayuda mucho pero gracias a mi abuela, quien ayer hizo una crema para la herida, ya no siento tanta molestia cada vez que me muevo.

El ruido de la puerta me saca de mis pensamientos, miro en dirección a la puerta donde la persona al otro lado, quien no espera mi invitación, pasa a la habitación.

— Algo me dice que no dormirse bien anoche — murmura mientras se sienta en mi cama, no me pasa desapercibida la pequeña cajita de madera que sostiene en sus manos.

— ¿Qué es eso? — interrogo ignorando su anterior afirmación.

Me acerco a ella mirando al objeto de madera brillosa colocada ahora sobre mi cama, la miro con atención y mucha curiosidad.

— Quiero entregarte algo que se supone debería haberte dado antes — indica señalando la pequeña caja.

Con cuidado, y bajo su atenta mirada, decido tomar la cajita en mis manos detallando cada parte de ella. Lo primero que noto es que el color parece un poco desgastado en algunas partes. Además, tiene unos cuantos rayones casi imperceptibles que dejan ver que lleva mucho tiempo guardado.

Como si se tratara de algo frágil, voy abriéndola hasta que puedo observar claramente el contenido dentro de ella. No puedo evitar soltar un jadeo al ver aquel objeto que creía ya no existía.

— ¿Cómo es que...?

— Fue una de las pocas cosas que se lograron recuperar — me informa de forma suave regalándome una diminuta sonrisa avergonzada.

Mirando el hermoso collar cubierto por aquella fina tela roja deslizo mis manos sobre la pequeña piedrecilla de color verde descansar sobre la funda. Siento mis manos temblar cuando tomo el objeto dejando que éste cuelgue de mi mano permitiéndose observado con admiración y nostalgia.

— Ella siempre lo usaba — musito sintiendo el nudo en mi garganta crecer.

— Estoy segura que ella querría que tú lo tuvieras — dice mientras se levanta de mi cama para posarse frente a mí.

Dejo que tome el objeto y cuando hace un ademán para que gire lo hago, puedo sentir el frío de la cadena chocar con mi piel algo cálida, por instinto tomo la pequeña piedra en forma de corazón en mi mano y ésta parece brillar por sí sola.

— Es hermoso — admito sonriendo un poco.

Cuando giro de nuevo noto las lágrimas en sus ojos que parecen no poder contenerse por más tiempo; no lo pienso dos veces y la abrazo con fuerza aspirando el olor tan dulce que ella irradia. Antes de que el abrazo termine, la estrecho con fuerza para luego dejarla salir de mis brazos, aunque ahora sus manos se mantienen en mis hombros.

— Quiero que prometas que vas a hacer todo lo posible para volver a salvo — pide con voz débil dejándome ver el miedo en sus palabras al igual que en sus ojos.

— Lo intentaré. Lo prometo.

Después de eso bajamos al primer piso en silencio. Sé que ella no está del todo de acuerdo con lo que voy a hacer pero me conoce lo suficiente para saber que cuando quiero puedo ser muy terca. Y éste es un claro caso.

Ya abajo nos encontramos con un Alex tenso el cual me recibe en un gran abrazo. Todo esto empieza a hacerme sentir mal por preocuparlos tantos pero sé que igual lo haré. No hay vuelta atrás.

Custos Lux [#1 Saga Fantastic Creaturae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora