Así como agua que corre por las manos, mi última semana en California también se había ido.
Con Samantha habíamos recorrido los puntos más importantes de Los Angeles y para mi no sopesa, Samantha había quedado fascinada.
-¡Tenemos que venir el próximo año! - dijo con voz demandante al tiempo que el crepúsculo abría paso en el cielo.Mientras tanto, mi intento fallido por convencer a Finn de que viniera con nosotros a la Gran Manzana, no dio resultado alguno. Se negó día tras día, mientras mi padre le abría la puerta de par en par para que volviera a vivir con él. Mamá estaba devastada, pero entendía que tenía derecho a sentirse de aquella manera.
-Toc toc- oí a alguien murmurar detrás de la puerta. Era la voz de Seth. -Pequeña, es hora de irnos- dijo suavemente. Su forma de tratarme era tan fraternal, no podia imaginarme como seria con Samantha.
-Gracias Seth- dije jalando las maletas que contenían mi ropa. Seth se acerco a mi y tomó las dos más pesadas.
-Verás que te encantará alla- dijo al tiempo que pasaba su mano sobre mi cabello agitandolo.
-Gracias - repetí moviendo mis pies hacia la puerta. Me gire hacia la recamara para admirar por ultima vez ese poquito que quedaba de mi casa en California; lugar en el que crecí con Finn y papa cuando éramos una familia. No pude evitarlo, la lagrima cayó rodando por mis mejillas.
A diferencia de cualquier adolescente, mis lágrimas no eran debido a que dejará a mis amigos aquí, eran a causa de que dejaba una parte de mi en la casa, papá y Finn.
-Hey Mia, por favor no llores- dijo acercándose con suavidad hacia mi. -Hay alguien allá abajo que quiere verte- sonrió con ternura.
-¿Finn?- dije casi brincando de la emoción.
-El y alguien mas- admitió. Baje las escaleras corriendo, con unas de las maletas en mis manos y dando trompicones al bajar torpemente por la escalera.
Discurri mis ojos por la estancia hasta que de pronto me encontré con dos figuras en el umbral de la puerta. ¡Eran Finn y Papa!
-¡Papa!- grite al ver al señor de cabello entrecano. -Papi- dije una vez más al estar Lo suficientemente cerca de él como para poder brincar y abrazarlo.
-Mi niña - me abrazó con aquellos brazos protectores y fuertes que habian cuidado de mi tantos años. -Cada día estas más bella- dijo con una sonrisa enorme. Mientes papá reí para mis adentros; estaba hecha toda una facha. -He hablado con tu madre, y a demás de dejarte hasta el aeropuerto, hemos acordado que si tu quieres, puedes venir a California por las vacaciones- papá estaba triste, podía notarlo por más que el se dedicará a ocultarlo. Sus ojos amielados estaban cansados y cubiertos por una fina capa de tristeza.
-Por supuesto que lo haré papa- dije sonriendo. Luego miré a Finn, tan alto y delgado como era. - Te voy a extrañar zopenco- dije en un intento de sonrisa, que mas se pareció a una mueca, a mi hermano. Comenzó a temblarme la barbilla, no pude contenerlo.
-Oh, no seas llorona- dijo dándome el más fuerte de los abrazos.
-Chicos- dijo mama- Lamento interrumpir, pero será mejor que nos demos esos abrazos en el aeropuerto - nos miro a ambos.
Finn, papa y yo nos fuimos en su camioneta para dirigirnos al aeropuerto. En el camino, reímos y jugueteamos un poco pero nada podía quitar la nostalgia que se acumulaba entre las ventanas de la camioneta; para cuando llegamos, el comúnmente soleado cielo de Los Ángeles, ahora se encontraba teñido de un tenue gris.
-Cuídate mucho cielo- dijo papá abrazandome en la sala de espera. -Llama todos los días para saber como estas- pidió mi padre.
-Claro que si papa- afirme dándole un ultimo beso. Era hora de despedirme de Finn.
-Te voy a extrañar monstruo- dijo jalandome para un abrazo. -Cuídate mucho, no quiero tener que atravesar el país para ir a romper los huesos de un chico que quiera aprovecharse de ti- musitó.
-Por supuesto- afirmé con una sonrisa. - Te adoro hermano- me separé de el para reunirme con mamá.
-Te la encargo Seth- se giró para mirar al chico. -Tu sabes lo que es tener una hermana, asi que espero que cuides bien de ella- comentó extendiendo su mano hacia Seth, en uno de esos intentos de abrazo masculinos.
-Claro hermano- dijo. Inmediatamente se arrepintió de llamarlo de aquella manera pero mi hermano simplemente le dijo que hiciera caso omiso.
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Mi destino eres tú
RomanceCuando era pequeña, solía pensar que la primera persona de la cual te enamorabas, era la persona con la que te quedarías, aquella persona con la que vivirias el tan aclamado "felices por siempre". Años más tarde, descubrí que no era así, que conocer...