Atando lazos

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*Mia*
Llegue a casa con súbito cuidado, no había avisado nada acerca de irme y estaba segura que mama estaría molesta por la forma en que salí; pero no podía evitarlo, era simplemente la forma en la que me sentía cuando estaba con Sebastian, que me hacia querer hacer todo y sentir que nada era imposible; era ese súbito cambio de aires, de forma de pensar y esa extraña, pero atractiva, rebeldía contra el mundo, que me hacia querer seguirlo a todos lados y...
《Oh, diablos》
-¿Donde has estado Mia Belle James?- mis pies se congelaron al oír el tono de voz empleado por mi madre. La vi caminar hacia mi, como una fiera cazando a su presa, sigilosa y audaz.  No estaba alterada, muy por el contrario, se mantenía tranquila y en paz, pero su mirada y el tono pausado de su voz conllevaban una enorme furia contenida, lista para derrumbar todo lo que se encontraba en los cimientos de esta casa, incluyéndome a mi.
-Mama, yo...- comencé a titubear. ¿Qué si le tenía miedo a mama? ¡Oh diablos, claro que si!
-Te he hecho una pregunta Mia, y no es para que te andes con rodeos, lo pregunto una ultima vez ¿dónde estabas?- Seth estaba en el sillón mirando algún partido de americano, pero eso no impedía que de vez en cuando se girará a ver el show.
-Fui al centro de la ciudad- dije y la expresión de mi madre me asustó.  -No estaba sola mama, fui acompañada- su ceja se arqueó.-Sebastian estaba en casa y me ofreció salir, para que no estuviera aburrida. Fue muy lindo, me llevo a lo alto del Empire State- en menos de un segundo ya tenía cerca a Seth.
-¿Qué el que?-Seth me miró fijamente. -¿Cómo se atrevió? ¿Te beso? ¿Te toco?- preguntó con una vena remarcandose en su moreno cuello.
-¡Ay por Dios!- dije exaltada. -Dejen de hacer tanto escándalo!- mire a ambos. -Salimos, como amigos.  No, no me beso ni me robo ni me toco ni nada. Solo salimos- dije por fin sintiéndome liberada. 
-Mia, acabas de conocerlo- dijo mi madre.  -No sabes como es realmente- advirtió. 
-¿Y tu si lo sabías cuando conociste a papa?- preguntó.  -¿O cuando conociste a Boyd?- miró ahora en dirección del moreno. -¿O acaso tu Seth cuando conociste a tus amigos?- el agachó la mirada.  -Oh si claro, porque uno nace conociendo a las personas que serán parte de su vida- mi madre estaba atónita, conteniendo cada palabra que tenía por decirme. -Déjame crecer, ¿Quieres?- la miré con un destello de rabia.  -Deja de querer encerrarme en una caja de cristal, déjame hacer mi propio camino por la vida- tomé mi bolsa con fuerza. -Por Dios, tanto alboroto por una simple salida- y sin más, me marché hacia el cuarto con mi madre siguiendome de cerca.
-Estas castigada James- parándose en el umbral de mi recamara. -Y no porque hayas salido sin avisar, sino por la forma tan grosera en la que te expresaste- lo sabía. 
-No salgo ni siquiera- musité por lo bajo.
-Sigue y serán menos tus salidas- tomé los audífonos de la encimera y los conecte a mi teléfono, posteriormente me los puse a fin de que mi madre entendiera que daba por terminada esta conversación.  Mama negó con la cabeza y se dio la vuelta para salir.
-Cierra cuando salgas- dije fuerte.
Me acosté en la cama mirando al techo, en parte cansada y en parte molesta, pensando en la actitud que habían tomado todos al decirles que había salido.

Toda la noche perfecta que había sido, me la habían arruinado en un segundo. De pronto mi mensaje emitió una alarma de un nuevo mensaje, así que rode sobre mi cuerpo para leerlo .

Número desconocido:
Fue un gran día.  Gracias.
-Sebastian

Sonreí levemente mientras le contestaba y me quede con aquella boba sonrisa en los labios por un buen rato; hasta que aquella paz fue interrumpida por una chica de cabello obscuro y vibrante personalidad.
-¡Hola hermanita!- dijo aventandose a la cama. -Uy, ¿Y esa sonrisa?- comentó Sam recargando su cabeza en su mano mientras me miraba atentamente; llevaba el cabello alborotado y una felicidad cargada en los ojos.
-Sali hoy- comenté como si nada. -Pero no importa, te veo muy contenta- entonces, en aquel momento se desplomo completamentesobre mi cama.
-He salido con Harrison- dijo mordiéndose el labio. -Y ha sido increíble- 《mi noche igual》 Mia se mordió el labio.

Samantha se quedo con ella, hablando de todo sobre su cita con Harrison y la forma en que la había besado en la gran manzana; su larga caminata por las calles de la ciudad y lo tierno que se había portado con ella durante lo largo de la tarde.
-Y cuando me vino a dejar a casa, no aguante más y fui yo quien lo beso- finalizó emocionada, casi dando pataditas en la cama. -Mia no se si es lo correcto pero creo que me estoy enamorando- me miró atentamente. Lo único que pude hacer fue sonreírle a mi hermanastra.
-Sam, eres joven- dije. -Enamorate y desenamorate cuantas veces sean necesarias- la miré y ella sonrió levemente. -Y si el mundo está en contra de esto, mandalos tan lejos como puedas.  Es tu vida, vivela- Samantha me rodeó levemente con su brazo.
-¿Y qué hay de ti?- preguntó Sam mirándome. -¿Por qué estás aquí arriba?- preguntó.
-Mi madre y yo peleamos porque se me ocurrió salir de la casa sin permiso- dije. -Pero solo salí a disfrutar de la ciudad. Salí de mi encierro y a disfrutar- cerré los ojos pensando en Sebastian.
-Ugh, los padres pueden ser tan molestos- dijo soplando un poco de aire. -Ignoralos solamente. Es lo que siempre hago- río levemente. -¿Haz hablado con Nate?- preguntó.  -Ha estado preguntando por ti- me miró.-Algo sobre una pelea con Bash- Ella ya lo sabia, pero quería oirlo de mi.
-Se pelearon porque Nate quería que me quedara a ver su entrenamiento y me dijo que ustedes seguían ahi. Después Sebastian se entero que me había mentido, se molesto y se pelearon- encogí mis hombros.
-¿Nate peleando?- se extraño.
-Si- y yo también...-Pero me molesto que me mintiera- y lo había hecho, entendía que quisiera que viera su entrenamiento pero no tenia porque engañarme para lograrlo.
-Lo se, Nate solo quería estar contigo- dijo mi hermanastra acomodándose en la cama.  -¿Puedo quedarme hoy aquí?- preguntó mirándome con ojos de pequeña.
-Claro, la cama es lo suficientemente grande- me hice a un lado y la deje recostarse en la cama.

La mañana siguiente llegó muy pronto a mi parecer; no sabía si era porque no estaba acostumbrada a compartir mi cama o por el simple hecho de que Samantha se había quedado platicando hasta altas horas de la noche.
Salté de la cama en dirección al baño para comenzar a arreglarme para ir a la escuela. Había optado por ir con unos pantalones de mezclilla ceñidos, una blusa blanca y una chamarra de cuero negra para cubrirme del frío mientras que en el cabello me hice una coleta despeinada.
Una vez lista salí de nuevo al cuarto, tendí la cama y tome mi teléfono para checar los mensajes que habían llegado en el transcurso de la noche.

Sal, estoy afuera 😌
-Sebastian.

-¿Qué diablos hace Bash aquí afuera? - preguntó Sam entrando al cuarto y desenredandose el cabello que aún seguías mojado.  Guarde el teléfono casi como si ocultará algo pero caminé hacia la ventana para saludarle. Sebastian me hizo señas para que bajará y sonrió al ver mi cara de espanto al ver que traía la moto. Se veía tan guapo recargado en la moto con aquella sonrisa retorcida y burlona. -¿Mia?- me llamo de nuevo Sam. -¿Qué está pasando aquí?- giré para encontrarla con mis mejillas completamente sonrojada.  -Oh Dios- me miró con la cara traviesa.
-No Sam, no es asi- dije dándome cuenta de la razón por la que me miraba así.  -Me acaba de mandar un mensaje de que baje, no se que quiera- mi celular vibró sobre la cama y en seguida Sam se lanzó hacia el para leer el mensaje. 

Vamos; te llevo a la escuela.
-Sebastian.

-Ay por Dios, pequeños pillos- dijo Sam dándome el celular en la mano. -No me sabía esto- se burló. 
-Esto no es nada Sam, y no puedo irme con el. Mi madre y yo peleamos porque salí de la casa con el- Samantha sonrió de lado. 
-Ve con el, haremos como que nos fuimos juntas- tomó su mochila y se acercó a la ventana haciendole señas a Sebastian de que se fuera a dar la vuelta.
-Sam yo no- me calló.
-Solo vive- me recordó dándome la mochila al tiempo que salia conmigo de la habitación.  -Familia, ya nos vamos- dijo Sam tomándome del brazo. -Hoy llegaremos algo temprano a la escuela por el club de baile- y así sin más me sacó de la casa y me dirigió al lugar a donde había mandado a Sebastian. -Vayan polluelos- río mientras ella se alejaba de ahí.
-Mmm... hola- dije nerviosa mirándo la imponente moto. -¿Nos iremos aquí? - Sebastian sonrió y extendió el casco hacia mi.
-Anda súbete- acate la orden y con todo el miedo del mundo me subí a la moto. -Puedes abrazarme si quieres- dijo girando su cara hacia mi. -Confía en mi- dijo finalmente antes de empezar el viaje.

Mi destino eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora