*Sebastian*
Aquel día por la mañana Seth me había invitado a la tradicional pijamada que haciamos una semana antes de inicio de cursos, donde estarían todas los chicos y por supuesto, las chicas, incluyendo a la hermanastra recien llegada de Seth, a quien por alguna extraña razón no tenía ganas de conocer.
Todo parecía normal aquel día al llegar a casa de Seth y Samantha, las chicas comenzando a beber y hablar sobre quien sabe quien, y los chicos bebiendo y jugando al Play Station, compitiendo y apostando a ver quien ganaba.
-Iré por unas palomitas, en seguida vuelvo- dijo Nate poniendose de pie y caminando hacia la salida de la estancia con rumbo hacía la cocina.
Unos minutos más tarde, la vi entrar, silenciosa y sonrojada a la estancia con Nate, sin palomitas, a su lado. Era muy bella, tan diminuta y angelical, tan extraña a todo esto.
-Hasta que llegas- la miró -Ya vi porque tardaste tanto- dijo Sam haciendole burla. A la chica las mejillas se le volvieron a inundar de un fuerte color rojo mientras que Nate mostraba una ligera sonrisa.
-No es que yo- la chica tartamudeó notoriamente apenada buscando algo que decir. Sam lanzó una carcajada.
-Tranquila Mia, es broma-dijo. -Me da gusto que ya hayas conocido a alguien... y más que nada a Nate- Nate simplemente dedicó una sonrisa leve y encogió sus hombros. La chica fijo su mirada en mí y yo lo único que pude hacer fue desviar la mirada hacía otra parte.
Como ritual de iniciación, alguien de las chicas, en este caso Holly, se encargó de presentar al grupo y por parte de los chicos, Nate fue presentándonos a cada uno hasta llegar a mi.-Y él es Sebastian- oí a Nate decir con voz galante. Rodeé mis ojos ante la patética voz de Nate, era uno de mis mejores amigos, pero cuando quería, parecía un completo idiota. La chica pareció triste y apenada, ¡diablos! pensó que había sido por ella.
-No tienes porque ser grosero Sebastian, ¿sabes?- dijo Hayes quien se encontraba a mi lado. -Y menos aún porque esta es tan casa de Seth y Sam como de ella.
-No, es que- intenté decir pero lo único que gané fue una mala mirada por parte de Hayes.
Pusimos una pélicula y nos acomodamos para verla; vi como Mia hacia un gesto y se echaba a caminar hacia el piso para posteriormente sentarse en la alfombra, ya que el único lugar que quedaba disponible era entre Thea, quien había sido bastante grosera con Mia, supongo yo a razón de Nate, y yo, quien había sido un completo idiota sin querer.
Nate se sentó a su lado y se comportó como todo un caballero con ella en todo momento, ofreciendole su chamarra para que no pasara frío y ordenando un chocolate caliente para ella; ¡vaya idiota! pensé con cierto recelo mientras fijaba de nuevo mi mirada en la pantalla, siendo constantemente distraído por la voz de Nate y la de Mia.
-No hacemos nada- dijo Nate, supongo ante la sorpresa de Mía por la idea de dormir todos juntos. Para nosotros era algo normal pero para los sureños no creo que tanto.
Arreglamos toda la estancia y poco a poco todos fueron cayendo en un profundo sueño, no se si inducido por el alcohol ingerido o porque estaban realmente cansados, pero yo a pesar de la cerveza que me había tomado, no podía dormir; no podía dejar de pensar en la manera tan apenada en la que había llegado y sus lindas mejillas coloradas, en como al sonreír se le dibujaban un par de delicados hoyuelos y en como sin querer, había quedado como un completo idiota ante ella.
La vi levantarse y salir de la habitación con el celular en mano yendo hacía supongo yo la que sería su recamara, y yo aún no podía pegar un ojo. Cada que cerraba los ojos, su rostro aparecía de nuevo. Un poco harto de pasarla así, decidí levantarme de la bolsa de dormir y salir a fumarme un cigarrillo en una de las ventanas que daba hacia Central Park, admirando la vista que ante mis ojos se presentaba. Después de darle unas cuantas caladas al cigarro y apagarlo, regresé a la estancia, justo en el momento que la vi pasar con dirección a las escaleras y con dirección a la cocina.
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Mi destino eres tú
RomanceCuando era pequeña, solía pensar que la primera persona de la cual te enamorabas, era la persona con la que te quedarías, aquella persona con la que vivirias el tan aclamado "felices por siempre". Años más tarde, descubrí que no era así, que conocer...