SEBASTIAN
-¡Vamos Bash, quédate!- dijo Seth mirándome al mismo tiempo que los demás se me quedaban viendo. En este momento era una especie de héroe para todos ellos, pero yo simplemente quería ir a mi casa y descansar.
Quería pensar en lo que sería ahora de Thea, en la razón tan estúpida por la que había llegado a esto. Era una de mis mejores amigas y por mas decepcionado que me sintiera a causa de lo que había hecho, no dejaba de preocuparme.
-No chicos, yo creo que es momento de darle un respiro- me acerque para despedirme de todos y después salí con rumbo a la calle para subirme a la Ducati monster 696 negra que mi padre me había regalado por mi cumpleaños del año pasado.
Escuche el motor rugir con fuerza y aquello llenó mis pulmones de un aire diferente, inflandolos de todo aquel que me hacia falta. Respiré con fuerza y entre pestañas logre ver a alguien asomarse por la ventana de la casa de Seth y Sam. Era Mia quien simplemente veía con cierta nostalgia la ciudad. La admiré viendo hacia la ventana segundos antes de que desapareciera por completo.
Pise con fuerza el acelerador y salí hecho una furia de la casa de los chicos para integrarme al agitado movimiento de Nueva York, pronto llegue al John Finley Walk, uno de mis lugares favoritos en la ciudad, desviándome un poco de mi casa en Carnegie Hall. Apague la motocicleta y me senté a un lado del East River sintiendo la brisa del río inundar mi cuerpo. Desde que era pequeño era un lugar al que me encantaba ir para pensar, para reflexionar y estarme tranquilo.Recordé la mirada de Mia, aquel agradecimiento escrito en sus ojos verdes y la sonrisa tan linda que propinaba al mirarme; la manera en que no le importó lo grosero que había sido por la mañana sino el hecho de que me había preocupado por ella y más aún la manera en que incluso después de lo que había sucedido,tenía una broma que ofrecer para relajar el momento. Sin siquiera pensarlo, sonreí al evocar su recuerdo. Era un respiro fresco para este, ya tan, contaminado aire neoyorquino.
Después de quedarme un tiempo sentado admirando el día, decidí que era tiempo de regresarme a casa. Seguramente mi papa estaría esperando por mi para contarme las hazañas del día de hoy y como estaba esperanzado en poder verme convertido en todo un médico.
-Ya llegue- dije entrando a la amplia casa dejando mis llaves sobre la mesa de entrada.
-Hola querido, ¿Cómo ha ido todo?- dijo mi abuela Victoria caminando hacia mi.
-Bien y no tan bien- dije soltando un suspiro cansado. Mi abuela sonrió y me atrajo hacia el comedor para que tomáramos asiento.
-¿Qué ha pasado cariño?- peinó mi cabello levemente causando que la mirara con los ojos hechos un par de rendijas.
-¿Recuerdas a Thea?- mi abuela Victoria recordaba sin lugar a dudas a mi amiga. Sabía todo lo que había pasado y la conocía a las mil maravillas, ya que después de la muerte de Kyle, Thea pasaba todas las tardes conmigo.
-Como no- dijo mi abuela poniendo su característica cara de pena. -¿Cómo ha estado esa chica?- preguntó mirándome con atención.
-Mal abue- dije mirándola de reojo. Seguía sintiéndome mal por ella. -Ayer llego la hermanastra de Seth y al parecer a Thea no le agrado para nada- recordé la ira con la que la miraba. - Y hoy hizo una locura- comenté- Mientras estaban ellas dos en la pileta intentó ahogarla y no es por hacerme el héroe pero yo creo que si no hubiera llegado a tiempo, la mata- mi abuela hizo una cara de sorpresa. -Mia,la hermanastra de Seth, estuvo a nada de morirse abuela, me costó todo darle respiración boca a boca- expliqué. -Pero lo peor fue cuando enfrente a Thea, fue como si no hubiera hecho absolutamente nada- dije y mi abuela estaba casi horrorizada. -Era como si nada hubiera pasado- dije. -Se la llevaron directamente los policias- comente. -Pero yo me siento mal por ella ¿sabes? Se que hizo mal, muy mal de hecho, pero no deja de ser mi amiga- mi abuela me tomó por el hombro.
-Lo se cariño, pero ella no actuó como debía de hacerlo- y se que tenía razón. -Ella actuó mal y desgraciadamente cuando uno actúa mal, debe afrontar las consecuencias- me sentía tan terrible por Thea, estaba pasando por cosas inimaginables en este momento.-Que desafortunado asunto- dijo mi abuela. -¿Y la chica como esta?- preguntó mi abuela curiosa.
-Bien- dije y una leve sonrisa se formó en mis labios. Rogué a Dios que hubiera pasado por desapercibida porque sino mi abuela comenzaría a generar sus locas ideas, empezaría a expresarlas y lo peor de todo, sus burlas no iban a cesar.
-Y esa tal Mia...- dejo la oración abierta como para que yo la concluyera con lo que ella quería oír pero yo me hice el occiso. -¿Te gusta?- concluyó.
-No abuela, acabo de conocerla- dije girando los ojos. Era cierto, no podía gustarme después de haberla visto un día y haber intercambiado unas cuantas palabras con ella, no estábamos en una película de Disney ni nada parecido.
-Bueno pero no tienes porque ponerte asi- negó ante mi comentario.
La puerta principal se abrió de par en par y poco después entró mi padre desacomodandose la corbata; podía leer entre gestos, había sido un día pesado para el y las grandes ojeras debajo de los obscuros ojos de mi padre no lo dejarían mentir.
-Hola familia- dijo largando un suspiro cansado. -¿Qué tal su día?- preguntó curioso sentándose a nuestro lado.
-Regular- dije sin más. No me gustaba entrar en detalles con mi padre puesto que siempre terminaba interrumpiendome para contarme que si el paciente había hecho esto o que si la enfermera o alguno de los médicos que estaban a su cargo y así se le olvidaba si quiera prestar atención a lo que yo decía.
-Yo tuve un día bastante arduo- dijo. Aquí íbamos de nuevo. -La Doctora Jenkins se enfrenta a una demanda- explicó. -Durante una gastroscopia perforó el intestino de una mujer...- de pronto mis oídos pusieron mute a su voz.
Odiaba que papa ni siquiera hacia el mínimo esfuerzo por escuchar de mi, de mi día. Simplemente era el, siempre; como si todo el mundo quisiera solamente oír de el.
Me levante de la sala y enfile con dirección a mi recámara.
-Sebastian, estoy hablando,no debes ignorarme cuando estoy hablandote- me giré a verlo con los ojos levemente entrecerrados.
-¿Y tu cuando te preocupas por mi papa?- dije con voz alta. -Ya me se la historia de siempre, estas en el hospital y de repente algo sucede de la manera equivocada, ¡y ahí estas tu para salvar el día!- dije con una risa fingida. -Sinceramente, tengo tarea por hacer- continúe caminando.
-Estas de vacaciones Sebastian- dijo mi padre. -¿Por qué no pasas un día con "tu viejo"?- dijo queriendo hablar con lo que el decía era onda. -Sueno casi como tu- río levemente. Entorne mis ojos y dirigí mi mirada hacia el.
-No quiero papa, de verdad- rasqué mi cabeza. -Tu has tenido un día duro, yo igual- el rostro de papa volvió a transformarse.
-¡¿Tu un día duro?!- gritó mi padre exaltado. -Tu saliste de vago con tus amigos, ¿Cómo puede eso simbolizar un día duro?- ¡por Dios!
-¡Salve la vida de una persona!- dije exasperado. -Una chica estuvo a nada de morirse y la salvé- lo miré escudriñandolo. -El mundo no gira alrededor de ti papa, no eres la única persona importante-señalé. Mi abuela nos miró a ambos.
-Chicos- intervino.
-¿Salvaste una vida?- de pronto se interesó. -¡Cuéntame todo!-
-Papa- dije antes de que prosiguiera con su emoción.
-¡Serás un excelente médico!- gritó con alegría.
-¡Carajo papa!- grite con exasperación. -No quiero ser médico- entonces sentí la palma de mi padre que se extendía sobre mi mejilla.
-¡No vuelvas a levantarme la voz!- dijo molesto.
-Vete al diablo- comenté molesto mientras iba a toda prisa hacia mi recámara.Estaba harto de que mi padre no me dejara expresarme; no era la bofetada, era el hecho de que quería decidir sobre mi, sobre lo que quería hacer y sobre quien quería ser.
Me acerque a la ventana y continúe a respirar el aire fresco de la ciudad, cerré los ojos y me relaje un poco.
*brr brr*
Me acerque con un poco de molestia a revisar quien me mandaba mensaje, pero pronto me relaje al ver que era Samantha.Sam: Alguien está muy agradecida contigo 🤗
Tu: Vaya, ¿quien será?
Sam: Empieza con M y termina con Ia. ¡Bien hecho chico! Muchas gracias por todo. Descansa 🙂
Tu: Igualmente Sam.Cerré los ojos y una sonrisa se apareció en mi rostro. Maldita sea, ¡esta chica cambiaba mi ánimo como si nada! Nuevamente su rostro de agradecimiento apareció ante mis ojos.
ESTÁS LEYENDO
Mi destino eres tú
RomanceCuando era pequeña, solía pensar que la primera persona de la cual te enamorabas, era la persona con la que te quedarías, aquella persona con la que vivirias el tan aclamado "felices por siempre". Años más tarde, descubrí que no era así, que conocer...