Capítulo 12

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No podía dejar de pensar en lo que me había dicho Franco, pero tampoco sabía que él estaba interesado en mí. ¡Ya no entendía a este chico!

Paloma no me servía de mucha ayuda ahora, ya que ella me decía que salga con ambos hasta que me dé cuenta cuál de ellos me gustaba realmente. En cambio, Juan me decía que debería estar con Franco, pero eso arruinaría la relación de pareja de baile, si es que no se había arruinado todavía y Lorenzo ¡Y Lorenzo! ¡Que chico que me estaba poniendo de mal humor últimamente! Después de contarle todo sobre mí triángulo amoroso, se enojó y no me hablo más.

Lo único que podía hacer, era hablar con Franco. No tenía ni idea de que le iba a decir, pero algo tenía que hacer.

Estaba esperando a Franco en la terraza, y él no llegaba. Me había quedado sin batería en el celular, por lo que además de incomunicada, no sabía ni qué hora era. Y estaba muy cansada...

*****

FRANCO:

Estaba yendo al ensayo en nuestro lugar secreto, pero de muy mala gana.

No tenía ganas de cruzarme a mis abuelos, que después del encuentro que tuvimos no se me ocurrió otra cosa que salir corriendo. No tenía ganas de ver a Mía, porque me preguntaría sobre eso y lo peor de todo, no quería verla porque estaba muy molesto al verla irse con otro.

Después de esa situación, no tuve otra idea que recurrir a mi psicoamigo, que no me ayudo en nada. Me dijo que estaba haciendo todo mal.

¡Yo pensé que mis indirectas eran obvias! Tampoco quería encararla de una, la primera vez que la vi, aunque me moría por hacerlo. ¡Porque realmente la quería conocer y no quería arruinar las cosas!

Estaba tan metido en mis pensamientos que cuando paso al lado de la oficina de mis abuelos para ir a la terraza, no me doy cuenta que estaba la puerta abierta.

-¡Franco, por favor Franco!- Me grita mi abuela, aunque estaba enojado y quería irme, no pude.- Por favor, pasa.

Entro, pero dejo la puerta abierta por si llega a pasar Mía y la pueda ver para frenarla y explicarle por qué no llegue.

-Por favor sentante.- Me dice y me siento en frente de ella.- Yo sé, que tu padre.- Respira hondo antes de seguir.- Yo sé, que tu padre te ha dicho un montón de cosas desde la muerte de tu mama, cosas que a mí me dolieron mucho.

-Es mi papa, es mejor que ni hables de él porque es mi papa.- Respondí yo lo más calmado que pude.

-Tenes razón, solo quiero que sepas que me hace muy feliz que hayas vuelto a bailar.- Sirve agua caliente en un mate y me ofrece, pero niego con la cabeza.- Estuve hablando con Giselle y la verdad que voy a estar toda la vida agradecida con Mía y con su zapato, también se que tu papa no sabe y si queres que haga como que no soy tu abuela, lo haré, pero por favor seguí bailando.

Sentía una presión en el pecho de angustia, quería llorar.

-Abuela ¿cómo me vas a decir eso? Siempre vas a ser mi abuela, a pesar de las cosas que hayan pasado con mi papa. Solo no quiero estar al medio y prefiero que sea todo un secreto.

-Está bien, tenes razón.- Suspira con tristeza.- Nos volvimos antes del viaje con tu abuelo, por que el enfermo, ya está muy viejito.

Esa presión que había empezado a sentir en el pecho se trasladó a la garganta y no me salían las palabras.

-Nos gustaría mucho que vengas a visitarnos, pero sin presiones, solo si queres. El abuelo no va a venir hasta que se mejore, porque le pidieron que este en cama y que no pase frió.- Me dijo mi abuela al ver que no contestaba.

-¿Qué tal esta noche? Le voy a decir a mi papa que me voy a dormir a lo de un amigo y voy a cenar con ustedes, y bueno después me voy a tener que ver con Mía.- Dije.

-¡Me encantaría! ¡Ya mismo llamo a tu abuelo, va a estar tan contento! Y más vale que nos cuentes sobre Mía esta noche.- Me dijo levantándose de la silla por la emoción.

-Pensé que ya conocían a Mía.- Dije riendo.

-La conocemos hace años, pero es la primera vez que anda tan enamorada.- Dijo feliz mi abuela.

-No sé qué tan enamorada va a estar por que la deje plantada y porque le mentí sobre ustedes.- Dije mirando el suelo.

-Mejor tarde que nunca, así que anda a buscarla y nos vemos esta noche.- Me termina diciendo con un abrazo. Como extrañaba su olor, sus mimos y su cariño-

Al salir de su oficina cierro la puerta atrás mío y doy un gran suspiro. Tenía una sensación muy rara en el cuerpo. Ni buena, ni mala, solo rara.

-Cuando Mía se entere de esto no te va a querer ver la cara nunca más en tu vida con lo rencorosa que es.- Me dijo una voz atrás mío con un tono de odio. Cuando me doy vuelta, era esa compañera de tango con la que los otros días estaba peleando Mía.

-¿Quién sos?- Sale de mi boca.

-Lara, hace dos meses que estamos en la misma clase y no te sabes mi nombre, empezamos bien.- Dijo todavía enojada.

-¿Qué problema tenes Lara?- Le pregunto un poco molesto.

-¿Mi problema? Siempre fue Mía, estoy harta de ella.- Dice cruzando los brazos.- Y ahora, también es tu problema, porque si ella se entera que le escondiste algo tan grande como que los directores de la academia son tus abuelos, ella nunca te lo va a perdonar.

Respire hondo y mire para todos lados para ver que nadie esté cerca, ya sabía para donde venía esto.

-¿Que queres a cambio por tu silencio sobre esto?- Le dijo en el mismo tono que ella.

-Que entres al mundial de tango como pareja mía.

Pasión MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora