Capítulo 1. La vieja Brigida

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Los parpados me pesaban, pero el brusco vaivén del auto era lo único que lograba mantenerme despierto. Finalmente, la carcasa de auto que tenía Roy paro de golpe; provocando que me diera de lleno contra el frío cristal de la ventana.

- ¡No! Vamos nena... ya falta poco para llegar –gimoteo –.No me hagas esto preciosa –dijo en voz baja tratando de arrancar su viejo auto mientras emitía uno que otro gruñido. Me talle la frente y lo mire con fastidio. Siempre era lo mismo.

-Deja de tratar al auto como una chica. Es deprimente... y raro. –hice notar mi mal humor.

-¡Shh! –Roy, llevo uno de sus dedos a la boca haciéndome guardar silencio –, Brígida puede escucharte y entonces...

-Esta cosa ya no va a arrancar Roy –dije con evidente fastidio –. Me sorprende que no se haya detenido medio kilómetro atrás. –Roy arqueo una de sus pobladas cejas e hizo una mueca con la boca. Sus enormes ojos me acusaron, incluso, mucho antes que su venenosa boca.

-Bueno, no eh sido yo quien se ha quedado dormido –dijo –, y lo ha dejado el autobús lleno de adolescentes hormonales con problemas de mantener su saliva en su boca.

-Sí te has dormido –puntualice, ignorando su excesivo uso de sarcasmo. El castaño hizo una cara extraña y chasqueo la lengua.

-Sí, pero por lo menos tengo auto. –pude ver como una sonrisa santurrona se asomaba por la esquina de sus labios. Genial, aquí íbamos de nuevo a tener una estúpida pelea de "yo te gano y punto" de esas que parecen nunca tener fin, al menos no para unos inmaduros como nosotros.

-Uno muy viejo, llamado Brígida. Que nos ha dejado botados a medio camino. –no fui capaz de contener mi sonrisa. Por su cara molesta supe que yo había tomado la delantera en esta inmadura pelea. Y además, tenía razón, aunque él no quisiese admitirlo.

-De acuerdo, lo sé –puso los ojos en blanco y golpeo el volante con las palmas –. Esta cosa es un fósil con ruedas, pero esto es mejor que nada.

Sonreí sin poder evitarlo. Él podía ser un idiota, desquiciado, y un poco suicida al querer conducir este viejo auto, pero era mi mejor amigo ¿Qué podía hacer? Además odiaba ir en autobús y aunque nunca lo reconocería en voz alta, esta carcacha era mejor que nada; aunque tuviera sus complicaciones, como dejarnos botados, por ejemplo.

-Como digas Roy. Pero insisto en que deberías comprarte un auto más reciente. No bromeo cuando digo que conducir esta cosa es peligroso... y suicida –solo recibí un suspiro como respuesta. De hecho yo también debía conseguirme un auto o mínimamente una bicicleta.

Mire el reloj en mi muñeca. Tan solo faltaban veinte minutos para que las clases comenzaran. Resople frustrado. Esta debía ser una broma. Y una muy mala.

"Esta mañana se les informo a las autoridades sobre una joven desaparecida. Con este son tres casos..."

Salte del susto y apague la vieja radio que solía prenderse sola a veces. Si, sola.

-Algún día Brígida va a matarme de un susto –le dije al castaño a mi lado, el cual hizo caso omiso a mi casi infarto, para tratar de arrancar el auto.

-Pues no. Creo que Brígida está en sus días sensibles por los que pasan todas las chicas –sí, él estaba completamente chiflado.

Al parecer él era el único que pensaba que "Brígida" era una chica. Y eso era lamentable.

-¡Brígida es un auto, no una chica!

(...)

Esto era muy malo. Tenía quince minutos de retraso. Con suerte apenas habíamos llegado, lo cual no había sido fácil gracias a la espesa neblina de allí afuera.

Entre BestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora