Capítulo 2: No has de abrir tu corazón

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Después de leer esa historia inspiradora comencé a creer en que podía lograrlo, en que podía al fin jugar con Anna sin hacerle daño, he estado practicando desde los 8 años, pero siempre fallo, pero ahora que tengo doce creo que estoy lista, iba a empezar cuando...

Anna:¿Y si hacemos un muñeco? con nuestra bici hay que pasear, tu compañía hace falta aquí, con los retratos ya empecé a conversar, no te rindas Joe.

No puedo creerlo, no había escuchado cantar a Anna desde los ocho, bueno, de todas maneras ya me extrañaba de que se rindiera tan fácil. Pero me preocupaba de que estuviera hablando con los retratos.

Anna: Es algo aburrido solamente ver las horas decir tic toc, tic toc tic toc tic toc.

Luego se fue y pude seguir practicando, cada cosa que tocaba se congelaba, pero seguía teniendo calma. Llamé a mamá y a papá a ver si me podían ayudar.

Después de seguir sin ningún éxito papá concluyó.

Papá: Ya entiendo el problema

Elsa y Mamá: ¿Cuál es?

Papá: Elsa cuando tocas la cosas, ¿Qué piensas?

Elsa: En que si logro controlar mis poderes, al fin podré estar con Anna.

Papá: Ese es el problema, Elsa no has de abrir tu corazón si no quieres usar tus poderes, porque tus sentimientos se reflejan en ellos.

Mamá: Tu padre tiene razón Elsa, toma la vela de tu mesa y ten la mente en blanco.

Papá siempre ha tenido la razón así que le hice caso, agarré la vela con la mente en blanco, cuando ví la vela no estaba congelada, pero si estaba cubierta de escarcha. Papá y mamá se alegraron

Papá: Ese es un gran comienzo Elsa. Te felicito

Mamá: Sigue practicando así y lo lograrás.

Yo también estaba feliz, ¡lo estaba logrando! empecé a brincar de felicidad, pero al abrirlos me encontré con una terrible sorpresa.

Jelsa: Un amor congeladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora