Jelsa: Un amor congelado

Capítulo 20: No me vuelvas a dejar

"Antes de empezar a leer este capítulo les quiero decir algo importante: La historia tiene fantasía... Se que eso no es muy importante pero no lo puse en la descripción de la novela y solo quería decirles eso, y tambien quería hacerles perder el tiempo leyendo esto para que se tarden más en leer el capítulo, JAJAJAJAJAAJA, soy mala XDDD, pero no dejen de votar porfis :3, bueno aquí va el capi:"

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Narra Elsa:

Ya no podía esperar más, destruí las cadenas que cubrían mis manos y también el muro de la cárcel, escapé antes de que los guardias abrieran la reja.

Tenía que escapar, volver de nuevo a mi libertad, y con Valentín... Sí, eso es lo que debo hacer primero encontrar a Valentín para que me ayude a descongelar el reino.

Después de caminar por muchas horas en la fría tormenta, vi una figura que se acercaba lentamente a mí, era una figura bastante familiar a mi parecer, sacaba todas las conclusiones para recordar quien era, pero con esta tormenta no podía pensar bien (no me pregunten por qué, pues yo tampoco lo sé), al fin pude ver quien era en realidad la persona, y era Hans.

Elsa: Vete Hans, llévate a Anna lejos de Arendelle, no es seguro aquí-gritaba para que Hans pudiera entenderme durante la ruidosa ventisca.

Hans: ¡Ya no importa! Anna llegó a Arendelle demasiado tarde.

Elsa: ¿Qué?

Hans: Congelaste su corazón, ¡su pelo se puso blanco y su piel se convertía en hielo! Cuando me di cuenta Anna era una estatua ¡La mataste!

Sentía como una parte de mí se rompía, mi cuerpo ya no respondía a mis movimientos, caí al suelo con fuerza, y cuando lo toqué, paro la tormenta, pero seguía siendo invierno, yo sólo no podía parar de llorar... Lloraba y lloraba, no podía hacer nada más.

Xxx: ¡NO!

Narra Karen:

Karen: ¡¿QUÉ FUE LO QUE PASÓ KEITH?!

Keith: ¡Te juro que no tuve nada que ver! Encontré a Valentina desmayada en el salón de entrenamiento y me la llevé a la habitación antes de que alguien la encontrara, luego se puso a hurgar en las cosas de Daniel y sacó una joya rosada, traté de quitársela pero no pude.

Karen: Tuve que poner en riesgo mi vida... ¡sólo para encontrarme con un desastre amoroso más!... Espera ¿joya rosada?

Keith: No era rosada técnicamente, era más bien como un color magenta...

Callé a Keith y me acerqué a Valentina lentamente.

Valentina: ¿Quién eres tú? ¿Eres amigo de mi novio?

Keith se golpeó la frente.

Karen: Soy tu hermana, Karen ¿me recuerdas?

Valentina: ¡Siempre he querido una hermana!

Karen: ¿Y sabes lo que hacen las hermanas? Prestarse sus cosas.

Valentina aplaudió como si fuera una niña pequeña y se quitó de su cuello un collar de oro con una piedra rosa.

Valentina: Te presto mi collar!- chilló contenta.

Lo agarré de sus manos y lo observé con detenimiento, pero Valentina me miraba confundida.