Un movimiento suave para frotarse la piel. Una homogénea mezcla. La perfección en un solo ser.
Gerard sonríe cada minuto dando de vez en cuando un saltito. Se estaba auto preparando para entrada la madrugada, donde sabía que Frank no podría resistirse más e iría a su habitación.
- Mi señor, ¿Cómo puede estar seguro que el señor del agua no va a retractarse?- El castaño rodó los ojos bajando las manos de su rostro viendo a Yael con molestia.
- ¿Acaso alguna vez he fallado en mi intuición?
- Jamás.
- ¿Y por qué dudas de mi?- Le replica casi enseguida. El sirviente baja la mirada y continúa acomodando las sábanas de seda dorada que Gerard había empacado para alguna emergencia como esa.
Claro, jamás imaginó que en verdad pasaría. Solo era, como el mismo lo auto determinaba, intuición.
Intuición de Dios astuto.
Muy inteligente Gerard, el premio al más inteligente del universo era suyo.
Sonrió terminando su tratamiento facial y así tomó su aceite de coco. Se había lavado el pelo por que, obviamente no se lo lavaba diario, ósea, el pelo se maltrata. Duh.
Y ahora le aplicaba aceite de coco que lo hacía sedoso y suave. Libre de nudos.
Empezaba a reírse solo y Yael solo podía hacer pucheros.
- ¡Ya se!- Dijo de repente. El pobre sirviente brincó en su lugar prestándole atención.- Oh, Yael. Yael... Yael... Yael... ¿Alguna vez has visto a alguien más astuto que yo?- Yael miró a todas partes negando enseguida.- Exacto. Por qué no lo hay.- Sonrío poniéndose de pie.- Se me ha ocurrido una gran idea.- Enfatizó alzando su índice.- Y tu, mi querido Yael, vas a ayudarme.
La madrugada había llegado.
Frank se removía en su cama una y otra vez siéndole imposible no pensar en todo lo que había pasado esa misma tarde.
Las palabras de Gerard le taladraban la cabeza y estaba más que convencido que aquello era un embrujo.
Ese Dios del fuego era un ser demasiado maligno. Solo hacia las cosas a su beneficio. Y ahora lo arrastraba a él de igual modo.
Pero enserio, no podía dormir.
Jamia estaba a un lado suyo demasiado tranquila. ¿Cómo podía estarlo?...
Era una gran mujer, sin duda.
Siempre se había preguntado cómo era que le aguantaba.
No la trataba mal pero era muy evidente que todo ese asunto de su unión era gracias a los ancianos. Gracias a que fue un cobarde que jamás pudo tomar decisiones por sí mismo y dejó de ser un homosexual abierto para volver a su closet.
Pero él tenía una razón, y esa razón era su nación.
Si se la pasaba por la vida simplemente haciéndole caso a sus deseos y empotrando a Gerard cada vez que quisiera, ¿Qué clase de Dios sería?
No era justo para su nación. Él se hacía cargo de algo muy grande.
Suspiró sintiendo unas nauseas tremendas.
¿Qué carajo?
¡Él jamás se sentía enfermo!
Algo estaba mal. Y todo giraba en torno a ese maldito Dios re bueno que quería, enserio quería, empotrar tan duro que su voz quedara afónica por tanto gemir su nombre.
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La reunión de Dioses. '~Frerard~'
FanfictionGerard y Frank se traen ganas, algo natural para alguien que controla el fuego y el agua. En un universo donde cuatro naciones están divididas por sus Dioses y al fin harán una reunión para aliarse. Volver a verse supone un peligro para todos, ya...