Sus verdes se abrieron sorprendidos mirándole con suma cólera, enderezándose enseguida y empujándole con una mano, detonando una descomunal fuerza que envió al señor de la tierra por los aires hasta golpearse con la pared del límite.
- ¡Tú!, ¡maldito ser del demonio!- Mikey se levantó enseguida alzando ambas manos a la defensiva.
- Gee, espera...
- ¿¡Cómo pudiste, hijo de la gran puta!?- Pero el Dios decidió ignorarle y volver a ir hacia él para lanzarlo al otro lado de la pared.
Cuando quiso volver a hacerle lo mismo, el rubio tomó sus manos y forcejeó con él hasta que consiguió calmarle:- ¡Suéltame, cabrón!, eres un mal nacido, hijo de la chingada. Jamás voy a perdonarte, maldito.- Gruñía Gerard. Mikey usaba su fuerza sosteniéndole aún más preciso y fuerte, hasta ver cómo el contrario empezaba a calmarse más y más llegando a punto en el que su boca hizo un puchero y empezó a llorar. Mikey suspiró y le abrazó enseguida dejando que se desahogase.- Por tu culpa ahora me duele el pecho y no puedo dormir... Siempre estoy pensando en ese maldito y no puedo dejar de llorar... Te odio, te odio, te odio.- Se quejaba. El señor de la tierra asentía aceptando su enojo mientras le acariciaba la espalda.
- Está bien, está bien...
- ¡Claro que no está bien, idiota!- El rubio respingó entones empezando a negar.
- Tienes razón, tienes razón... Claro que no está bien.- Entonces el llanto de Gerard aumentó y se quedaron así por al menos casi una hora.
Los sirvientes estaban ahí viéndolos, esperando a que todo pasara. Era un buen castigo para el señor de la tierra el aguantar al señor del fuego enamorado.
De repente, el esmeralda alzó la mirada al rubio atónito empezando a balbucear:- ¿Qué?, no te entiendo Gerard.- El Dios intento aclararse la garganta y volvió a hablar.
- Le diste la misma poción a Frank, ¿no?- Asintió.- Entonces... El que me ataque... ¿Frank me odia?- Mikey abrió los ojos mirándole atónito sin saber bien qué responder. La verdad era que él había llegado a la misma conclusión.
- N-no lo sé.- Vio los ojos de Gerard empezar a humedecer y entonces un mar de lagrimas incontrolables se formaron. Negó enseguida tomándole el rostro.- Espera, espera Gee... Dije que no lo sé, pero podríamos averiguarlo y...
- ¿¡Es que no lo ves!?- Gritó afectado.- Todos los días desde que volví a mi nación, Frank ha estado atacando la barrera con intentos de entrar por completo.- Mikey apretó los labios buscando rápido una solución, por qué esperaba que el señor del agua enserio tuviera una buena razón para lo que estuviera haciendo.
- ¡Ya se!- Dijo entonces. Gerard le miró sin entender.- Vamos a la nación del agua.- Frunció el ceño enderezándose.
- ¿Estás loco?
- Tal vez.- Alzo un dedo para indicarle espera.- Pero así podemos averiguar la verdad.
- ¿Cuál?, ¿qué Frank no me ama?- Mikey resopló.
- ¿Y si todo esto es obra de Jamia?, ¿si recuerdas que los encontró en el acto cierto?, ¿y que por eso dejó a Frank?, es la diosa de la desgracia, Gee.
- ¿¡Tu cómo sabes eso!?- preguntó escandalizado. Mikey miró a Yael de reojo que solo bajó la mirada apenado. Gerard suspiró pero se permitió pensar en lo que Mikey había dicho.
Podría ser cierto, ¿y si así era?...
Se escabulleron en la noche y entraron justo por el portal.
Usaron una invocación de la nación de la tierra como una distracción para así escapar de los que vigilaban de cerca.
Saltaron entre sus casas sin que nadie lo notara debido a su rapidez y visualizaron el castillo del señor del agua, por qué no, rodeada de esta.
Saltaron esta y escalaron enseguida hasta la segunda planta.
Ahí corrieron por los pasillos como un par de criminales listos para salir y entonces entraron enseguida a la habitación de Frank.
En ella se hallaba Jamia peinándose, quien saltó asustada al verlos.
- No se muevan.- Alzó las manos sacando unos látigos dobles que lanzó hacia ellos, quienes lo detuvieron con solo una mano y un movimiento.
- Más cuidado, niña.- Habló el señor de la tierra, quitándose así mismo la capucha. Pasó lo mismo con el señor del fuego que miraba a la mujer con desdén. ¿O eran celos?
- P-pero, ¿Qué hacen aquí?
- ¿Qué haces tú aquí?, esta es la habitación de Frank.- Replicó el Dios. Jamia apretó los labios bajando los látigos.
- Él me la dio.
- ¿Por qué?- Exigió saber.
- No lo sé. Desde que nos separamos lleva buscando mi perdón...
- Huh. Eso no vale la pena, por Dios.- Jamia alzó la mirada con lágrimas en los ojos dando un paso hacia él.
- Puede que para alguien como usted no, pero para Frank, un Dios con una humildad como la suya, merecer mi perdón es algo importante.
- Cuida como me hablas, niña. No querrás que te achicharre ahora mismo.- Jamia vio el fuego en sus ojos. Gerard era alguien de temer. Y aunque quería seguir respondiéndole, no tuvo el valor. Gerard suspiró y aún así dio otro paso hacia ella.- ¿Acaso tú... Estás atacando la nación del fuego?
- ¿Qué?
- Quiero saber. Han estado atacando la nación del fuego por la nación del agua. No puedo permitirme aún creer que haya sido Frank, así que si fuiste tú, dímelo ahora.- Jamia le miró fijo y sin miedo, negando al instante.
- Yo no fui, señor. No sé quién haya sido. Frank está ahora en un transe demasiado extraño. No come, no habla, no quiere salir a hacer sus deberes como el Dios de esta nación. No sé si desde su escondite manda esas órdenes, pero no he sido yo.- Declara. Y Gerard le cree. Y antes de que pregunte dónde está el castaño, la puerta se abre dejando ver a su sirviente con una cara de nerviosismo.
- Gibsy.
- Quedan arrestados por orden del señor del agua, Frank, por entrar a una nación donde no son bienvenidos.- Tras él, hombres de capaz doradas.
***
Últimos capítulos ...
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La reunión de Dioses. '~Frerard~'
FanfictionGerard y Frank se traen ganas, algo natural para alguien que controla el fuego y el agua. En un universo donde cuatro naciones están divididas por sus Dioses y al fin harán una reunión para aliarse. Volver a verse supone un peligro para todos, ya...