Hombres de capas doradas.

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Esta corriendo y no se detiene. Sonríe y jamás siente el cansancio de hacerlo. Ve su espalda y de vez en cuando, el castaño se voltea fijándolo con esos avellanas y así le sonríe.

- Ya vienen los hombres de capas doradas...- Le murmura. Gerard vuelve a reír corriendo más rápido hasta entrar en ese laberinto de la casa de Ray, en la nación del aire.

Llegan hasta algún matorral central y se tiran uno encima del otro.

Sus rasgos son más finos, todo en ellos es juventud.

Ríen a grandes carcajadas sin miedo; expresan sus emociones con el otro y no se cansan de mirarse a los ojos.

- ¿Lo intentamos?- Dice el señor del fuego. Frank sonríe llevando su pulgar a sus labios y repasándolos con estos.

- ¿Y los hombres de capas doradas?

- No nos pueden tocar, somos Dioses.- Dice arrogante.- Solo quieren asustarnos por qué sabes que lo que hemos creado no se basa en una buena voluntad. Pero a mí no me importa.- Espeta firme acercándose a él.- No mientras te tenga a ti.- Susurra y su aliento es cálido en la piel de Frank quien sonríe y le toma de las caderas atrayéndolo y sentándolo en su regazo a horcajadas.

Empieza a presionarlo hacia abajo y un pequeño gemido sale de esos labios que tanto ama besar.

Pensando en ello lo hace, y Gerard se deja hacer. Besos profundos y arrebatadores de sus suspiros.

Las manos de ambos que juguetean con sus cuerpos. Los pequeños gimoteos cuando siente la intrusión:- Siempre es tan doloroso al principio...- Emite apenas el de ojos verdes. El tatuado sonríe tratando de calmarlo con caricias y besos.

La verdad es que eso se siente tan bien...




Los hombres de capas doradas los citan en una gran mesa. Apenas y enviaron tres, con uno que va al mando sentando al lado de Raymond y Michael. Ellos los miran y saben que por su parte tienen el silencio, pero es muy difícil callar para siempre.

- Mortífera lo sabe.- Dice el hombre.- Ustedes han sido bendecidos siendo los Dioses de esta tierra por la única luz que es capaz de dárselos. ¿Y es así como le pagan?- Grita entonces indignado.- Creando profanaciones en medio del jardín y todos los lugares que ya han manchado. Naciendo un extraño sentimiento que jamás había sido visto. ¿¡No tienen temor!?- Gerard es el primero en negar.

- Somos Dioses, usted lo ha dicho. ¿Por qué he de temer de ti?, solo eres un hombre de capa dorada enviado por ella...- El hombre sonrió y se pone de pie sin dejar de mirarle.

- Ella me ha pedido que esto acabe ya. Apenas son unos niños sin experiencia y no están aptos para tal creación que no pueden controlar.

- !Tú que sabes!- Insistió el Dios.

- ¿Quieres probar?- El hombre camino hacia él pero al último momento se desvió y paró frente a Frank. Este alzó el rostro serio viéndole sin parpadear, atento a algún acto en su contra. Pero no fue un acto en su contra física, si no en su alma.

El capa dorada alzó su mano y le atravesó con esta. Frank quedó por un momento con los ojos desorbitados viendo entonces cómo era sacado de si, una extraña luz en forma de algo que no podían prever su forma. Era precioso, suavemente hermoso, incluso podía admitir que se parecía a Gerard:- Esto, es amor.- Dijo el hombre. El dios del fuego quedó perplejo. Tragó duro sin poder entender.- Le he quitado a Frank el amor que sentía por ti, solo quedó el deseo y la pasión. Ustedes no son aptos aún para esto.

- ¡Eso no es verdad!- Replicó el de ojos verdes. Frank seguía en un doloroso transe.- ¡Devuélveselo!- Ordenó. El hombre negó.

- Todos van a entregarme su derecho de amar. Ustedes se lo obsequiarán a los mundanos que han creado para que seguir su imagen y semejanza. Si al final pueden ser capaz de demostrar que con solo el deseo y la pasión pueden considerarse dignos del amor, entonces ella se los devolverá y les permitirá vivir como gusten conservando su posición.

- ¡No puedes!- Gerard lloraba inexplicable secándose cada gota salada de sus mejillas. El hombre solo fue hacia él metiendo la mano en su interior y sacando lo que él conocía como amor. Era brillante y precioso. Era como Frank.

Entonces no recuerda mucho de ella, pues se desplomó en un instante cuando el dolor fue demasiado grande de soportar.

Cuando despertó recuerda que se le había asignado un sirviente personal, Yael, quien le sonrió diciéndole que había colapsado debido a que entre los cuatro Dioses, habían entregado un gran tributo a los suyos. Eso llamado "amor."

Fue por cuenta propia.

Todos estuvieron de acuerdo.

Gerard solo asintió creyendo sus palabras y cuando volvió a ver a Frank, sabe que este de igual modo lo sintió, una insana sensación en sus pechos que los hacía querer correr hacia el otro y besarse hasta arrancarse las ropas.

Más tarde, por el mismo Yael, descubrió que se llamaba "deseo"

Pronto hubo lugar a la pasión.

Conocían lo que era el amor, lo que este hacia sentir a la gente y no se explicaban como ellos podían haber dado aquello como regalo.

Si el amor era muy hermoso.

Pero en esas noches donde el deseo y la pasión se juntaban de la mano, creaban efectos que eran muy parecidos al amor.

El las risas del otro, en las miradas casuales y los sonrojos involuntarios.

Esos gemidos que salían alaridos y el sudor corriendo por sus pieles.

Los problemas vinieron, y como ella predijo, fueron más fuertes que ellos para separarlos y crean un conflicto entre las naciones.

Ella solo los veía negando, creyendo haber tomado una buena decisión para sus hijos. Aún no era aptos para llevar tal sentimiento en sus pechos.




Cuando Gerard vio a Gibsy, y luego tras él, a los capas doradas, recordó absolutamente todo.

Empezaba a llorar mientras daba pasos lentos retrocediendo. Tomó a Jamia del brazo y empezó a correr.

- ¡Mikey!- El señor de la tierra asintió y enseguida creó una barrera que tapó el acceso de los hombres de capas doradas, siguiendo a Gerard y Jamia.

Ambos entraron a un corredizo y pararon hasta llegar al final, cerrando una puerta que los condujo a otro edificio:- ¿Dónde está Frank?- Preguntó el señor del fuego. La diosa menor solo quedaba atónita sin saber qué hacer.- ¡Dime!- Exigió.

- No le mereces.- Escupió. Gerard apretó los dientes y negó con el dolor expandiéndose en su pecho.

- Eso no lo decides tú.- Jamia solo pudo abrazarse a sí misma mirando hacia una de las torres de al lado.

- En el último piso.- Y así fue que salió corriendo dejándolos a ambos para ir en busca del amor.

***
Aveces me pregunto si enserio les gusta lo que escribo? :v

En fin :3

Actualización en lunes por qué se me hincho uno y dije ¿por qué no?

Recién hecho🌻

Hice un fic, Libro o como quieran llamarle de OS Frerard que siempre acabarán en SmUt babys.

Vayan a leerlo y díganme qué opinan 😜

La reunión de Dioses. '~Frerard~'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora