Capítulo 18

21K 2.1K 1.4K
                                    

Una plática honesta contigo mismo y el nulo coeficiente intelectual de los alfa

Eso fue suficiente para confirmar su más temida sospecha: el imbécil de Ryan había regresado y podía apostar absolutamente todo lo que tenía que era para nada bueno. Finalmente, después de casi cuatro años, el peor error de su vida volvía para intentar ponerlo todo de cabeza.

—Porque tu madre era una arpía conmigo— gruñó aventando el móvil en la isla.

Intentando lucir normal, cerró las cortinas de la cocina para evitar miradas indiscretas. Ya no podía sentirse tranquilo sabiendo que Ryan andaba por ahí, siguiéndolo y vigilando cada uno de sus pasos. Debía pensar muy bien, con la cabeza fría y despejada, qué hacer para deshacerse de su indeseado stalker antes de que provocara un otro desastre en su vida.

—¿Quién es una arpía?— habló alguien a su espalda. 

Inconscientemente, soltó un brinco por el susto; al momento sintió unos brazos enroscarse en su cintura, su primer instinto fue soltarse y huir, pero sintió el aroma a pino perteneciente a la persona y su cuerpo se relajó de inmediato.

—No hagas eso— reprendió con suavidad, dando un golpecito en las costillas de Louis con su codo—. Creí que llegarías más tarde.

Louis rió un poco, apretando un poco su agarre.

—Mi madre llamó y no pidió, le ordenó a mi padre que me dejara ir porque "hay alguien que me espera en casa"— dijo imitando la forma de hablar de la mujer—. Él no tuvo más remedio que obedecer.

—¿Y no puso resistencia? — preguntó entre divertido y confundido. 

—Lo hizo, pero mamá lo amenazó con algo que no alcancé a oír y aquí me tienes— respondió con una sonrisa—. A veces me pregunto quién lleva las riendas en una relación, si los alfas como siempre no han dicho o los omegas.

Harry se separó de él para voltearse y verle a la cara. Alzó una ceja cuando vio que la pregunta era genuina.

—Si deseas que satisfaga tu ego, la respuesta que buscas es que son los alfa los que tienen el mando — pasó un dedo por su mandíbula, bajando por su cuello y pecho—, pero la respuesta es más que obvia, los omegas tenemos el poder.

—¿Sí?— Harry picó con fuerza el pecho de Louis antes de alejarse.

—Sí— se agachó para tomar la charola del horno y la dejó en la mesa. No volteó a verlo cuando siguió hablando —. Todos los alfas, con su actitud "indomable", sucumben consiente o inconscientemente ante los caprichos de sus omegas, ¿me equivoco?

—No— dijo Louis media sonrisa—. Yo te daría el mundo si me lo pidieras.

Sintió su rostro enrojecer y de pronto ya no supo que responder. Había descubierto que Louis tenía una habilidad para dejarlo sin palabras con una facilidad aterrorizante. Su esposo, esbozando ahora una sonrisa completa y totalmente satisfecha, salió de la cocina para asearse.

Con el calor todavía en sus mejillas, se dispuso a servir la comida. No hubo necesidad de recalentar la lasaña, no había pasado mucho tiempo desde que fue preparada; siendo que sólo era Louis el que comería, dejó el plato servido en la isla para que comiera ahí mismo. No mucho después, Tomlinson regresó con algo en las manos y los ojos brillantes por la emoción.

Era la tarjeta del ginecólogo.

—¿Harry...?— su voz tembló un poco y él casi comete el error de sonreír.

—Me la dio tu hermana, por si lo necesito— contestó un tanto nervioso quitando con cuidado la tarjeta de las manos para guardarla en el bolsillo de su pantalón.

Who got the power? (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora