Prólogo

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El rizado miraba con burla a su padre, mientras oía como este le decía que se comportara como el omega dócil que debía ser.

—¿Para qué, papá? ¿Para que, cuando decida que yo ya no soy lo suficientemente bueno, busque a otra y me deje en ridículo frente a todos? O peor aún ¿con un jodido lazo roto? No gracias — el rostro de su padre se deformó por la furia que sentía en ese momento—. Y me causa gracia que sigas pensando que puedes controlar mi vida. No lo haces, nunca lo hiciste y nunca lo harás.

—Todos ellos eran buen partido para ti y los trataste como si fueran basura, a un alfa debes de tenerle respeto — el alfa golpeó la mesa con el puño cerrado ignorando lo último dicho por su hijo, pero este ni se inmutó.

—¿Esos alfas idiotas?— preguntó el omega antes de soltar una gran carcajada —. Me causaron más gracia que cualquier otra cosa, "seré tu alfa y como tal debes de respetarme", " solo te encargarás de atenderme a mí y a nuestras crías", "si no me obedeces te castigaré", "debes de dejarte dominar, si no seras un omega inservible"— trató de imitar a los alfas con la voz más ridícula que pudo. Negó con la cabeza mientras reía —. El día en que yo decida tener un alfa será porque mi omega y yo así lo sentimos, no porque tú o alguien quiere.

—Nos dejaste en vergüenza, omega estúpido, para la sociedad soy el alfa que no supo educar a su hijo.

—Dime, querido y amado padre, ¿crees que a mí me importa?— sonrió con fingida inocencia, gozando del gesto iracundo de su padre, quien parecía estar a nada de golpearlo. El golpe valdría la pena.

Desmond recargó sus puños en la superficie del escritorio, cerrando sus ojos y tratando de regular su respiración. Harry supuso que intentando calmarse.

—Debería, Harry— masculló el alfa mayor, mirándolo fijamente—. Recuerda que mi apellido es tu apellido y esto también te afecta.

Ahí estaba. Su intento de chantaje emocional. Tantos años y su padre aún no entendía nada, que absolutamente nada iba a lograr cambiar su manera de pensar y actuar. Desmond no tenía ningún recurso que usar contra él para hacer su voluntad. ¿Familia? Su madre y hermana no harían nada para dañarlo, menos por su padre. ¿Su relación padre-hijo? Esa se había destruido por completo desde que él era un adolescente. ¿Dinero? Quizá, eso sí.

—Te estoy hablando— su padre tronó sus dedos frente a él para llamar su atención. Puso los ojos en blanco.

Su celular comenzó a sonar, anunciando una llamada entrante. Salvado por la campana. Era Liam, su mejor amigo.

—No te atrevas a contestar, Harry— advirtió su padre—. Estamos en una conversación sería.

Levantó un dedo en el aire, para detener el sermón de Desmond. No estaba interesado en seguir escuchando lo mismo. Sin más preámbulo, contestó.

—¿Hola?

Hazza, ¿estás ocupado?— preguntó Liam alegre del otro lado de la línea.

Miró a su padre con detenimiento, él le hacía gestos para que colgara de inmediato.

—Para nada— contestó con una sonrisa burlona.

Estoy frente al edificio de tu padre, nos invitaron a una fiesta.

—Enseguida bajo— dijo, y colgó.

—No vas a ir a ningún lado hasta que terminemos de hablar— dijo su padre, pero no le prestó mucha atención—. Harry.

Se puso de pie para bajar y encontrarse con Liam, no quería hacerlo esperar mucho ni pasar más tiempo en esa oficina con su padre.

—Te estoy hablando, Harry.

—Papá no quiero pelear— habló con cansancio cuando su padre lo detuvo jalándolo del brazo con fuerza—. Lo que dices no me interesa, ya me lo sé de memoria. No sé cuántas veces tengo que repetir que no me interesa casarme. Suéltame, por favor.

Desmond se mantuvo quieto unos momentos, analizando sus palabras. Finalmente lo soltó, sin decir nada y regresó a su escritorio, continuando con su trabajo e ignorándolo por completo.

Harry salió de la oficina sintiéndose triunfante.

Cómo bien dijo, Liam estaba estacionado en el frente del edificio, esperándolo. Su mejor era un alfa, alto, de cabellos y ojos oscuros que hacía suspirar a cualquier omega y beta que lo viera, menos a Harry.

Ellos se conocían desde los siete años y él fue la primera opción para entregar a Harry, pero tanto el alfa como sus padres se negaron rotundamente porque no lo consideraron correcto. El dar omegas a los socios para quedar bien era cosa del siglo pasado, ahora tenían mas derechos y el estado los protegía, pero era algo que la familia Styles, que Desmond aún no en tendía.

—Creí que no te dejaría salir— comentó Liam mientras arrancaba—. ¿Qué hacías aquí?

—¿Tú que crees?— respondió con sarcasmo—. Lo mismo de siempre.

Harry aun no comprendía muy bien esa necesidad que tenía su padre con emparejarlo tan rápido, aún era joven y le quedaba mucho por vivir, mucho por experimentar y eso no iba a ser posible si estaba atado física y emocionalmente a alguien.

Ese hermoso omega de ojos verdes, cabellera rizada y labios color sandía necesitaba cambiar urgentemente si no quería problemas en un futuro y él mismo lo sabía, pero al oír hablar a los alfas, alardeando de ser mejores que los demás, simplemente lo sacaba de sus casillas.

Y había aprendido de la mejor, su madre era una mujer independiente que siempre le plantaba cara a su padre cuando las cosas no le gustaban, sin importar el hecho de que era una omega, y a él desde pequeño, poco a poco le enseño a ser de esa forma, lo felicitaba cada que le contestaba a su padre y éste, pobre ingenuo, creía que el comportamiento de su hijo era porque en un futuro iba a ser un gran alfa, poderoso y respetable. Já, sorpresa que se llevó cuando, a sus 17 años, se presentó como omega.

Su orgullo de macho alfa se vio herido, su hija mayor una alfa y su hijo un omega; desde ese momento ordenó a su esposa corregir esa actitud altanera que tenía su hijo, cosa que no hizo, al contrario, lo incentivó más.

"Nunca te dejes dominar por un nadie, tú tienes una gran alma luchadora que sería una pena desperdiciar si te unes muy joven a alguien. No marches al ritmo que marca tu padre, tú eres el único con el poder de decidir tu camino"

Fueron las palabras que su madre le dijo alguna vez, le enseñó como bloquear a su omega cada vez que quisieran usar la voz alfa en él.

Lo que Harry jamás se imaginó fue que, cuando él salió de la oficina, su padre llamó a Mark Tomlinson, su mejor amigo, para ofrecerle un trato.

Louis Tomlinson llegaría para poner la vida de Harry de cabeza.





Bueno, voy a editar esta cosa.

Tenía 16 añitos cuando escribí esto y la verdad tiene pura pendejada, mi idea es hacer la historia menos pendeja auuuunque sé que es el alma de la fic todas las idioteces que puse. Alto cringe, me da pena.

En fin, espero hacerla menos ridícula y más realista (tan realista como un hombre embarazado), sin tantas faltas de ortografía.

Tengame paciencia, iré subiendo poco a poco los capítulos de nuevo, corrgidos y si puedo con escenas extra.

Ni siquiera sé porqué siguen leyendo esto, no lo hagan.

Bai, los amo

Who got the power? (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora