Capítulo 19

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El regreso de un buen amigo

De todas las personas, Harry no esperaba ver a la persona con la que su madre platicaba tan alegremente ni en su más remoto pensamiento. Su mal humor quedó en el olvido cuando una enorme sonrisa comenzó a formarse en su boca.

—¿Hanna?— la emoción se desbordaba en su voz, llamando la atención de las dos mujeres.

—¡Harry!— la mujer se paró de un salto para arrojarse a él en un abrazo casi sofocante.

Si soltó un par de lágrimas mientras abrazaba a su amiga, nadie lo juzgaría. No cuando Hanna también sollozaba de la felicidad y su propia madre los observaba con los ojos cristalinos por las lágrimas. 

Cuando se separaron y Harry pudo verla bien, notó que ella no había cambiado en nada, sus ojos grises seguían teniendo ese brillo coqueto, su piel pálida no tenía ninguna imperfección y su cabello rubio se ondulaba en ondas bien definidas.

Hanna Roberts había sido amiga de Harry en la secundaria, antes de que cada uno tomara un rumbo distinto cuando entraron a la universidad. Por mucho tiempo ella pasó desapercibido en su vida, sabiendo apenas de ella a pesar de ser compañeros y no fue hasta que él se presentó como omega y que todos sus amigos lo hicieron de lado, que comenzaron a hablar y a convivir. Hanna había sido una de las pocas personas que no lo juzgaron ni se burlaron de él cuando se definió su casta, incluso lo defendía de los comentarios crueles de los demás. Ella era la única amiga omega que ha tenido en toda su vida, la única con la que tuvo la confianza de platicar cosas íntimas que no podía con nadie más por vergüenza o pedirle consejos sobre el mundo desconocido al que nunca esperó entrar. 

Habían perdido contacto después de graduarse y tras varios años de no saber del otro, finalmente se habían vuelto a ver.

—¿Qué haces aquí?— preguntó con su humor completamente renovado, dejando en el olvido el desastre en su propia casa—. Lo último que supe de ti es que estabas en Estados Unidos.

—Allá he vivido todos estos años y no había tenido la oportunidad de volver hasta ahora que mi esposo decidió mudar su trabajo a Londres— explicó Hanna, tomando su mano para llevarlo a donde había estado sentada junto a su madre—. Llegué ayer, pero teníamos tantas cosas que arreglar que el día se fue y no creí prudente molestar tan tarde. Hoy en cambio, tengo todo el día para visitar a mis amigos, de hecho estaba pidiéndole la dirección de tu departamento a tu madre.

—Y yo le decía que ya no vives ahí, además pensé que estarías ocupado dado que Louis, Liam y Niall estaban contigo en tu casa.

¿Cómo sabía su madre que esos tres estaban ahí? Como fuere, un poco de su mal humor lo picó como una espinita en su costado.

—Ni los menciones— dijo de mala gana, ganándose una mirada inquisitiva de ambas mujeres—. Destrozaron mi jardín y qué decirte del interior de la casa. Con decirte que la vecina me llamó asustada porque creyó que entre Louis y Liam estaban matando a Niall.

—No los vuelvas a dejar solos— su malvada madre se atrevió a reírse de su desgracia.

—¿Liam?— preguntó Hanna confundida—. ¿El gordito tierno que siempre andaba contigo? No parecía una persona violenta.

—Sí ese— le respondió a su amiga—. Pero no estaban matando a nadie, todo su alboroto fue porque, según Louis, quiere hacerme un jardín bonito. Destrozando el que me esforcé en hacer desde que llegué a esa casa.

Esperaba que, a su regreso a casa, todo estuviera impecable, sin nada fuera de lugar. O mejor no, pensándolo bien, esperaba encontrar el mismo desastre y tener una escusa para patear unos cuantos traseros. Ah, eso lo hizo sentir mejor.

Who got the power? (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora