Capítulo 30

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El ominoso preludio del primer año de toda una vida juntos

Contrario a lo que alguna vez pensó de Andrew, Harry se encontró disfrutando su compañía. Los días con él en casa eran tranquilos y el joven era de mucha ayuda ahora que la gente que lo rodeaba lo trataban como si fuera una fina pieza de porcelana.

Por ejemplo, Louis siempre andaba tras él cuando estaba en casa ayudándolo con cada pequeña cosa que hacía, lo miraba enternecido cada que sus cambios de humor le hacían una mala pasada y lo consolaba con besos o abrazos. Andrew sí procuraba que no hiciera ciertas actividades o que se esforzara demasiado, pero le daba el espacio que necesitaba. También soportó como un campeón su humor variante y, aunque al principio si estaba algo preocupado cada que se soltaba a llorar o se enojaba de la nada, a los pocos días dejó de tomarle importancia, sólo dedicándole una ceja alzada para seguir con lo que fuera que estuviera haciendo.

Incluso Cameron se sentía cómodo con él. Después de ese primer día en el que lo vio como un intruso en su hogar, Andrew se había vuelto su fiel confidente y compañero de juegos mientras Jeremy no estaba. Su pasatiempo favorito (y único que compartía con Andrew) era construir figuras grandes y sets completos de Lego, cuyas piezas más pequeñas eran propensas a clavarse en sus pies cuando caminaba descalzo por la sala.

Tras la quita vez, tuvo que limitar los lugares donde su hijo y el niñero podían armar sus Lego, única y específicamente a la habitación de Cameron. No estaba dispuesto a exponer a sus sensibles pies a más tormento.

(Por cierto, cuando sus familiares y amigos supieron de la presencia de Andrew en su casa, no dudaron en mostrar su desconfianza, temiendo que el joven pudiera causar algún problema entre ellos a largo plazo. Pero Andrew tenía algo en él que lo hacía fácil de querer y con el paso de los días, tras convivir con él, su preocupación quedó en el olvido)

Ahora Harry tenía una preocupación mayor en la mente (además de el bebé qué crecía en su vientre, claro) y era nada más y nada menos que su primer aniversario de bodas, el cual ya se encontraba a un par de días de distancia. Quería darle algo significativo, algo que fuera memorable y que marcara el primero de muchos aniversarios, pero no tenía ni idea de que hacer.

Entonces recurrió a su nuevo amigo en busca de ideas donde, tras una larga plática que esperó fructífera, se dio cuenta de lo simples que eran los alfa.

Andrew le recomendó que le regalara una corbata. Louis tenía como cien de ellas.

Le sugirió una playera o una camisa. No era su cumpleaños para darle algo así.

Dijo que le regalara chocolates. Ni que fueran adolescentes.

Incluso dijo que le diera un perro o una mascota. La idea fue rechazada inmediatamente porque, al final, la mascota la terminaría cuidando él.

Así fue sugiriendo cosa tras cosa y a todo le encontraba un pero. (¿Por qué le regalaría un juego de ollas si no podía cocinar nada aunque su vida dependiera de ello?)

Terminaron decidiendo ir al centro comercial para elegir ahí lo primero que le agradara. Adiós a su plan de hacer algo especial, un aniversario era muy agotador. Para el siguiente año comenzaría con varios meses de anticipación.

Y fue en esa salida donde todo se fue al demonio.

Tras haber pasado toda la mañana recorriendo de arriba a abajo el centro comercial, Harry terminó en una joyería comprando un reloj para su esposo. Escogido por Cameron, claro.

Who got the power? (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora