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𝐁𝐚𝐫𝐜𝐞𝐥𝐨𝐧𝐚, 𝐄𝐬𝐩𝐚ñ𝐚. 𝟐𝟎 𝐝𝐞 𝐀𝐠𝐨𝐬𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟑.

—Si mi padre me viera, se moriría de un infarto.

—No es para tanto —Naia le puso un puñado de pipas en la mano—. Es un partido del rival, ya está. Tú no te preocupes, que nuestro querido Manuel no se va a enterar.

—El Manuel me va a desheredar un día de estos —comentó con gracia.

—Bueno, de todo se sale en esta vida. Menos mal que hoy no tienes que cuidar a Hugo, eh.

—Literalmente. Se nota que están los dos de vacaciones. Oye, te tengo una propuesta.

—Adelante, dispara.

—¿Te apetece pasar unos días en Florencia? —Naia la miró, alejó el fruto seco de sus labios.

—Estás de coña, ¿verdad?

—No, te lo digo totalmente en serio.

—Venga ya, no me vaciles.

—¡No lo hago! Aún tengo que hablar con mi madre para que me deje las llaves del piso, pero no creo que ponga pegas.

—¡Pero claro que me apetece! ¿Estás chalada? ¿Cómo voy a decir que no a ese pedazo de plan?

—¿Cuadramos vacaciones en el trabajo y nos vamos?

—Del tirón y sin miedo al éxito, hermana.

►◄

—¡Eh, eso es falta! —gritó Olivia tras ver el golpe en el pecho que le habían dado a Pedri— ¡Oh, venga ya!

—Definitivamente eres un show en los partidos de fútbol —Naia rió antes de darle un trago a su botella de agua.

—¡Pero si poco más y le hunden el pecho!

—Siéntate ya —la sevillana le dio un tirón desde la cinturilla del pantalón, y la obligó a sentarse. Olivia resopló y se cruzó de brazos.

—Si ya sabéis como me pongo en los partidos, ¿para qué me traéis? Es que os gusta verme encendida.

—La verdad es que sí, no te voy a mentir —de nuevo, rió—. Tienes que relajarte, ¡está bien!

—Lo sé, perdón, es que... Me he puesto nerviosa, lo siento.

—¿Sabes una cosa? Eres adorable cuando te preocupas por tus amigos —Olivia sonrió.

—Alguien del grupo tiene que hacerlo, porque todos vais buscando que os maten en algún momento.

—Ala, que exagerada. Tampoco es para tanto.

—Tu hermano cualquier día se parte la cara con uno en el césped, y me juego lo que quieras, a que ese será Vinicius.

—Detalles sin importancia.

—Sí, sí. Sobretodo sin importancia.

Ya se acercaba el final del partido. El resultado seguía siendo un empate a cero, pero llegó Pedri a cambiar el marcador. En cuanto terminó de celebrarlo con sus compañeros, le dieron una camiseta en la que ponía Fuerza Tenerife. Al soltarla, miró a la grada, sonrió y se señaló la clavícula. Olivia repitió su acción, y abrió la boca en señal de asombro.

—Pero será cabrón.

—¿Qué ha pasado? —dijo Naia.

—¡Que me ha dedicado el gol señalando donde tengo mi tatuaje del Madrid! —Naia miró al canario, que seguía mirándola, y vio como era cierto que se estaba señalando el sitio del tatuaje de su mejor amiga.

Columbia ||Pedri González||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora