Capítulo VII

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Una pobre asistenta de la reina tuvo la suerte (y vaya que suerte) de verlo maldiciendo a todos los dioses casi cayendosele la improvisada toga que cubría sus partes más intimas dejando a un sonrojado y airado pelirrubio callado sin poder decir na...

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Una pobre asistenta de la reina tuvo la suerte (y vaya que suerte) de verlo maldiciendo a todos los dioses casi cayendosele la improvisada toga que cubría sus partes más intimas dejando a un sonrojado y airado pelirrubio callado sin poder decir nada ¡Qué clase de príncipe heredero al trono era! Curiosamente la asistenta si pudo abrir la puerta sin que le ocurriese nada, casi podía escuchar la risa divertida y juguetona de su futuro consorte, Loki quería avergonzarlo y vaya que lo había logrado, no fue necesario advertir que sí cualquier palabra llegaba a salir de la boca de la asistenta con respecto a lo sucedido, las represalias serían descomunales, así que la mujer se fue sin hacerle ni un solo comentario más. Hecho una furia tomó un baño con casi todo saliendole mal, cortesía una vez más de su amado pelinegro, disfrutaría tanto de su propia venganza.

Salió pasado más de una hora, buscando a Loki rabioso, solo faltaba Mjölnir para darle ese toque que solía tener en las más rudas y arduas batallas, aunque su furia fue disminuyendo al paso de los minutos siendo aun "un peligro latente" qué se disipó por completo al ver ante sus ojos una escena sin precedentes tan enternecedora que su corazón saltó en su pecho.

Al preguntar por su Loki le fue informado del pequeño problema suscitado en el cuarto de sanación en el Ala Médica, por un momento sorprendido pero recordando a la invitada, haciendo entonces, cuando apareció frente a las puertas donde custodiaban algunos Einherjer que estos desaparecieran de vuelta a sus labores normales, y cuando abrió la puerta, ver a su pelinegro actuando de forma paternal/maternal le hizo sonreír encantado con una idea algo descabellada en mente: un hijo. Fuera varón o una princesita, tal cual le acariciaba el cabello a esa niña con calidez y delicadeza mientras dormitaba abrazándole sin querer soltarlo en las próximas horas, aunque sin quererlo al dar un paso dentro con sus toscas botas haciendo ruido, captó la atención de ambos.

-Lo siento-se disculpó en tono bajo aunque el pelinegro lo miraba un poco molesto por la abrupta interrupción

-No hay problema-contestó la somnolienta ojiazul, separándose sin quererlo de los brazos protectores que la envolvían, cayendo en cuenta donde se encontraba y por qué razón

- ¿Cuánto llevas ahí? -dijo dando un suspiro para calmarse

-No mucho, vine en cuanto me enteré del inconveniente...-lo miró profundamente dándole a entender que no estaba para nada contento con lo que pasó antes

-Apenas si noto que estás presentable...-se burló con una sonrisa traviesa en sus labios, levantándose de la cama

-Loki-la advertencia estaba impresa al decir su nombre

-Bien... Bien...-aceptó sin borrar su sonrisa-creo que es hora de la comida, ¿cómo te sientes? -preguntó dirigiéndose a la menor que los veía con una sonrisa nostálgica que lo descolocó

-Estoy bien, aun adolorida, mis huesos se están soldando, tal vez en un par de días o más podré moverme con facilidad y sin quejarme-rió suavemente, la verdad es que quería aplazar la charla con Odin

La Elegida (Thorki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora