Capítulo 26

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Capitulo 26

A Isaac y Lucy les tomó más tiempo de lo que habían imaginado llegar hasta el edificio de sus pasajeros, ya que pesaban bastante y su vuelo se veía afectado por ello además de la falta de práctica.

Ethan estaba inconsciente, mientras que el ángel caído comenzó a despertar a pocas cuadras de su azotea. Se dejó llevar sin problemas por Lucy, quien le sonrió para darle tranquilidad, lo que no ayudó a disminuir la ansiedad de Dana.

— ¿Dónde está Gabriel? –Preguntó a la ángel que la llevaba — ¿Cómo ustedes...?

—Somos ángeles caídos, como Adam, trabajamos para él –dijo con un tono de voz que dio a entender a Dana que no debía preguntar más –y Gabriel ha desaparecido, Adam lo calmó así que no deberías preocuparte por él hasta un par de horas más.

Al terminar de hablar, ambos ángeles fueron bajando hasta dejar a Dana en la azotea, junto a Ethan, que comenzaba a despertar. Para cuando piso el frío cemento él ya estaba con sus ojos abiertos, asustado por ver que estaba aterrizando y que alguien con alas lo llevaba en el aire.

Los ángeles caídos no esperaron un agradecimiento por parte de ellos, solo desaparecieron en cuanto los dejaron sobre una superficie dura.

Ethan se apoyó unos segundos en la gran estructura de cemento que tenía a su lado, observó a Dana asombrado, pensando en que todo había sido un sueño y que estaba reviviendo la parte donde terminaba su relación con ella. Nada de eso tenía sentido ya que era muy tarde y habían llegado volando.

— ¿Ethan? –ella dio un paso hacia él para ayudarlo ya que se preocupó al ver aquella marca de sangre en su frente, aunque ella tampoco estaba nada de bien, su ropa estaba manchada debido a que Gabriel la mordió.

Ella aun no podía creer como habían terminado esa noche. Se había expuesto a Ethan de la peor forma posible, no había tenido sentido haberse cuidado todo este tiempo para no ser descubierta. Ahora él la miraba con terror en sus ojos verdes.

—Aléjate de mí –susurró él, sintiendo como si su cabeza quisiera explotar –eres... eres un...

—Ángel.

—Monstruo.

Hablaron al mismo tiempo. Ella se quedó helada al escuchar esa palabra de la boca de su humano.

—Has matado a un tipo allá en el Lucifer –dijo él, consternado al recordar lo que había visto –las alas de fuego... tu también –dijo sin tener su mirada fija en ella o en cualquier punto, estaba comenzando a descontrolarse –esas armas.

Lentamente comenzó a retroceder, sin ser capaz de mirar a Dana, pensando en mil cosas y al mismo tiempo sin pensar en nada.

—Ethan soy yo, mírame –ella avanzó un par de pasos hacia él, pero fue lo peor que pudo haber hecho.

— ¡Aléjate de mí, monstruo!

Sin decirle nada más, dio media vuelta y corrió hacia la salida de la azotea. Ethan nunca corrió tan rápido en su vida, jamás un alma perdida lo había asustado tanto como lo que vio esa noche. Lo único que deseaba en su vida era tener algo de normalidad y creyó tenerla con Dana, pero resultó ser un monstruo, un ser de alas que había acabado con un chico a las afueras del Lucifer.

Al llegar a su departamento, se sorprendió ver al lado de su puerta a Zoe, que lo miraba sonriendo con un hermoso vestido azul que dejaba sus piernas y brazos expuestos, el abrigo negro lo llevaba en la mano, los altos tacos que traía puestos la hacían ver varios centímetros más alta. Se veía hermosa con su cabello negro tomado.

Un Ángel CaeráDonde viven las historias. Descúbrelo ahora