Capítulo 7

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Segundo encuentro

Dana estaba sentada en uno de los parques que había cerca de su edificio, observaba cómo la brisa levantaba las hojas de los árboles que estaban volviéndose color marrón. Poniendo especial atención en todas las luces que había cerca de los humanos que caminaban o hacían deporte en el lugar.

Ella como un ángel custodio, no podía ver las almas perdidas cuando estaba observando solo a Ethan, no se les permitía distraerse de su humano, sin embargo, ahora podía encontrarlas a su antojo siendo un ser especial en la tierra; aunque aquellas esferas de colores no se revelaban ante sus ojos, no la reconocían como alguien que podía ayudarlas y eso le favorecía, no tenía tiempo para ese estilo de cosas, además de no ser su trabajo. Ethan era el encargado de ayudarlas.

Su celular comenzó a sonar, pero no quiso contestar, no quería ser interrumpida en su trabajo. Estaba entrenando su vista, no quería tener una recaída como la de dos noches anteriores. Podía asustar a su humano y no estaba en sus planes alejarlo, sino todo lo contrario.

—Qué hermoso –susurró sintiendo como el viento desordenaba su cabello. Volvió a cerrar sus ojos, sintiendo la caricia que la naturaleza le proporcionaba. Nunca en todos sus años de existencia había sentido tal sensación; era feliz por saber el significado de sentir la brisa del viento contra su rostro.

Hace dos noches había tenido su primer y real encuentro con Ethan. No se habían visto desde entonces. Dana estaba planeando todo para que su nuevo encuentro fuera algo más normal y que le permitiera tener acceso a su humano, en un ambiente que no lo llevará a él a pensar cosas que no iban a ocurrir, como que ella iba a terminar en su cama. Dana estaba convencida de que podía manejarse mejor cuando estuviera cerca de él, había entrenado estos días con Adam, quien solo le hablaba sobre el comportamiento que debía tener y los principales cuidados con un hombre que sabía que podía seducir a quien quisiera.

Además de entrenar sobre relaciones sociales, ella siguió con su preparación física, se sentía mucho mejor al ver que su resistencia aumentaba rápidamente. Todo debido a que Gabriel hizo que sus recuerdos volvieran, la había hecho enojar tanto que todo pensamiento que había borrado sobre él había regresado. Sus enseñanzas sobre lucha y sobre diferentes temas que ella había decidido dejar en un rincón de su cerebro, el cual no volvió a traer al presente hasta ahora.

Sin embargo ahora podía luchar con su guía, Adam, quien había mejorado mucho más su trato con ella. La estaba considerando y dejando de subestimar, aunque la seguía llamando pequeña angelito, lo que solo hacía que se enojara y lo atacara con más fuerza.

Dana observó como un hombre, de la edad que aparentaba ella venía hasta donde se encontraba. Buscaba poder entablar una conversación con la hermosa chica que estaba disfrutando del parque con sus ojos cerrados.

Ella sonrió y se puso de pie para retirarse, no quería meterse en problemas; escapar de algún intento de seducción era lo mejor que podía hacer, además tenía que comenzar a poner en práctica su plan.

Caminó rápidamente hasta donde Ethan se debía encontrar a las siete un cuarto, comprando su cena. Dana entró al negocio que vendía diferentes tipos de pasteles además de comida. Al abrir la puerta hizo que sonara la campana de viento metálica llamando la atención de las personas que estaban en la fila para poder pagar.

Ethan estaba observando qué era lo que podía comprar, ya había comido algo en la oficina, por lo que no tenía muchas ganas de cenar, además tenía sueño, desde hacía dos noches que no dormía bien y era por culpa de la mujer que había conocido en el Lucifer, simplemente cerraba sus ojos en las noches y esos ojos miel se metían en su cabeza sin pedir permiso. Se estaba comenzando a molestar.

Un Ángel CaeráDonde viven las historias. Descúbrelo ahora