Miradas en la estación; Rose Y Scorpius

9 3/4 Malfoy

Mi padre me miraba penetrante a los ojos.

- Aprende de mis errores, si?- yo asentía.

- Draco, él cometerá sus propios errores. No puedes evitarlo.- le decía mi madre.

- Eres un Malfoy y eso no puedes borrarlo. Pero si puedes darle un nuevo significado a nuestro nombre. Tu eres el futuro.- Insistía mi padre ignorando la voz de mama.

Cada año lo mismo, pero me gustaba, estaba orgulloso de que mi padre aceptara sus errores y no deseara para mi el mismo camino. Seguía teniendo la marca, pero nunca sería uno de ellos.

- Hijo, solo cuídate y envia cartas a diario si?- yo asentía y mi padre me palmeo la espalda.

Era mi quinto año en Hogwarts y lo que me esperaba dentro del internado no era nuevo para mi, al menos eso creía.

Había entrado en Slytherin, porque quizás mi familia tenía un nuevo futuro pero nuestro legado siempre sería el de el fundador de esa casa. Y el sombrero seleccionador al saber mi apellido supo también mi destino.

Porque mi padre me había enseñado a respetar. Pero eso no cambiaba el echo de que mi familia todo fuera una mascara. Porque quizás ya no eran mortifagos, pero seguíamos siendo los Malfoy. Y nuestros ojos grises seguían siendo fríos, sin sentimientos y seguíamos transmitiendo miedo. En esa mansión aprendí a ser solitario, a no necesitar amigos ni ayuda de nadie. Aprendí a no reír y defenderme si era necesario.

Mi vista se fijo en una extraña familia, pero bien conocida. Los Weasley... Los pelirrojos expertos en las bromas. O en ridiculizarse los unos a los otros. Realmente era una familia muy unida y muy numerosa. Fijé la mirada encuriosido por una pelirroja a la cual desconocía. Pero para mi, en realidad, todos los miembros de esa familia eran iguales, menos el peli azul, aunque creo que ese no era un Weasley. Mi abuelo me contó algunas historias de los Weasley, siempre hablaba de ellos con asco, aunque en él eso era normal. Yo prefería no acercarme, porque entre ellos siempre estaba Potter. Y no tenía nada que ver con Harry Potter.

Me despedí de mis padres para subir al tren antes de que sonara el timbre.