Capítulo 3

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Al día siguiente, en el almuerzo, las lechuzas sobrevolaba nuestras cabezas entregando las primeras cartas de los familiares, recibí una carta de la madriguera.

- Wow, ya te envían una carta el primer día?- dijo Will sorprendido.

- A que esperas? Abrela!- insistió Albus impaciente por tener noticias de casa.

Yo la abrí temiendo lo que vendría. La carta al librarse del sello empezó a moverse descontrolada mente transformándose en la boca de mi padre.

- Roselyn Weasley Grenger!!!- el papel, atrajo todas las miradas y yo me puse como un tomate.- ¿Slytherin? Si no querías ser una Gryffindor como todos tus antecesores al menos podrías haber entrado en Ravenclaw pero no!!!!- intente atrapar la carta antes de que siguiera, pero está era escurridiza y se me escapaba. Parecía que tuviera un maldito altavoz.- A caso quieres matar a tu padre de un infarto!!!!! Tan difícil era iniciar en Gryffindor como cualquier Weasley. Pero no la caprichosa de la niña quería ser rebelde y revelarse contra sus padres, contra su propia sangre.- dialogaba la carta y todos los de la mesa Slytherin me miraban atentamente.- Ahora solo espero que no vuelvas con una marca de mortifaga en el brazo... Porque entonces esque te desheredo.- Albus me miraba preocupado.- No puedo creer que nos hagas pasar este sufrimiento a tu madre y a mi. Que hemos hecho mal? En que nos hemos equivocado? Creía que te habíamos criado como a una leona, valiente y decidida, responsable y unida a la familia. Pero nos damos la vuelta y nos traicionas. Ni siquiera has sido capaz de enviarnos una simple carta, que nos hemos tenido que enterar por Harry que recibió una carta de James explicando lo sucedido. Estoy muy decepcionado Roselyn.- la carta quedo callada y se desplomó en la mesa, los murmullos aumentaban. Yo tenía la mirada fija en la mesa Gryfindor donde eran ajenos a lo que estaba pasando en la mesa Slytherin.

- Rose, tranquilizate... Prima, no hagas locuras.- me miraba Albus sabiendo lo que ocurriría a continuación.

Me levanté indignada dirigiéndome hacia la mesa de los leones.

- Como diablos se te ocurre hacer algo así!- grite probocando que mis primos se callaran y me miraran. James se giro y me observo.

- Me hablas a mi?- preguntó confundido.

- No, a mi amigo invisible, claro que te hablo a ti memo!

- Uuuu esta enfadada...- murmuro Fred.

- Que he hecho?- me pregunto James.

- Chivarte, no podías haber esperado a que se lo contaramos nosotros a nuestros padres?- dijo Albus que me había seguido.

- Yo soy el responsable, soy el que debe informar.- yo le miraba incrédula.

- Nunca creí que fueras a ser responsable, pero menos que dejarás de comportarte como mi primo.- dije con los ojos aguados, pero sin derramar lágrima. Los Slytherin nunca lloran.

James me miró arrepentido pero eso no era suficiente, el daño ya estaba hecho.

Me retire del salón y Albus empezó a seguirme de nuevo.

- Albus, necesito estar sola.- se detuvo y yo crucé las gigantescas puertas seguida por miradas curiosas, miradas familiares y miradas dolidas.

Empecé a andar sin rumbo, los cuadros me observaban. No conocía los pasillos y a los pocos pasos terminé por perderme. Subí unas escaleras que daban a un cuadro con una señora obesa que sostenía una copa y intentaba romperla con una aguda nota. Mis padres me habían hablado de ese cuadro, era la puerta de Gryffindor. Subía los escalones con mi mirada borrosa pero de pronto empecé a sentir como el suelo se movía y perdí el equilibrio, me agarré a lo primero que vi mientras la escalera se movía cambiando el final del trayecto por el tercer piso. El cuál la directora había restringido el paso a los alumnos. Seguí subiendo, ese sería el lugar ideal para estar sola.

Al final de un extraño corredor había un arco que daba a una gigantesca biblioteca con las cortinas de las ventanas cerradas sumiéndola en una tenue oscuridad.

Mire los títulos de los libros y todos me parecían escalofriantes; Juramentos de sangre, conjuros mortales, hechizos imperdonables, horocruxes, las puertas de Azkaban,...

Estuve a punto de elegir uno, pero algo o alguien me freno. Unos pasos se acercaban por el corredor.

- Hay alguien? Esta es zona restringida a los alumnos, si hay alguien le recomiendo que salga ahora.- dijo la ronca voz de Fletcher.

Alguien me puso la mano en la boca evitando que gritara y me arrastró a la oscuridad. Intenté resistirme pero era mas fuerte que yo.

Fletcher se alejó y cuando dejé de oír sus pisadas esa persona me soltó. Me gire de inmediato para descubrir quién era y al reconocerle me aleje inconscientemente.

- Malfoy - susirre. En realidad no le conocía, pero su pelo le delataba.

- Weasley- contestó alzando las cejas.- Este no es lugar para una dama.

- Y ese es un comentario machista.- le dije yo.- aunque de un "Sangre Pura" no se podía esperar menos.

- Si sigues vagando por el castillo sin conocer los caminos, lograrás que te maten o peor, que te expulsen.- me susurro al oído pasando por mi lado.

- Si, sin duda deberías poner en orden tus prioridades. Que hace alguien como tu saltándose el primer día de clase.

- Podría preguntar lo mismo,...- me miro de los pies a la cabeza analizandome. Me sonroje porque no quería admitir que me había perdido.- Eres hija de Hermione Granger, dudo que ella se saltara las clases para ir a la biblioteca prohibida.

Reí ante esa especulación, mi madre se saltaba clases para hacer pociones multijugos, jugar al ajedrez mágico y buscar horocruxes... Y seguía teniendo la puntuación mas alta. Aun no había descubierto como lo hacía.

- Soy su hija pero no soy ella.- dije segura y desafiante.

- Si, lose, tu pelo te delata...-dijo dirigiéndose a la luz. Eso sonó muy dramático.

- Espera!- se giro confuso antes de llegar a la salida.- no olvidalo.

Estaba perdida y no quería perderme todas las clases. Pero pedirle ayuda a un Malfoy era demasiado.

Cuando le perdí de vista a él también decidí bajar a las mazmorras, eso era sencillo. Solo tenía que caminar y a la que encontraba escaleras siempre bajar. Cuando llegué, me había olvidado de la contraseña así que me quede allí esperando a que alguien pasara.

- Pelirroja, que haces aquí? Pensé que te habías perdido por el castillo.- dijo Will.- Estábamos buscándote.- Nos han dejado última hora libre. Te perdiste todas las clases.

Bufé deprimida.

- Donde están los demás?

- En el jardín, creo.-me contesto, viéndome agobiada.- ey, tranquila yo te paso los apuntes. Pero que ha pasado.

- Solo, quería estar sola, y dando vueltas me perdí.

- Suerte que te encontré... Sino creo que seguirían aquí hasta que tu cadáver se pudriera.

- Me habría encontrado algún Slytherin, estoy en la puerta.- dije señalando la pared decorada con serpientes de detrás.

- Esa no es la puerta, es una simple pared... la puerta esta dos pasillos a la izquierda uno a la derecha y dos mas a la izquierda.- dijo sonriendo como si se tratara de un pobre cachorro abandonado.

- Osea que un cadáver pudriéndose no?

- Si, pero un cadáver muy lindo.- me guiño el ojo y caminamos hacia el jardín.

Miradas en la estación; Rose Y ScorpiusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora