prologo

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Año 2009

Payton:

El día era hermoso. El sol estaba casi ocultándose ofreciendo un atardecer naranja de esos que no se ven todos los días, los padres de Payton habían ofrecido su jardín trasero para que se celebrara la boda.

No era una recepción muy grande, solo la familia directa y las amistades tanto  de Payton como de Jesse.

 La  familia de Jesse no estaba de acuerdo con este casamiento por lo que no participarían de él, es mas desde que se enteraron de la noticia, ellos lo habían echado de su casa, pero los padres de Payton lo habían recibido con los brazos abiertos. No es que ellos estuvieran saltando de la alegría, su hija apenas tenía 19 años y estaba embaraza, pero Jesse había asumido la responsabilidad de sus actos y estaba más que feliz de casarse con la mujer que amaba.

Payton se encontraba hermosa con su vestido de novia esperando en su habitación, Jesse había decidido intentar una vez más recibir la bendición de sus padres por lo que llegaría para el momento justo.

Faltaban quince minutos para el comienzo de la boda y Jesse no llegaba. Payton estaba comenzando a pensar que algo malo iba suceder, tal vez sus padres lo convencieron para que no se case o simplemente el se había fugado. Fue en ese momento cuando la puerta de su dormitorio se abrió y Jack el hermano de Jesse, y único miembro de su familia que se presentaría, entro.  Sus ojos estaban llenos de lágrimas y se dejo caer de rodillas ante ella. La noticia que le dio le rompió el corazón en mil pedazos, ese fue el día en que la vida le dio su primer golpe.

Brandon:

Brandon de encontraba de vacaciones con sus amigos en las calurosas playas de california. Ya llevaban instalados diez días y todavía les quedaban cuatros días más.

Brandon se sentía totalmente es su elemento, por su cuarto de hotel ya habían desfilado siete chicas mientras que a otras dos las había hecho gozar en la incomodidad de la arena.

Pero ahora tenía su mirada fija en una rubia despampanante con los ojos celestes más tristes que haya visto en su vida.  La chica trabajaba como bartender en el bar de la playa que él y sus amigos frecuentaban, por lo que lo había visto ir y venir de mujer en mujer.

Los últimos tres días el solo tuvo ojos para ella, no estuvo con ningún otra esperando a que ella cediera a sus encantos, y así fue, en su última noche la bartender cedió y ambos pasaron una fabulosa noche.

A la mañana siguiente él se despertó solo en la cama, su conquista se había ido dejando solamente una nota y por alguna razón que desconocía se  sintió triste. Ambos habían disfrutado de un sexo genial, el jamás había estado con una chica que se entregara de esa manera, y ella jamás había estado con un hombre tan experto y deseoso de hacerla gozar hasta el límite.

Brandon: gracias por la noche increíble que pasamos, no soy tonta sé que no nos volveremos a ver, te vi desfilar con un montón de mujeres para saber que no las vuelves a ver, pero tenía que sacarme la curiosidad, y como dicen: “la vida es corta y hay que vivirla” y anoche me hiciste sentir viva.

Buen viaje…. Mel.

golpeando fuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora