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Me gusta Hwang Minhyun.
No sería un genio o un gran jugador de fútbol (era un poco lerdo), pero siempre fue un buen compañero y un amigo leal. Y cómo sufrió el pobre pelotudo a través de casi todo nuestro último año. ¿A dónde iba a estudiar cuando veía la corbata puesta en el picaporte de nuestro cuarto (la seña tradicional por "adentro en actividad")? Admitamos que él nunca estudió mucho, pero de vez en cuando tenía que hacerlo. Pongamos que usara la biblioteca, o Lamont, o el Pi Eta Club. ¿Pero dónde dormía esas noches de sábado, cuando Daehwi y yo decidíamos desobedecer las normas del pensionado y permanecer juntos. Min tenía que mendigar lugares donde tirarse a apolillar un rato, camas de vecinos, etc., suponiendo que ellos, a su vez, no tuvieran algún asuntito. Bueno, al menos fue después de la temporada de fútbol. Y yo hubiera hecho lo mismo por él.
¿Pero cuál era la recompensa de Minhyun? En otros tiempos compartía con él los mínimos detalles de mis triunfos amorosos. Ahora no sólo se le negaban esos inalienables derechos de compañeros de cuarto, sino que tampoco admití nunca que Daehwi y yo fuéramos amantes. Sólo le hacía saber cuándo necesitábamos la pieza, y nada más. Hwang podía sacar las conclusiones que quisiera.

—Quiero decir... ¡Cristo! Kang: ¿lo haces o no?

—Minhyun, como amigo te pido que no hagas preguntas.

—¡Pero Cristo, Kang! ¡Las tardes, los viernes a la noche, los sábados a la noche! ¡Cristo, deben hacerlo!

—Si estás seguro ¿por qué preguntas tanto?

—Porque no me parece saludable.

—¿Qué cosa?

—Toda la situación, Baek. Quiero decir que antes nunca fue así. Quiero decir... ese total congelamiento de detalles dedicados al gran Min. Quiero decir... la situación no tiene garantías. Insalubre. Cristo: ¿qué hace él que es tan diferente?

—Mira, Min, es un maduro asunto de amor.

—¿Amor?

—¡No la pronuncies como si fuera una palabrota!

—¿Amor? ¿A tu edad? Cristo, lo siento mucho, viejo.

—¿Por qué? ¿Te preocupa mi salud?

—Tu soltería. Tu libertad. ¡Tu vida!

Pobre Minhyun. Realmente sentía todo eso.

—Miedo de perder tu compañero de cuarto, ¿eh?

—Mierda. En cierto sentido he ganado un compañero más. Él pasa mucho tiempo aquí.

Yo me estaba vistiendo para un concierto, de modo que el diálogo terminaría pronto.

—No te calientes, Minhyun. Todo se va a cumplir: tendremos ese departamento en Nueva York. Chicos distintos todas las noches. Haremos cualquier cosa.

—No me vengan con eso, Kang. Este chico
te agarró.

—Todo está bajo control —contesté—. Quédate tranquilo —me estaba ajustando la corbata y ya enfilaba hacia la puerta. Hwang no estaba del todo convencido.

—Escucha, Baek...

—¿Sí?

—Pero lo hacen, ¿no?

—¡Por Dios, Hwang!

~•~

Yo no llevaba a Daehwi a ese concierto, iba a verlo actuar en él. La Bach Society ejecutaba el Quinto Concierto Brandemburgués en la Dunster House, y Daehwi era solista principal. Yo lo había escuchado tocar muchas veces, por supuesto, pero nunca con un grupo o en público. ¡Cristo, qué orgulloso estaba! No cometió ningún error que yo pudiera notar.

Love Story «Donghwi/Baekhwi» ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora