Capítulo XIII

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-Dr. Reid.-Spencer levantó la vista, era una enfermera.-La Dra. Leighton ha despertado.-El joven sonrió imaginando las cosas que Amanda hubiese dicho si escuchaba que la llamaban "Doctora".-Si quiere puede pasar a verla.
-De acuerdo. Muchas gracias.

-García.-llamó Spencer a su compañera que se encontraba dormida unos asientos a su izquierda.-García-dijo algo más fuerte.
-¿Qué? Lo siento, estoy despierta... estoy despierta...-dijo apresurada colocándose sus anteojos.
-Podemos ver a Amanda. La enfermera dice que ya despertó.
-Oh, qué emoción.-exclamó emocionada y con una sonrisa en el rostro

Amanda había despertado minutos antes, justo cuando la enfermera revisaba sus medicamentos. Al verla despierta, la acomodó para que desayunara, y puso su comida en frente pero a Amanda no le causó ningún otro efecto que no fuesen náuseas.
-¿Quiere que le diga a su novio que venga?-había preguntado amablemente y con una dulce sonrisa.
-¿Mi novio?-preguntó confundida.
-Si, el joven que se ha pasado toda la noche aquí.-El corazón le dio un vuelco. ¿La había esperado toda la noche? Una sonrisa se formó en su rostro.-Creo que se llama Reid...
-Dr. Reid.-corrigió con una sonrisa.- El título es importante...
-Oh, ¿es doctor igual que usted? Lo leí en su historial...-aclaró.
-Mejor que yo.-dijo con una leve sonrisa.-¿Está solo ahí afuera?
-No, está con una mujer rubia que viste de forma muy colorida y con brillos.-Penélope, tenía que ser ella.
-Dígales que vengan, por favor. Quiero verlos.-pidió.
-De acuerdo. En seguida vienen.-dijo con una sonrisa.

Diez minutos después, Amanda vio a sus amigos ingresar por la puerta.
-¡Amanda!- se abalanzó Penélope para darle un abrazo.
-Con cuidado...-dijo Amanda queriendo abrazar a su amiga lo mejor posible.
-¿Cómo estas?-le preguntó ya más seria.
-Estoy segura de que mi cara responde esa pregunta...-bromeó la chica, quien no se había visto al espejo pero de seguro estaba llena de moretones e hinchada.-Pero no se preocupen, tuve días peores...
-¿Días peores?-preguntó la rubia que parecía horrorizada.
-Algún día te contaré la historia de mi primera misión en Oriente como agente de la CIA....
-No tocaste tu desayuno.-dijo Penélope viéndolo todo intacto.
-No tengo hambre.-respondió simplemente.- Spencer, estás muy callado...
-¿No te duele la espalda?-preguntó ignorando un poco su comentario. Le llamaba la atención que con todas sus heridas estuviese recostada de forma normal.
-Sí, pero estoy lo suficientemente sedada como para poder estar en esta posición.-respondió tranquila. Spencer volvió a quedarse callado, y se sentó en la silla que se encontraba a la izquierda de Amanda. Aunque ninguno dijera nada, Penélope supo que ella estaba demás en esa habitación.
-De acuerdo.-dijo Penélope mirándolos a ambos.-Iré a avisar al resto del equipo que ya estás despierta y bien.-anunció para luego retirarse y cerrar la puerta de la habitación.

Solo se escuchaban los sonidos que emitían los aparatos que controlaban el ritmo cardiaco de Amanda.
-¿Vas a decirme qué sucede?-preguntó la joven luego de un instante.-Oh, vamos Spence... luces como si fuera que a ti te torturaron...
-En cierta forma, sí. No sabes lo duro que fue verte en ese estado.-dijo finalmente.
-Creo que peor fue estar en ese estado...-bromeó en voz baja. No podía controlar su genio ni su humor negro.
-Amanda, en serio.
-¡Es que Spencer, pareces molesto conmigo!-exclamó.
-No estoy molesto contigo.
-¿Entonces qué? Porque esta conversación está muy lejos de lo que me imaginé que sería...
-Tu dime. Siempre sabes lo que me pasa.-dijo Spencer de forma inescrutable.
-No estoy para juegos, Spence. Ni siquiera se por qué discutimos. ¿Podrías decirme qué sucede?-preguntó cansada.-No te encierres como siempre lo haces, no conmigo...
-No debí dejarte ir ayer a la mañana...-susurró apenado.
-Espera, ¿ayer a la mañana? Pensé que fue hace una semana.-dijo algo confundida.
-Solo fue un día, Amanda.
-De acuerdo. Mira Spencer, no ibas a detenerme. Y esto no es tu culpa. No debería haber pasado, se supone que no iba a ir sola, y si lo hubiese sabido es obvio que no iba a ir.-espetó firme. Pero veía en el rostro del joven que había algo que no decía. Y ya pudo imaginarse qué era.-Te preocupa que me inyectó heroína...-dijo analizando la reacción de su compañero.
-El doctor dijo que la operación se complicó por la cantidad de droga que tenías en el organismo. Y que posiblemente desarrolles una adicción.-comentó Spencer con la expresión seria.-Amanda, a mi me pasó eso mismo... Tobias Hankel me secuestró y torturó, luego me drogó y fue ahí cuando tuve el problema con...
-Lo superé dos veces, Spencer.-interrumpió la joven de una forma cortante.-Podré hacerlo una tercera.
-¿Dos veces?-preguntó con el ceño fruncido.
-Conocí la heroína gracias a Marcos.-comenzó a contar. Spencer notaba como sus puños se fruncían sobre las sábanas y su respiración se hacía irregular.-Pasé un año consumiéndola. Hasta que a los quince logré dejarla. Pero cuando volví a Estados Unidos a los diecinueve, tenía el secreto de Lavina Kustanov sobre la espalda, y vivía aterrada pensando que iban a mandarme a prisión en cualquier momento. Encontré en la heroína mi vía de escape nuevamente. Y a los veintidós, logré dejarla nuevamente...
-¿Sin ayuda?-preguntó Spencer con la expresión suave y en calma, aunque parecía verdaderamente apenado por lo que acababa de escuchar.
-Con ayuda. No me cuesta dejar de consumir, me cuesta no...
-... consumir de nuevo.-completó Spencer por ella.-Lo sé, fui a un grupo de apoyo una vez que consideré recaer.
-Hice lo mismo, aunque cuesta encontrar un grupo de apoyo adecuado cuando pasas la mayoría del tiempo fuera del país, a veces el idioma no es el mismo y complica un poco las cosas, ¿sabes?-dijo en forma de broma.
-Me imagino.-dijo el chico con un asomo de sonrisa.-Tienes náuseas, ¿no?-preguntó mirando el desayuno aún intacto.-ella solo asintió. Ambos sabían que era síntoma de abstinencia.
-Spencer... dame un abrazo, por favor...-pidió algo seria pero con los ojos brillosos. Spencer se fue acercando y la abrazo de la manera más delicada que pudo, como si ella estuviese hecha de cristal y fuera a romperse.

Dos genios, un pasado y un amor futuro. (Spencer Reid Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora