Capítulo XII

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4:45PM

Amanda volvía a abrir sus ojos, se encontraba en la silla nuevamente. Olía sangre, de seguro era suya, de su espalda que estaría en carne viva. Se encontraba atada pero aunque no se moviera el dolor era insoportable, le resultaba imposible pensar en algo, hasta se le nublaba la vista.
-Podría ayudarte con eso, ¿sabes?-dijo Marcos quien estaba frente a ella. Amanda apenas podía mirarlo, no tenía fuerzas para hablarle.-Te ayudaré...-dijo levantándose de la silla y desapareciendo al girar a la izquierda luego de atravesar la puerta. Volvió unos diez minutos después con una jeringa llena con un contenido que Amanda conocía muy bien.
-No, Marcos, no. Por favor.-la desesperación ocupaba el protagonismo en su tono de voz. Prefería cien latigazos más a que le inyecte heroína.-Te lo suplico. No lo hagas, por favor.
-Shh, tranquila. Te va a ayudar. Como antes, ¿recuerdas?-dijo. Y la joven sintió como la aguja ingresaba en su piel y la sustancia iba ingresando en su organismo.

5:35PM

-Señor, ya no sé dónde más buscar. Aguirre es bueno borrando sus rastros.-dijo García muy desesperada.
-Sigue intentando García, y mantente alerta a cualquier señal que aparezca. Leighton ya debe saber del trato y seguro intentará contactarnos.-ordenó Hotch.-Y por favor, imprime esos documentos que recuperaste.
-Sí, enseguida señor.
-Hotch, ¿qué harás?-preguntó Morgan.
-Denunciar al director con las autoridades. Tal vez consiga que hable. Pero ustedes sigan buscando, esto puede tardar algunas horas.
-No sé qué más hacer.-murmuraba García.
-Tranquila, hermosa, verás que todo...
-Espera.-interrumpió García abriendo los ojos como plato.- Tenemos una videollamada entrante.-dijo para conectarlo a la pantalla más grande en la sala.
La imagen que vieron fue una que quisieran no haber visto. Era Amanda, amarrada a una silla, bañada en sangre, sudor y suciedad. No parecía consciente, o no del todo.
-¿Qué tal agentes de la UAC? Mi nombre es Marcos Aguirre.
-¿Qué quieres?-preguntó Hotch, siendo el único capaz de hablar.
-Oh, yo nada. Bueno, tal vez hacerles un favor, les doy la oportunidad de despedirse.
-Eso no es cierto -murmuró Blake a JJ -disfruta ver nuestras reacciones al mostrarnos el estado de Amanda.
Morgan miraba de reojo a Reid, si no lo conociera bien, pensaría que la imagen no le producía nada; pero la tensión era evidente en sus hombros, mandíbula y la ira se reflejaba en sus ojos, al igual que el dolor que le producía aquella imagen.
-Muy bien, amor. Dile algo a tus amigos.-le decía Aguirre tomándola del mentón obligándola a ver a la cámara.
-Rodeada de árboles... abandonada, con maderas... en L por el camino a California... torre... señal... cerca.-dijo apenas, tratando de describir el camino o lo que sabía del lugar donde se encontraba. Pero entre el dolor y los efectos de la heroína, le impedía pensar de forma correcta.
-¿Qué demonios estás diciendo?-dijo Marcos para luego pegarle una cachetada. Seguidamente sacó otra jeringa del bolsillo, y se la inyectó en el brazo. Amanda cayó inconsciente nuevamente. Después de esto, la llamada se cortó.

-García, ¿tienes algo?-Preguntó Hotch.
-Nada, señor. Lo que es muy desconcertante porque...
-García, busca torres de señal, lo que le permita comunicarse, cerca de la ruta del oeste, que esté en medio de un bosque, o al menos cerca. -ordenó Reid, quien seguía tenso.-Eso fue lo que describió Amanda.
-Enseguida.-dijo la rubia tecleando lo más rápido que pudo.-Señor, aquí están los documentos impresos.
-Gracias, García. Sigan buscando, yo iré a ocuparme de esto.
-Iré contigo.-anunció Rossi.-Siempre es mejor tener testigos.

6:48PM
Amanda seguía bajos los efectos de la heroína. Marcos le había administrado tres dosis en menos de dos horas. A ese ritmo, estaría muerta por sobredosis antes del anochecer.
La droga la hacía viajar, la hacía olvidar los malos momentos y el dolor. Se veía así misma de niña, con sus padres en Argentina, jugando en una pequeña plaza. Luego se veía en la escuela, siempre más pequeña que sus compañeros y siempre sola. También recordó cuando fue a la universidad y conoció a Sheila. Los consejos que le daba, y sus primeras citas. Recordó cuando la reclutaron para la CIA y lo mucho que le costó entrenar. Pero lo bien que le había hecho. Pasó a su ingreso al FBI y a los momentos compartidos con sus compañeros...
-Todo esto es tu culpa, espero que lo sepas.-dijo Marcos interrumpiendo su viaje de ida, se encontraba jugando con la pistola en la mano.
-Me estás matando...-susurró apenas.
-No quería hacerlo.
-Claro que sí, fue por lo que me seguiste a Estados Unidos.-alcanzó a decir esbozando una sonrisa teñida de rojo por la sangre.
-Te crees el centro del universo, como siempre...-dijo algo molesto.
-De tu universo sí, porque lo soy. ¿Podrías soltarme?-preguntó sin ganas.-Por favor, no tengo fuerzas, ni pienso con claridad. Es solo que no siento mis manos... -Marcos se acercó a la silla, y la desató. Amanda supuso que tomó como válido su argumento.-Gracias... ¿tus amigos te dejaron?
-Están afuera.-Respondió, Amanda supo que mentía. Desde que lo conocía, movía su nariz cada vez que mentía. Tras un instante de silencio, la joven confirmó que solo se encontraban ellos dos, pues no había escuchado nada más que sus respiraciones y el movimiento de las hojas de los árboles. Intentó ponerse de pie, pero antes de lograrlo, un golpe en su estómago la obligó a permanecer sentada en la silla.

Dos genios, un pasado y un amor futuro. (Spencer Reid Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora