Capítulo XXII

1K 61 9
                                    

-Por aquí, agente.-dijo amable el carcelero mientras guiaba a Amanda hacia la ventana de una oficina muy prolija y ordenada que ella supuso era del oficial con más rango. Desde su ubicación, era capaz de ver todo el patio, y efectivamente, todos los presos se encontraban allí.

-Muchas gracias.-asintió ella dando un paso al frente mientras ya se preparaba para buscar a Marcos.

Reconoció algunas caras, y no era de esperarse menos, aunque la mayoría de las personas a las que ayudó a encerrar eran de otros países. No tardó mucho en ubicar a su objetivo, se encontraba solo sentado en una banca, mirando al piso. Amanda brunció el ceño, Marcos no era de las personas que agachaban la cabeza. Miró alrededor del muchacho, y no había nadie, era como si se aislara. En prisión no te aíslas tú mismo, lo hacen por ti. Amanda no estaba dispuesta a hablar con Marcos nuevamente, no. Ni por más que ya no era el intimidante, arrogante o estúpido que le dejó la espalda como un maldito rallador de queso. Los recuerdos no se iban, y todo era aún muy reciente. Lo había hecho bien la vez anterior, pero había sido porque tenía que hacerlo y porque su equipo la acompañaba, ahora estaba sola.

Pensó también que al hablar con Marcos le sacó la poca información que él tenía. Y se dio cuenta que esto iba más allá de él. Podría hablar con alguien más del tema... alguien que sí tuviera toda la información.

-Dígame, oficial.-dijo luego de un momento en el que en realidad no sabía cuanto tiempo había ocurrido.- ¿Podría ver a John Kane?- Y esa había sido su idea desde el primer momento en que sus pies la llevaron a ese espantoso lugar.

-¿Al líder de los Matzunkos, agente?- preguntó incapaz de contener la sorpresa.- ¿La UAC lo está investigando por algo?- siguió cuestionando con notable curiosidad. Amanda no lo culpaba, pues John estaba preso hacía ya varios años y resultaba casi imposible cometer un crimen desde ahí. Casi.

-Ese mismo.-dijo asintiendo a la primera pregunta.-Y no, esto es algo más... personal.-dijo con una mueca luego de pensarlo bien. Sí, de seguro era una de sus peores ideas, pero lo haría. Se arriesgaría. Puso toda su fe en sus habilidades, en todo su entrenamiento y en toda su determinación de poder acabar con eso para dormir tranquila sabiendo que nada podría pasarle a Spencer.

-Está bien.-dijo el oficial con el ceño fruncido.- Venga por aquí.- pidió comenzando a andar por el mismo camino por donde llegaron. Amanda lo siguió, aún cuestionándose si eso estaba bien. Aunque ya sabía la respuesta.

-Puede esperar allí- indicó el hombre indicando unas sillas a la entrada de la cárcel.-Debo hacer el papeleo para la visita.

-De acuerdo, se lo agradezco.-dijo ella con una leve sonrisa mientras se dirigía a la silla más cercana para tomar asiento. Sin embargo, antes de que pudiese sentarse...-Spencer.-dijo al verlo entrar por la puerta.-¿Qué demonios haces aquí?-preguntó nerviosa de repente.

-Justo iba a preguntarte lo mismo.-respondió el joven con un asomo de sonrisa que Amanda se le antojaba irónica y hasta cínica. El gesto, obviamente, no llegaba a sus ojos.- Amanda, ¿qué crees que estás haciendo?- preguntó dejando ver su preocupación y algo de enojo en su rostro.

-No es lo que tu crees.-dijo ella levantando una mano como si eso fuera a calmar las cosas.

-¿No?-dijo Spencer levantando las cejas y abriendo los ojos en forma de plato.-¿No vienes a ver a Aguirre luego de que te secuestró y torturó?- Spencer estaba siendo rudo, estaba siendo más tajante de lo que quería pero pensó que así tal vez ella podría reaccionar y darse cuenta de lo descabellado que era aquello que estaba haciendo.

-¡No!-exclamó ella horrorizada, solo porque la pregunta la hizo volver a uno de los peores días de su vida.-Claro que no.-concluyó.-Ya te dije que no es lo que crees...

Dos genios, un pasado y un amor futuro. (Spencer Reid Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora