Acosador - AMOLAD

Conóceme

N.A: Ha pasado un tiempo, lo lamento. No hay excusa. Por cierto, los sitios y marcas mencionadas son reales. 

H. 

Conóceme 

"El mundo es un pañuelo", solía decir la madre de Louisa y por tanto, la pequeña señorita Lovelance repetía a Des sin cesar.

Desde aquel encuentro casual, sacado de la mejor y más cliché novela juvenil, había ocurrido tres situaciones cruciales para hacer de aquellas palabras, casi un mantra para la muchacha más locamente romántica de todo Quartier Latin*.

Primero, había visto a Leo hace casi una semana, el domingo en la mañana con ropa deportiva corriendo por Boulevard Saint-Germain, cuando ella se disponía a encontrarse con Des en Sephora, por esa misma avenida. "Un lugar algo extraño para practicar deporte", pensó, pero supuso que sería porque él de seguro vivía por ahí. Cuando llegó al punto de encuentro se lo comentó a su amigo, quien dijo no haberlo visto. Terminadas las compras, Luisa tomó una fotografía de lo comprado y lo subió a internet con distintas etiquetas, entre ellas la del usuario "@Ddeess_A" y su ubicación, justo cómo había hecho antes de salir.

El segundo evento ocurrió durante la noche del martes, alrededor de las 8:00pm: Aeva había tenido que ir al supermercado por unos materiales para el día siguiente y casi al entrar, de pie, cerca de una de las góndolas viendo la sección de vinos, estaba el tipo de las estrellas. Se quedó estático, como si este sujeto pudiese verlo desde aquel punto, luego de un momento que pareció una eternidad y con el corazón acelerándose caminó tenso por el pasillo principal. No quitó la vista de encima del tal Leo, no podía pasar por ahí sin pensar que lo notaría; reparó en su atuendo tan casual... un pantalón deportivo gris claro y un hoodie azul oscuro, como si en último momento, luego de un día de holgazanería, hubiese recordado ir a comprar.

Estaba por terminar de recorrer los escasos metros que necesitaba para perderse en Carrefour cuando el moreno levantó la vista en su dirección, formando una O con sus labios en señal de sorpresa. Des caminó a paso rápido a la sección más lejana del lugar mientras sacaba su teléfono y enviaba una nota de vos a Louisa:

—Él está aquí... hicimos contacto visual.

—¿Dónde? ¿En tu casa? ¿Por qué?— Quiso saber la chica de inmediato.

—No, en el supermercado, boba ¿No escuchaste mi mensaje? Ya te había dicho que iría al Carrefour City de calle Vaugirard a comprar las cosas para el proyecto de arte—. Aclaró Des.

La tercera situación fue la más difícil de afrontar: el día sábado por la mañana el muchacho tenía sus clases particulares de cocina y como era su costumbre, compraba un café camino a esta. Su sorpresa fue que al abrir la puerta de doble hoja, la primera mesa estaba ocupada por Leo mirando su teléfono concentradamente.

Strada Café era un sitió concurrido en Quartier Latin y si el moreno vivía en aquel distrito era posible que lo frecuentara, no obstante en ese momento Des comenzaba a sentirse como la vez anterior: temeroso. Eran demasiadas coincidencias para ignorarlas.

Se acercó al mesón de madera cepillada sin meditar mucho la coherencia de sus acciones, en lugar de dar la media vuelta y marcharse, ordenó un moka para llevar.

—¿Cuál es su nombre?— Quiso saber la chica que lo atendió, con un lápiz en una mano y un trozo de cartón en la otra.

—Des—. Pronunció con suavidad.

—Por favor, tome asiento. Su orden estará lista en unos minutos—. Hizo caso escogiendo la tercera mesa desde la entrada.

Podía ver la espalda de Leo desde su asiento: era ancha y su postura impecable, también observaba su cabello: endemoniadamente despeinado, con el dibujo de cada estrella cuidadosamente detallado en este. De pronto, la mujer de antes dijo "Leo, su orden está lista", este guardó su teléfono en el bolsillo poniéndose en pie, fue por su bebida y lo que le pareció un panecillo en una bolsa de papel marrón. Des creyó que se iría, sin embargo una parte de él esperaba lo que ocurriría a continuación: el chico se encaminó a su mesa.