Alrededor de las once y cuarto de la mañana el chico recibió un mensaje:
— ¿Dónde estás?— Era de su madre**.
—Llegando a casa—. Estaba a dos cuadras.
Fue un domingo, por lo que la mujer aquel día no tenía que trabajar. Se había quedado en la cama disfrutando un momento de la tranquilidad y el no tener que correr contra el reloj. Con su celular en mano, viendo los chismes de los conocidos y famosos, recordó que su hijo estuvo con Louisa la noche anterior. Sabía que él rara vez publicaba algo, pero la morena exponía la mitad de su vida online, así que desde hace algún tiempo comenzó a seguirla. Navegó entre las historias de la chica hasta que llegó a las más actuales y entonces se dio cuenta: el vídeo de 22 horas atrás era de la familia Lovelance caminando y de fondo se veía La torre de la Chaîne, luego estaban almorzando en un restaurante, otro vídeo en el museo de historia natural, luego una foto de los pies de Louisa en una cama con la televisión de fondo, por último, un boomerang de ella moviendo sus brazos, acurrucándose en sí misma para exagerar el frío en por Plage Chef de Baie hacía una hora... los Lovelance estaban de vacaciones en La Rochelle.
Rápidamente le envió un mensaje a Des, él dijo que estaba por llegar. No sabía cómo manejar la situación ¿Dónde había pasado la noche su hijo? ¿Con quién?
Enseguida salió de la cama y se envolvió en su bata favorita, recogió su cabello en un moño mientras cruzaba el pasillo que conducía hacia la cocina. Entre tanto ponía el agua a hervir y su mente trabajaba a mil por hora ¿En qué estaba metido el chico? ¿Realmente ella había descuidado tanto a Des? Ella sabía que las cosas estaban mal para él, lo supo cuando notó que durante un periodo de tiempo la comida en el refrigerador estaba tal cual y que su hijo evadía sus preguntas directas, entonces lo atribuyó a la edad, a lo difícil que había sido Des desde niño y a lo que ella podía recordar de cuando era adolescente. La mujer optó por darle su espacio y un respiro, intentando ser sutil al principio, entonces se dio cuenta, de pronto, como una revelación, el chico estaba cada vez más delgado, con un letargo diferente al comportarse, temeroso de salir a comprar los mandados y siempre con su teléfono en la mano. Algo estaba mal, algo estuvo muy mal y tal vez era el momento perfecto para averiguarlo.
El sonido característico de una llave ingresando en una cerradura fue lo que le indicó que el tiempo para preparar un discurso maternal sobre cualquier posibilidad que hubiese cruzado por su mente, se había acabado.
— ¡Llegué!— Se oyó la voz de Des. Ella salió de la cocina, dejando el hervidor y las hojas de té sin preparar de lado.
— Des, hijo—. Ella intentó una sonrisa que parecía una mueca. Deseó sonar calmada, realmente quería, pero entonces lo vio: más pálido de lo usual, la piel parecía deshidratada, el contorno de sus ojos hinchados, con pequeñas pintas rojas, la esclerótica irritada, y ¿La esos jeans solían quedar más ajustados? Estaba tan delgado... la noche anterior lo escuchó vomitar y la culpa por pensar en un problema estomacal la azotó. — ¿Dónde estabas? ¿Con quién?— Su voz sonó alta e irritada. La urgencia por saber fue evidente.
—Con Louisa. — Dijo él, como si fuera la cosa más obvia del mundo. Ella lo quedó viendo, esperando algo más. — ¿No me escuchaste anoche? ¿Dónde más podía estar?— La pregunta retórica en lugar de parecer confiada, sólo hizo que las mejillas apenas teñida de rosa por el viento frío se encendieran de rojo.
—Los Lovelance están en La Rochelle...— El chico pareció abrir un poco más los ojos— Y la última vez que comprobé, eso es fuera de París... ¿Dónde pasaste la noche? — Él comenzó a temblar, mientras se descolgaba la mochila de los hombros con torpeza. — ¿Dónde fuiste? ¿Con quién?— Ella comenzó a molestarse, Des no estaba respondiendo y sólo miraba al suelo o la pared. —Hijo... ¿En qué estás metido? — No hubo respuesta tampoco— ¿Estabas con alguna chica?—Nada— ¿Con un chico?—Silencio— ¿Estas consumiendo drogas?— Des frunció el ceño, agarró la mochila y el abrigo que acababa de quitarse y pasó caminando junto a la mujer mirándola con desdén. Subió la escalera y luego un portazo se oyó desde abajo. — ¡¿Des?! ¡Vuelve acá! ¡No hemos terminado aquí!— Ella fue tras el menor, quiso entrar a la habitación, giró el pomo, pero estaba cerrada con pestillo — ¡Abre la puerta!— Gritó, golpeando a mano llena la madera barnizada. No era primera vez que el chico evadía respuestas. — ¡Si no sales a la cuenta de tres, olvídate de tus permisos para salir de casa! Uno... Dos... Sabes que si no hay permisos de salir, tampoco hay Internet ¿Verdad? No hay teléfono tampoco... Dos y medio... Tre— Entonces la puerta se abrió.
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Acosador - AMOLAD
FanfictionDes quiere enfrentar su miedo al tipo raro de las estrellas en la cabeza y termina envuelto en diversos problemas con Tim Awerthon, Louisa Lovelance y por su puesto en un drama con Leo Spindler. Por favor, no romanticen nada de lo que sale aquí. S...