Quiéreme

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El sábado de la semana siguiente, Des estaba instalado en casa del chico raro de las estrellas en la cabeza: tenía una cama nueva, había dejado de apoco durante las mañanas parte de su ropa y el fin de semana llevó algunas de sus pertenencias restantes. Oficialmente ya no vivía con su madre y Des sintió que por una vez, todo estaba perfectamente bien.

Los primeros días fueron complicados para Des: acomodarse en otra casa e intentar dejar de ser una visita fue complicado, no por que Leo le pidiera hacer cosas extra de la casa, al contrario, el moreno parecía disfrutar teniendo al chico cerca, complacerlo con la preparación del desayuno y no dejando que limpie. Terminaron acordando que abrían labores para cada uno y cada ciertos días, que los almuerzos los haría Des, pero que Leo resolvería la cena y que la ropa se lavaba martes o viernes. El moreno comentó que a veces irían sus amigos Will y Marcel, pero que él, Des, podría llevar a quien quisiera. Él se guardó la respuesta, en realidad no tendría a quien llevar.

Con la convivencia, Aeva aprendió que Leo no pasaba mucho tiempo en casa realmente, que tomaba todos los tours que podía manejar y cuando no estaba en eso, estaba ejercitándose, a veces salía a correr y otras en casa. Ver al otro usando una camiseta blanca ceñida a los abdominales por el sudor (que a veces se subía) y un pantalón gris de deporte que le colgaba de las caderas bien esculpidas mientras hacía burpee*** , fue un descubrimiento que el menor no pudo olvidar antes de dormir.

También notó no era una persona habladora aunque le hablaba a su pez como cualquier persona que tuviera una mascota, aunque este no tenía nombre; y que todos los días Spindler tomaba alguna clase vitamina por las mañanas en su habitación, o al menos, eso fue lo que dijo el moreno que eran.

Un dato que Des alguna vez supo y luego obvió es que Leo era una persona popular entre las damas, siempre que lo vio mientras acompañaba un grupo a alguna visita habría alguna chica intentando conseguir su número o interesada de forma poco natural en el panorama cultura. Jamás le vio o supo que el mayor haya cedido, y algunas eran realmente lindas, por lo que intuyó, el guía turístico no se movía en esa línea, no obstante, a veces Leo estaba horas y horas en su teléfono, escribiéndose con alguien. Aeva tenía la esperanza de que no fuera algún pretendiente y que si fuera al caso, al menos estuvieran en malos términos. De apoco fue desarrollando la idea de que él y Leo pudiesen ser un poco más que amigos al punto de que no le importaría ser el segundo plato del mayor. Des haría lo necesario para que Leo lo quiera tanto como él mismo estaba empezando a asumir que le quería.

Toda la dicha que Aeva podía sentir era ligeramente empañada por los mensajes de su madre. Hace semanas ella dejó de intentar llamarle porque él simplemente no contestaría, aun que a pesar de todo, no fue capaz de bloquearla también. De vez en cuando se limitaría a informar que estaba bien, sin embargo jamás le dijo con quién vivía ni dónde. El chico hubiese querido que la relación con ella fuese mejor, sentirse apoyado a la distancia, pero no era el caso: sabía que él no se abrió ni lo haría en un futuro cercano, no cuando creía que no podría contar con su confianza para decidir, no cuando tiempo atrás, antes de mudarse ella dijo "tienes una hora con el psicólogo para el martes". Ella no le preguntó si quería ir o si es que podía al menos. Él sintió la orden entre aquellas palabras y rechazó la idea de inmediato.

Aun que la mancha de los textos de la madre era un dolor punzante para el chico, no era constante. Había conocido nuevas personas en el trabajo, fue un poco difícil encajar, después de todo los demás rondaban los 25 y él apenas había terminado la escuela, pero al menos aportaban algo de color a su panorama; comenzaba a dejar atrás al fin la historia de Louisa, Life y Awerthon; y tenía suficiente dinero para darse pequeños lujos... todos los problemas parecían enterrarse.

Dos meses más pudo durar aquella fantasía, cuando en otoño fue despedido del trabajo: el sobrino de un gerente estaba desempleado y Des realmente no era importante. Es así, con un mejor horario y sueldo, fue que alguien más se quedó con la única fuente de ingresos del chico.

Acosador - AMOLADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora