UNA APUESTA QUE CAMBIO NUESTRAS VIDAS

PELEAS Y SENTIMIENTOS NO CORRESPONDIDOS

La mañana llegó, y el pelinegro, despertó más temprano de lo normal, amaneció de muy buen humor, tomó una ducha, se cambio y peino para pasar por SU novia.

Como le agradaba pensar en eso, cada vez que se acordaba ponía una media sonrisa.

-Mi novia, ya es mi novia –y pensar que al principio era sólo una más en su lista, siempre había tenido muchas mujeres, y una con la que más se enredo, fue con la zorra de Karin. –tsk, que estúpido fui. –ahora le causaba repulsión acordarse de ello, -Karin era la más zorra con la que se había metido, y eso le causaba cierto asco al ver la diferencia tan grande entre ella y su novia.

Dejo de pensar en eso y se dirigió al comedor a desayunar. Pero no estaba solo, sus padres ya estaban en la mesa.

-¡Buenos días hijo! –le dijo su madre Mikoto.

-Buenos días... Y ese milagro que cuento con su presencia en el desayuno –se podía distinguir cierto reproche en sus palabras. Nunca comían juntos en ninguna hora, nunca hablaban, nunca convivían, y eso le ha ocasionado cierto resentimiento a Sasuke.

-No empieces Sasuke –ahora era su padre el que habló. –Tenemos tiempo libre, eso es todo.

-Hmp... como digan- se sentó de mala gana, prefería comer sólo, ya que se había acostumbrado a desayunar SIN NADIE.

-¡y dime Sasuke! ¿Cómo te va en la escuela? -Mikoto quería entablar una conversación con su hijo.

-Bien.

-¿has tenido problemas?

-no

-¿hay algo que nos quieras contar que te ha pasado?

-no –seguía contestando con puros monosílabos.

-Sasuke deja de contestarle así a tu madre –dijo el señor Fugaku hastiado de oír cómo le respondía a Mikoto.

Sasuke puso una mueca de fastidio, querían enterarse de todo lo que le pasaba en el tiempo que no estuvieron con él, en un pequeño tiempo libre de 15 minutos de su tan apretada agenda.

-Y dime Sasuke ¿hay alguna chica que te guste? –volvió a preguntar su madre.

-Sí.

-¿y es tu novia?

-Sí, de hecho ayer se lo pedí –trató de no ser tan seco con su madre.

-¡De verdad!... deberías traerla a la casa algún día para conocerla, nunca has traído a tus novias a la casa.

-¿para qué? Seguramente van a estar ocupados.

- ¿De qué familia viene?, ¿Quiénes son sus padres? – Fugaku pregunto sin darle importancia a lo que había dicho su hijo.

-demonios-sabia que le preguntarían eso.

-para que quieren saber ahora sí de mis cosas, si nunca lo hacen. –trato de evadir la pregunta.

-Esto nos concierne también a nosotros, tiene que ser alguien de buena familia, de nuestra clase social que pueda beneficiar nuestros intereses... así que, ¿Quién es?

-No tengo por qué decírselos.

-Pero Hijo- decía Mikoto.

-ya basta madre, no insistan-le alzo la voz, no le gustaba hablarle así, pero ya lo estaban fastidiando.

-no le hables así a tu madre –lo volvió a amenazar su padre.

-¿y cómo quieres que les hable?, quieren saber en un rato lo que me pasa en todo el tiempo que no se acuerdan que tienen otro hijo a parte de Itachi, sólo para aumentar su imperio.