:: Capítulo Nueve ::

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Buenas tardes mis estimadxs lectorxs! Cómo están? Espero que muy bien :)

Yo aquí estoy de vuelta compartiendo con uds un nuevo cap de mi locura. En esta ocasión les traigo un episodio algo cargadito y es probable que les resulte pesado de leer, porque básicamente consiste en una extensa charla entre Darien y Serena. Pero que nos servirá para conocer un poco más de él y también para ver cómo siguen avanzando las cosas entre ellos dos.

Antes de invitarlxs a leer, les hago una aclaración importante: Hoy de nuevo he recurrido a una canción para 'musicalizar' el cap. Casi hacia el final transcribo algunos fragmentos de la letra y su traducción, que podrán reconocer por la letra cursiva. Se trata de una muy bonita versión de "Lullaby of Birdland" interpretada por Aoi Teshima. Es un tema que pertenece a la banda sonora del anime "Sakamichi no apollon". Espero que la busquen y la escuchen para complementarla a su lectura.

Bueno, sin más para decir por ahora, lxs dejo leer el NUEVE en paz!

Todos los personajes pertenecen a su autora Naoko Takeuchi, yo sólo los tomé prestados.

Abajito me despido,

Bell.-

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:: Capítulo Nueve ::

—Serena... —Darien volvió a llamarme.

Pero yo estaba estupefacta, paralizada frente a mi puerta, sin poder hacer ningún tipo de movimiento, sin saber cómo reaccionar, sin tener la lucidez suficiente -bendito champagne- como para identificar si realmente él me estaba llamando o si nada más se trataba de otra de mis absurdas y recurrentes fantasías.

—Oye, Serena —repitió con un tono de voz más elevado, lo cual me dio a pensar que esto podría estar pasando en verdad. Volteé lentamente y lo vi frente a mí de pie en medio del pasillo, con ropa formal pero descalzo y con una lata de cerveza en la mano—. ¿Éstas son horas de llegar? —me dijo con una simpática sonrisa.

—¿Qué?

—Bueno —chequeó la hora en su reloj—, aunque recién son las 2 de la madrugada, no es tan tarde todavía.

—¿Acaso... —aún me costaba comprender lo que pasaba y no lograba pensar con claridad—. ¿Acaso estás vigilándome? —pregunté con desconfianza—. ¿O es que me estabas esperando? —y una lucecita de esperanza se encendió en mi cabeza al considerar esa posibilidad.

—No —respondió de inmediato—. No, no. No es eso, no me malinterpretes. Sólo estaba... —titubeaba inquieto—. Yo también regresé un poco tarde esta noche y no podía dormir, entonces me puse a escuchar música, a beber algo y... te oí llegar.

—Ah, claro —recordé que hacía unos segundos estaba tarareando en voz alta una pegadiza canción de Madonna mientras atravesaba el pasillo. Y al percatarme de que seguramente me habría escuchado me sentí un poco avergonzada.

—Y bueno, quería saber cómo te fue en la fiesta. Era esta noche, ¿verdad? ¿La fiesta a la que te invitó Diamante? —yo asentí—. ¿Vienes de ahí?

—Sí, vine antes de que terminara porque estaba un poco mareada, no estoy acostumbrada a beber champagne —expliqué riendo nerviosa—. Así que el Señor Walkman me trajo hasta aquí.

—¿El Señor Walkman?

—No, no es Walkman, es... ¿Wallman? —¡¿cómo demonios se llamaba ese hombre?!—. No, Waltman... ¡Ay, no me acuerdo! —jamás lo recordaría—. Bueno, el caso es que él me trajo en su auto, Zafiro me acompañó.

Luna ExtrañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora