:: Capítulo Catorce ::

527 39 3
                                    


Hola gente querida del mio cuore! Aquí estoy de vuelta al fin! Cómo están? Espero que muy bien!

Mil perdones por mi ausencia... Sé que fue mucho más larga de lo que acostumbro, pero lo mismo creo que regresé relativamente pronto... :P

Por fortuna, y después de muchas interrupciones, he podido terminar un nuevo cap para continuar avanzando con esta locura. Aunque en esta ocasión no pasan demasiadas cosas, sino que más bien vendría a ser una especie de transición entre el nuevo acercamiento de nuestros amados tortolitos y lo que se viene después, habrá de todo un poquito, pero en términos generales será bastante liviano y tranquilo.

Así que lxs invito a leer el CATORCE en paz y espero que lo disfruten mucho!

Todos los personajes pertenecen a su autora Naoko Takeuchi, yo sólo los tomé prestados.

Me despido abajo,

Bell.-

.

.

.

:: Capítulo Catorce ::

Comencé a despertarme lentamente al sentir que alguien tocaba mi cabello con mucha suavidad. Eran unas caricias tan tiernas y delicadas que me provocaban mucha paz y tranquilidad, así que supuse que serían de Darien. Porque podía percibir la calidez de su cuerpo junto al mío, la tibieza de su aliento sobre mis labios y cuando sentí que se acercaba más a mí para regalarme un dulce beso, creí que mi corazón estaría a punto de estallar de tanto amor.

Abrí los ojos muy despacio y apenas lo hice lo reconocí frente a mí acariciando mi pelo sin parar y mirándome a los ojos con una de sus más adorables sonrisas. —Lo siento, no quise despertarte —dijo en voz baja.

Yo también sonreí embobada al verlo. —¿Qué hora es? ¿Cuánto dormí? —pregunté algo desorientada.

—No pasaron ni cinco minutos. Fui a la cocina a buscar algo para comer y cuando regresé ya estabas dormida.

—Es que estoy muy cansada.

—Lo estás, así que vuelve a dormirte, ¿sí? Yo iré a la cocina un momento y luego regresaré para dormir contigo, ¿quieres? —me dio otro beso y quiso alejarse de mí para levantarse.

Pero yo lo detuve tomándolo del brazo. —No te vayas —le supliqué—, quédate aquí conmigo... —y recurrí a mis lastimosos y efectivos pucheros para convencerlo.

—Está bien, está bien —accedió riendo—, me quedaré. Pero tú vuelve a dormirte, ¿de acuerdo? Tienes que descansar —me regaló otro tierno beso que yo alargué lo más que pude y después se incorporó para sentarse a mi lado.

Estábamos los dos en mi cama, en mi nueva habitación de mi nuevo departamento. Ese día, después de la extenuante y ajetreada mudanza, Darien y yo habíamos hecho el amor por primera vez. Y estuvimos inseparables por largas horas encerrados en mi nuevo hogar. No quisimos desperdiciar ni un solo minuto para demostrarnos lo que sentíamos sin nada que nos interrumpiera, para simplemente poder estar juntos como habíamos decidido hacerlo a partir de ahora. Y todo estaba siendo tan perfecto y maravilloso entre nosotros que sentía que flotaba por los aires de tanta felicidad.

Yo estaba acostada de lado con mi cuerpo desnudo envuelto en las sábanas y Darien, que estaba sentado junto a mí apoyado contra el respaldo de la cama, sólo vestía sus boxers y tenía un plato sobre sus piernas.

Luna ExtrañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora