:: Capítulo Diecisiete ::

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Hola hola, mis bellxs lectorxs! Cómo es que les va? Milenios sin leernos!

Lo primero que me sale decirles es ¡PERDÓN!... Sí, sí. Les pido perdón por haberme ausentado y abandonar mi fic durante tanto tiempo. La verdad es que he tenido muchos contratiempos y problemas -de todo tipo- que me impidieron contar con la concentración y dedicación necesarias para darle continuidad a esta historia.

Pero, como siempre les he dicho, AMO escribir y plasmar en mis locuras las cosas que pienso y siento. Así que aunque me haya costado muchísimo avanzar en la producción de este capítulo, he decidido publicar una parte del mismo, ya que me está quedando bastante extenso y considero que amerita publicarlo así antes de que pase más tiempo. Además mi impaciencia y desesperación son mucho más fuertes que yo, y prefiero publicar lo que tengo hecho antes que seguir esperando a tenerlo completo.

En fin, lxs invito a leer en paz esta parte del DIECISIETE y espero que lo disfruten.

Todos los personajes pertenecen a su autora Naoko Takeuchi, yo sólo los tomé prestados.

Me despido abajo!

Bell.-

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:: Capítulo Diecisiete ::

Zafiro y yo, una vez que salimos del edificio donde estaba el estudio de diseño de mi querido Diamante, fuimos caminando hasta un parque que había cerca de allí. Más precisamente al mismo que tiempo atrás habíamos visitado juntos después de encontrarnos -también 'de pura casualidad'- en una muestra fotográfica y que él muy gentilmente me invitara a tomar un helado.

Mientras andábamos yo le contaba con mucho entusiasmo sobre la propuesta de trabajo que me había hecho su hermano. —El cliente es el dueño de un importante y tradicional hotel del centro que quiere hacer unas remodelaciones en su restaurante —explicaba—. Según Diamante no sería algo demasiado complejo, por lo cual creo que me animaría a intentarlo siempre y cuando cuente con su apoyo y supervisión, claro.

—Sí, algo al respecto me comentó —dijo Zafiro—. Está convencido de que contigo conseguirá hacer un gran trabajo, porque cree que eres muy brillante, creativa y original, que el arte y el diseño te apasionan tanto como a él y que tienes mucho talento.

—Eso es lo que siempre me dice, ¡y hace que me muera de la vergüenza con sus cumplidos! —ambos reímos—. Pero no sé de dónde sacó todo eso si jamás ha visto un diseño mío. Sí hablamos bastante en algunas ocasiones sobre nuestros gustos, hemos intercambiado muchas ideas y todo eso, pero mis conocimientos no son para nada extraordinarios, ¡si ni siquiera sé dibujar, ya se lo expliqué cientos de veces!

—Es que él es muy intuitivo y perceptivo, en muchos sentidos. Debió haber captado algo especial en ti.

—No lo sé. Igualmente me siento muy halagada y sumamente entusiasmada con su propuesta, aunque al principio me haya resistido un poco. Y no veo las horas de que empecemos a trabajar juntos. ¡Estoy tan feliz! Es como un maravilloso sueño hecho realidad para mí.

—Me alegra mucho que así sea.

Después de llegar al parque y recorrerlo bastante sin dejar de conversar y reír, compramos unos helados en la misma tienda de la vez anterior y nos sentamos en una banca bajo la sombra de unos frondosos árboles.

Luna ExtrañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora