«Como el infierno»

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—Quédate conmigo... quédate siempre conmigo.

Era esa la oportunidad perfecta... Peter simplemente podía irse, mejor dicho "debía" irse, desaparecer en ese instante de la vida del rubio para siempre y comenzar una nueva por su cuenta, donde pudiera ser feliz, donde pudiera hallar la tranquilidad y seguridad que tanto anhelaba, donde nadie pudiera lastimarlo y donde el amor no doliera como el infierno.

Lo cierto es que, no era la primera oportunidad que se le presentaba, tampoco la única que desperdiciaba.

Peter tuvo miedo, como todas las veces anteriores.

A estas alturas era bastante jodido no saber lo que tu pareja era capaz de hacer. Y si Wade llegaba a matarse por su culpa, él jamás se lo perdonaría, viviría con la culpa en su consciencia para siempre, eso dolería todavía más... y no quería vivir con la muerte del ser que más amaba sobre su espalda.

Así que Peter decidió quedarse con Wade.

Él mismo lo supo cuando junto con un suspiro de resignación, dejó escapar su oportunidad perfecta para salir por aquella puerta.

—Cariño... por favor baja el arma— pidió en voz baja, avanzando con paso lento, muy lento, hasta su prometido.

—¿Te quedarás conmigo? — preguntó Wade, como si fuese una condición para bajar la pistola. Y de hecho, lo era.

—Lo haré... tú sabes que lo haré.

Wade asintió despacio y poco a poco fue retirando el arma de su cabeza, hasta dejarla a un costado de su pierna derecha.

Peter se detuvo cuando Wade bajó el arma.

El rubio le sonrió con calidez, como si lo estuviera reconfortando por la condena que acababa de aceptar —Ven aquí— dijo extendiendo su mano para que el castaño pudiera tomarla.

El menor avanzó un poco más y logró alcanzar la mano de su novio, se sintió tan distinto tocarlo esta vez... eran las manos de un asesino, y saberlo le revolvía el estómago y despertaba en él un pánico inexplicable.

El rubio besó el dorso de la mano del chico y sonrió. —Ven...— dijo, guiándolo despacio hasta el sofá, donde Peter se sentó y Wade se acuclilló frente a él, dejando el arma en la mesita de centro que estaba a sus espaldas.

Peter temblaba notoriamente, odiándose por eso, y el rubio tomó sus manos para besarlas cientos de veces.

—Te amo...— susurró, pero lo único que recibió en respuesta fue silencio, así que llevó su vista hasta los ojos del castaño —Por favor, dime que me amas también, a mí y a nadie más.

El joven cerró los ojos, trató de normalizar su respiración y callar sus sollozos para responder —Te amo Wade, a ti y a nadie más— lo peor fue que no le costó ni si quiera un poco decirlo, porque realmente lo sentía así, después de tanto, después de todo de verdad lo amaba y amarlo dolía, dolía como el infierno.

Una sonrisa se dibujó en el rostro del mayor —Shhh— con una de sus manos acarició la mejilla de su novio y limpió un par de lágrimas sobre esta —Escúchame, mírame a los ojos cariño— Peter obedeció —Lo que importa realmente es que me amas, y que te amo... sólo yo Peter, nadie más te ama como yo, nadie lo hará... Estamos comprometidos— continuó el rubio, acariciando con sus dedos la sortija que el castaño llevaba en su mano —Nos casaremos y estaremos juntos para siempre, ¿lo recuerdas? Para siempre. No lo olvides nunca Peter...—Peter negó inundado en lágrimas —A mí tampoco se me va a olvidar nunca, lo prometo— la mano de Wade que se encontraba en la mejilla del menor, viajó hasta su labio y limpió un poco de la sangre que seguía impregnada en él —No voy a volver a hacerte daño, te voy a cuidar, te voy a amar, te voy a proteger por siempre, lo juro. Lo siento mucho Pete... ¿puedes perdonarme por favor?

«Hurts Like Hell» → Spideypool AU♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora