Consejo 19- Escape

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Sus palabras se repiten en mi mente como un recuerdo que me atormenta, esas palabras que leí y que sentí.
Él me contó su historia, como acabó siendo un lunático casi cuerdo que dependía de las botellas de vodka y las noches desenfrenadas con sus amigos. Me contó cómo sucedió el accidente, como solo sobrevivieron ellos dos, como uno se sumió en un sueño casi eterno y como el otro se movía sobre una silla de ruedas. Me contó la historia más triste que había escuchado en mi vida, y lo peor, yo era la culpable.
-Se enamoró de ti como de nadie, tu partida fue el detonante de sus vicios.
Todo comenzó cuando te marchaste en ese avión, le abandonaste sin decirle si ese adiós era eterno, eso le destrozó, su corazón no supo asimilarlo y su mente fue destruyéndose poco a poco al no saber si volvería a verte. Estaba harto de soñarte, hasta el punto que te pensaba despierto, te veía donde no estabas, te escuchaba donde no había ruido y te amaba en cualquier lugar, a cualquier hora y sin saber si era real o no.
Vino a verme tras tres semanas de poca cordura y excesos. Llevaba un chandal antiguo, agarraba una botella fuerte y lloraba, gritaba y rabiaba. Me gritó, me exigió una explicación, me culpó por tu partida y te lloró. Después de aquel día comenzamos a quedar más a menudo, para hablar, beber o fumar, salir por ahí y evadirnos de todo, pero ese bucle comenzó a crecer y acabamos dentro de un coche, con cuatro chicos más ebrios que nosotros y gritando por nuestra libertad y la adrenalina, por la velocidad, el alcohol y tú, en su mente, lo ultimo que recuerdo de esa noche fue que lloraba, y te escribía, y un ruido tan fuerte como fugaz. Y así me desperté en una habitación como esta, buscándole hasta que le encontré y me juré que nunca más le dejaría que siguiera con sus vicios, que le iba ayudar de otra manera, sin cervezas y copas compartidas, sin coches llenos de humo y sin tener que morir para ello.
No sabía qué decirle, era la protagonista de una historia en la que el final no fue feliz, quería disculparme o decirle que le seguía queriendo como el primer día, pero era tanto lo que tenía que decir que me quedé callada.
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El aroma a rosas que está impregnado en las paredes es acogedor, pero no la imagen que se sume dentro de ellas, sigue conectado a esa máquina después de tres meses. Will está allí día y noche desde que le dejan verlo y yo, yo le envío rosas, le hablo de cosas banales hasta que rompo y le suplico que se despierte, que necesito escuchar su voz o reflejarme en sus ojos pero no sirve, siempre acaba igual, Alex apoyándome y Will pidiendo que me vaya.
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Consejo 19: La vía de escape más fácil es la de volverse dependiente de algún vicio, así te evades por pequeños momentos pero no dejan de ser momentos, no dejan de ser horas o días pero no es duradero por eso te sumes en un bucle del que no puedes salir.
"No intentes acabar con tus problemas acabando con tu vida"
Alexis.

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⏰ Última actualización: Sep 02, 2017 ⏰

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