《 catorce 》

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Todo, absolutamente todo, se le estaba yendo de las manos, más allá de lo que podría omitir y llevar con calma. Rosé no era ciega, mucho menos idiota, aquellas cualidades estaban muy lejos de tener que ver con su persona, por lo que fácilmente podía percibir lo que estaba ocurriendo, y quienes estaban interfiriendo.

Lo había notado. Bastó con unos cuantos mensajes de texto y el nombre de Jennie ser mencionado en cada uno de estos, que leyó en el celular de Lisa para que cierta tarde en la que la susodicha se encontraba ausente, decidió marchar y tener un encuentro con la castaña, quien, sin abstención alguna, hubo aceptado la cita.

En el penthouse de un lujoso restaurante y hotel que reservó solo para su persona y compañía, permanecía con sus manos elegantemente colocadas sobre sus delgadas piernas, las cuales eran cubiertas por un vestido rojo de abertura a un costado, y totalmente pegado a su anatomía, trazando mejor sus líneas. Su cabello azabache había sido acomodado detrás de sus orejas, adornadas con dos perlas respectivamente, y de las mismas en su cuello y muñeca. Era un encuentro formal, después de todo; tan solo estaba a esperas de la mujer de su misma edad.

El sonido de la puerta de cristal ser abierta resonó en la amplia sala del apartamento. Desde la mesa adornada con seda negra, rosas de tono carmín, y velas aromáticas, Rosé dirigió su vista hacia la visitante, y al percibirse de la llegada de Jennie, sus expresiones se mantuvieron intactas aun si durante el trayecto de la castaña hasta situarse frente a ella mantuvieron miradas fijas.

Jennie Kim lucía una vestimenta brillante. Un vestido con destellos grises en toda su extensión, de una manga sin escote tan solo sosteniéndose en uno de sus hombros. Accesorios negros, y su cabello atado a una coleta. Una sonrisa genuina hizo brillar su rostro aún más en cuanto tomó asiento y saludó a su vieja amiga y, también, ex novia.

—Tanto tiempo, Roseanne —mencionó de forma casual la de tez bronceada a una pelinegra inexpresiva y queda—. Admito que estoy bastante intrigada acerca del motivo por el que nos citamos, pero, no sé si deseas degustar de la cena primero.

Rosé recobró la vida y respondió con una sonrisa tenue, pero educada, antes de tomar los cubiertos, incitándole a comenzar con la comida anteriormente puesta sobre la mesa redonda por uno de los meseros del restaurante. El silencio era lo que más abarcó el momento, agregando también el sonido de los artefactos de metal golpeando ligeramente el plato de vidrio cada vez que se hundía con el objetivo de tomar un bocado. Aunque a ninguna le molestaba, pues ambas se mantenían totalmente plenas y serenas.

—Y, ¿cómo te ha ido? —cuestionó cierta vez Rosé previa a limpiar su boca sutilmente con una servilleta, habiendo terminado al dejar la mitad del plato aun lleno.

—Bastante bien, siendo sincera. Aunque me gustaría cambiar algunas cosas, estoy satisfecha.

—Supe que te volviste socia de la empresa de tus suegros.

—Aclaro primero que el señor Lee no era mi suegro cuando firmamos contrato. —Jennie rió, y Rosé colaboró con una sonrisa ladina—. Y de todas formas, dejó de serlo hace poco... ¿Y qué hay de ti?

—Mi compañía a ido creciendo. Actualmente, es uno de los más grandes comercios de Corea, y también se ha involucrado con Japón y Tailandia —mencionó con un tono calmo, sin adular mucho de todos los progresos que hubo obtenido luego de aquella etapa.

—Siempre fuiste la mejor en moda, nunca dudé de ti —reconoció la castaña, viendo de tal forma fija a Rosé que a raíz de su mirada se perdió por fugaces segundos en el pasado, recordando viejas anécdotas y dolores. Una sonrisa fue fingida—. ¿Y como vas con esa soltería?

—Tengo a alguien —respondió de modo inmediato, curvando sus labios hacia arriba de tal forma que sus ojos se achinaron aun más—. De hecho, creo que ya conoces su nombre, y... tal vez, otras cosas acerca de ella —Jennie permaneció callada, mas aun así sin vacilar ni retroceder ante lo dicho, nada más dándole el permiso de continuar—. Y es acerca de eso de lo que quiero hablar.

Sins. (ChaeLisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora