11 de Diciembre: Mundos, donde lo imposible se convierte en realidad.

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-Mamá y yo iremos a comprar comida-Mary estaba usando un abrigo color mostaza mientras avisaba a todos que saldrían y regresarían en unos momentos.

Era increíble ver que todos estaban ahí reunidos como una gran familia para celebrar pronto la Navidad, y muy cerca llegaría al abuelo de Yuri, el gran Nikolai, nunca podría faltar el, el era quien contaba las historias que había vivido año tras año y que aparentemente nunca terminarían sus historias. La cara de Yuri al ver a su viejo abuelo era realmente adorable, sus ojos brillaban y se dilataban sus pupilas, realmente lo quería demasiado, tanto que aunque fuera ya grande aún tenía esa inocencia al abrazar a su abuelo, aquel que le había cuidado de niño, aquel que le dio consejos y aquella persona que lo vio crecer se había ganado un lugar en esta gran familia que poco a poco se hacía cada vez más y más grande.

El ambiente que se vivía ahí, adentro de esa casa era cálido y muy familiar, podías escuchar risas viniendo de donde quieras, ya sea en la sala, la cocina o simplemente en la habitación.

Era más cálido estar adentro de la casa, abrigándote de la fría y blanca nieve que trajo con ella Diciembre, pintando la fachada de tu casa a un brillante color. El color cambiaba drásticamente al entrar en esta casa, cambiabas de un color grisaseo con el azul del firmamento a un café de madera con tonos dorados y rojos brillantes.

Si que se respiraba el espíritu navideño.

Agradecían a la familia Katsuki de haber traído comida desde Japón, y también haberles ayudado a limpiar la casa, estaba desordenada, al parecer no era una muy buena idea de que vivieran cuatros chicos ahí, y mucho menos estando de vacaciones.

Makkachin y Potya estaban caminando y descansando por toda la casa, aunque eso no parecía impórtales, pues con un solo amanecer son estos dos quienes te despiertan aquí.

Por suerte tenían suficientes habitaciones para cada visita, y si no hubiera muchas ¿Qué más da? Dormir juntos calienta más que una simple fogata.

Y por cierto hablando de fogatas habían empezado a conseguir trozos de leña para calentarse en la helada noche del veinticinco de diciembre, aunque lamentablemente es muy común que Viktor termine gritando al aire "Yuuri, ven acá corriendo, que mi manta se está quemando" pero esta frase ya se había convertido en una frase que no podría faltar las próximas navidades.

Pero el momento más esperado era el de la primera luz del día del veinticinco, ansiaban en bajar por las escaleras y ver sus regalos bajo el árbol, con una nota entre el empaque, indicando para quien es cada uno.

Habían repetido esta tradición por mas de dos años, y esperaban con un gran deseo de que esto continuará, por los siglos de los siglos, querían hacer que perdurará esa fecha.

Porque nada es mejor que convivir una fecha tan importante como estar en familia.

Esperaban con gran alegría el delicioso Katsudon que sin duda prepararía Hyroko, y que sin duda se acabaría, y no nos podemos olvidar de los exquisitos piroshky que Nikolai haría junto a Yuri, estás fechas serían de comer y engordar, como siempre.

También esperaban las luces adornando toda la casa, con guías, esferas en el árbol lleno de peluches, y listones decorando este, haciendo que la casa se vea mucho más alegre de lo que ya está, y sin duda alguna esperaban a cada uno de los integrantes de esa familia, que sin más espera tendrían que llegar.

🏵All I Want For Christmas Is You. 🏵[Otayuri] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora