Capítulo 3: Parte 1:
Trapos, platos y pisos sucios. Fue todo lo que Lou vio durante tres horas hasta que llegó la hora del almuerzo de los alumnos. Lou deseaba que Jared llegar a visitarla esta vez, pero no más que Lila la encargara de llevar la comida del chico del jardín de nuevo.
Lou se mantuvo persiguiendo a Lila para que le diera la orden, pero esta estaba tan metida en sus asuntos que ni se percataba.
—Buenos días, señoras —saludó Jared entrando a la cocina.
—Buenos días, J. ¿Qué quieres almorzar hoy? —le preguntó una de las chicas; Kim.
—Hola —le dijo efusivamente buscando con la mirada a Lou, sonrió al verla y susurró: —Ya sé lo que quiero almorzar hoy.
—¿Qué? —le preguntó Kim.
—Un segundo, preciosa —le dijo a Kim y se acercó a Lou.
—Ah, hola Jared —dijo con una ristra de platos limpios entre los brazos.
—Lou, déjame ayudarte con eso —Jared tomó todos los platos que traía.
—No tienes que hacerlo; es mi trabajo.
—Me place hacerlo —dijo poniendo los platos sobre el mostrador.
Lou miró a Jared de pies a cabeza, era un chico muy atractivo. Entendía por qué las chicas se derretían como mantequilla cuando él estaba cerca, él era todo un horno.
—Lou, lo que viste ayer en el salón de clases…
—¿De qué hablas? —Lou parpadeó rápidamente.
—Sé que me llevo demasiado bien con las chicas… —frotó sus sienes.
—Y con los chicos —agregó Lou—. Todos te quieren, Jared; eres un buen chico —le sonrió para luego posarse al otro lado del mostrador. Buscó a Lila con la mirada, pero sólo se encontró a Kim y Valerie murmurando mientras miraban a Jared—. Creo que ellas quieren decirte algo —señaló a las chicas.
Jared se volteó y ellas se sonrojaron de inmediato. Rodó sus ojos y volvió la vista a Lou.
—Lou, ¿quieres salir conmigo? —dijo Jared directamente.
—¿Tu padre está enterado de esto? —replicó Lou.
—Tengo diecinueve años —bufó.
—Ya. Y, ¿quién paga tus estudios, tu vivienda, tu comida, tus gastos, tus diversiones y la salida que me estás proponiendo? Dime, Jared. ¿Lo haces tú solo? —Lou alzó una ceja. Se sintió indignada por la poca importancia que él le daba a sus padres, cuando ella mataba por tener uno solo.
Jared permaneció en silencio con la vista clavada en el suelo y la mandíbula presionada.
Lou miró detrás del hombro de Jared como Lila le daba la misma bandeja del día anterior a Kim.
—Kim, ve a dejar esto —le dijo Lila a la chica.
Lou se alarmó de inmediato. Se desprendió de la conversación con Jared y caminó a prisa hacia Lila.
—Ay, Lila, sabes lo que me pasó la última vez —dijo Kim de mala gana.
—Yo puedo ir —se ofreció Lou ilusionada.
Lila frunció el ceño, Kim vio la luz al final del túnel y Lou moría por tener la bandeja en sus manos. Lou sintió una eternidad cuando al fin Lila despegó sus labios para hablar.
—Está bien —accedió dándole la bandeja—, pero si regresas con la bandeja tendré que decírselo al director.
—No te preocupes, Lila; no regresaré con ella —dijo Lou con una sonrisa de oreja a oreja. Se encaminó hacia la salida trasera casi bailando de la alegría.