Capítulo 10: Parte 3:
─Jared, por favor, te pido que no me juzgues.
─¿Qué no te juzgue? Lou, es con tu hija con quien estás jugando ─me recordó Jared.
─Lo sé, por ella lo hice.
─¡Por ella! ¿Crees siquiera que ése infeliz pueda querer a MJ? Lo más probable es que regresó porque se vio entre las duras y las rocosas y necesitaba dinero.
─Él es el padre de Mègane y ahora ya no puedo escondérselo.
─¡Claro que puedes! Sólo tiene dos años, ¡se le olvidará rápido!
─¿Cómo puedes hablar así? Es hora de hablar crudo, Jared. Mègane no es tu hija y nunca lo será esté o no Marco.
─¡De eso ya me di cuenta! Sé que ella es mi prima, y aunque yo te amo, esa niña se ha ganado mi cariño aún más que tú y no dejaré que ni Marco, ni siquiera tú pongan en riesgo su seguridad. ¿Ya viste a esa mujer, la tal Rose? ¡Traía unas fachas de drogadicta perdida! Sabe Dios en qué tipo de burdel de mala muerta la encontró ese malnacido.
─¡Por favor, Jared, no me creas tan estúpida! ¿Acaso piensas que le entregaré a la niña en bandeja?
─No lo haces por ella, desgraciada egoísta, todo es por ti. Acéptalo, Louisianna, ¡lo sigues amando!
─¡Esta conversación ha concluido! ─salí de la cocina con Mèg en brazos y subí a la habitación con ella.
Le quité la ropa y la metí en la bañera. Era tan agradable verla balbucear y jugar con sus juguetes de goma.
─Papi, mami, yo ─decía haciendo un conteo de sus juguetes. Yo era el pato, Marco el barco y ella la muñequita rosa─. Y tío JJ ─tomó la esponja de baño.
─¿Y tía Jane?
─Tía Jane ─tomó la botella de champú.
─¿Tú quieres a tía Jane?
Mègane asintió.
─Cathy eh Dani eh Haly eeh tú ─comenzó a chapotear en el agua─. Mami eh papi ─tomó el barco y el pato─. Mua mua mua ─unía ambos jugetes simulando besos─. Mami eh tío JJ, mua mua mua.
─Wow, vaya concepto tienes de tu madre, Jolene ─la saqué del aguay luego de vestirla la recosté en la cama y se quedó dormida.
Bajé las escaleras y me encontré con Jared y una flor en su mano derecha. Solté un suspiro mientras descendía la última grada.
─Hola, Lou.
─Hola, tío JJ ─bromeé.
─Quiero pedirte disculpas por la discusión que tuvimos hace una hora ─se acercó a mí obsequiándome la margarita.
La tomé y le sonreí.
─Eres un tonto ─lo halé del brazo y lo uní a mí.
Él rodeó mi cintura con sus manos y me apegó más a su cuerpo.
─Quiero hablar contigo, Jared ─susurré ante sus ojos marrones.
Jared y yo salimos a dar una vuelta alrededor de la casa. Tenía una confesión que hacerle.
─Dime, ¿en qué problema me he metido ahora? ─suspiró él.
─En uno muy grave ─le sonreí.
Él frunció el ceño y se detuvo frente a mí.
─Te escucho.
─Jared James Lí Styles, yo... he tenido un repentino cambio.